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SIGUE DISCUTIENDOSE EN EL GOBIERNO EL
CAMBIO POR DECRETO DEL REGIMEN PREVISIONAL
Menor poda para las jubilaciones medias

Habrá una escala gradual para suavizar el impacto de la supresión de la PBU para quienes sufrirían una quita de hasta 40 por ciento en su haber. No se sabe cuándo podrá firmar De la Rúa el decreto.

Ministros Machinea (Economía) y Storani (Interior).

Por Julio Nudler

El haber mínimo garantizado para los futuros jubilados será de 300 pesos, como anunció el presidente De la Rúa el viernes último. Sin embargo, la violenta quita que supone la supresión de la Prestación Básica Universal (PBU), congelada desde hace años en 200 pesos, será suavizada para quienes se hubiesen retirado, según el régimen vigente, con haberes de $ 500 o más. Este objetivo se logrará mediante la aplicación de una escala gradual. De esta manera quiere evitarse que la pérdida que sufrirán los futuros pasivos llegue hasta un 40 por ciento, de modo que resulte algo menos dramática. A su vez, la percepción de un haber mínimo de 300 pesos por parte de quienes se jubilen desde el 1 de marzo de 2001 será garantizada mediante una Prestación Suplementaria (PS). Esta asegurará que ninguno de los nuevos pasivos, después de sufrir el despojo de la PBU, perciba un haber mensual inferior al nuevo piso mencionado. Teniendo en cuenta que la mensualidad promedio que están recibiendo quienes se han estado jubilando por el régimen de capitalización es de unos 420 pesos, tras restarles la PBU el Estado debería suplementarles el haber con unos 80 pesos para que alcancen los 300. La módica buena noticia, entre tanta mala nueva, de la escala gradual para la eliminación de la Prestación Básica sería la principal novedad de los últimos febriles retoques al proyecto de decreto de necesidad y urgencia con que se reformará el régimen previsional de la ley 24.241 de 1994. Después de largas horas de discusión, por momentos caótica, entre representantes de diversas áreas de Gobierno, anoche seguía sin definirse del todo el texto y parecía improbable que el Presidente pudiera firmarlo hoy, salvo que decida darle un corte al debate. Ni siquiera se consideraba totalmente descartada la opción de enviar la iniciativa como proyecto de ley al Parlamento por el temor a los cuestionamientos judiciales.
Cuando, de una u otra forma, rija la reforma, con supresión del régimen de reparto (jubilación estatal), las mujeres no sufrirán solamente un aumento de cinco años (de 60 a 65) en su edad jubilatoria (el corrimiento será gradual, hasta quedar completado en el 2011) sino también algún perjuicio adicional. La ley de 1994, que exige 30 años de aportes, concedía la posibilidad de completar ese requisito mediante una declaración jurada cuando no se pudiesen demostrar algunos años de trabajo con aportes. El número de años así declarables viene reduciéndose, hasta ser actualmente de sólo cuatro. Pero, al subirse la edad jubilatoria, no pocas mujeres se hallarán con que al cumplirla deberán documentar la totalidad de los 30 exigidos. De no poder hacerlo, tampoco podrán jubilarse.
No serán muchas, por lo demás, las mujeres favorecidas por la unificación de las tablas actuariales para el cálculo de la renta vitalicia en el momento del retiro. Como la esperanza de vida femenina es mayor que la masculina, las aseguradoras privadas les pagan a ellas una mensualidad más baja que a ellos. La reforma en marcha eliminará esta diferencia, obligando a aplicar una tabla unisex, promedio de las dos. Pero esta ventaja, que elevaría entre 5 y 10 por ciento los haberes de las futuras jubiladas, sólo favorecerá a solteras y viudas. Las casadas no ganarán casi nada, dado que las compañías de seguros que venden estas rentas, que se compran al momento del retiro con el fondo acumulado en la AFJP, toman en cuenta también la expectativa de sobrevida del marido, heredero del haber en caso de morir la esposa.
Por la misma razón, la unificación de las tablas actuariales perjudicará, con una reducción de la paga mensual de entre 5 y 10 por ciento, a los varones que lleguen solteros o viudos a la pasividad. En cambio, los casados no notarán casi ningún cambio. Como ya sucede actualmente, si optaron por unir su destino a una mujer notoriamente más joven, siguiendo el ejemplo de Carlos Menem, será muy magra la renta mensual que cobren, porque a su esperada sobrevida habrá que sumarle la de su lozana compañera.
La eliminación del régimen de reparto tendrá un efecto económico casi imperceptible, ya que actualmente tres de cada cuatro trabajadores nuevos (los llamados indecisos) no se resuelven por ninguna opción y son asignados por tanto al sistema de capitalización individual. La mayoría de los que sí optan eligen el régimen privado. En cambio, la supresión del sistema estatal es políticamente muy importante porque tranquiliza a los capitales privados jugados a este negocio, ya que termina con toda posibilidad de presionar porque se abra la posibilidad de volver al reparto una vez elegida la capitalización. Esto reasegura a las AFJP, que hoy manejan ya 19.600 millones de pesos, y que en el 2010 administrarán como mínimo 100 mil millones, y nunca menos de 220 mil millones en el 2020. Ningún otro sector detentará un poder financiero ni siquiera parecido.
Otra novedad que traerá la reforma será la ampliación del techo para la inversión de los fondos jubilatorios, manejados por las AFJP, en títulos públicos. Hoy el tope está fijado en 50 por ciento para bonos emitidos por la Nación, y otro 15 por ciento para papeles de otros entes estatales, como las provincias. El total de 65 por ciento será flexibilizado, pudiendo alcanzar, según diferentes propuestas, al 78 o al 85 por ciento. Esto significa que los futuros ingresos de los trabajadores, para sostén en su vejez, podrían quedar casi totalmente jugados al riesgo de una cesación de pagos del Estado argentino, todo esto después de haber “privatizado” el sistema.

 


 

DENUNCIA POR ABUSO DE AUTORIDAD
Apunten al Presidente

La fiscalía federal decidirá en las próximas horas si promueve una investigación penal contra el presidente Fernando de la Rúa, a raíz de una denuncia radicada ayer contra el mandatario por su decisión de reformar por decreto el régimen previsional, del cual quedará abolido el tradicional sistema de reparto. Los abogados Marcelo Parrilli y Antonio Liurgo denunciaron al Presidente por la posible comisión de los delitos de abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público y malversación de caudales públicos, en virtud de la reforma previsional anunciada el viernes último.
La acción apunta contra la intención del Ejecutivo de abolir el régimen de reparto, la eliminación de la Prestación Básica Universal (PBU) y la elevación a 65 años de la edad de jubilación de la mujer. Los fiscales Jorge Di Lello y Jorge Alvarez Berlanda, en tanto, recibieron desde el tribunal federal 10, a cargo del juez Gustavo Literas, la denuncia efectuada por Parrilli y Liurgo. Ahora, la fiscalía debe decidir si requiere medidas para investigar al Presidente o desestima la acción.
Para los denunciantes, que pidieron la declaración indagatoria del Presidente y sus colaboradores, el Gobierno, para obtener una “pretendida tranquilidad y calma del sistema financiero”, se encaminaría a “desbaratar derechos y garantías constitucionales y ampliar más la esfera de ausencia y desamparo del Estado sobre cuestiones que son indelegables”. “El único perjudicado es el habitante de este suelo, que ve cercenado su derecho a la previsión social, cediendo una parte de su esfuerzo a empresas que lucran, como primero y único objetivo, mientras el Estado –que debe garantizar la función social que dimana de la Constitución– oficia de anfitrión en la mesa de negociación donde el gran ausente es el ciudadano”, razonaron los abogados en su presentación.

 

 

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