Por Luis Bruschtein
En un rol de fino analista
más que de político, el ex gobernador bonaerense
y actual titular del Congreso Nacional Justicialista, Eduardo Duhalde,
coincidió, podría decirse con una parte considerable de
la opinión pública, al asegurar que la Argentina es
un país con todas las potencialidades para ser muy importante,
pero que no es así porque tiene una dirigencia de mierda.
El cable con las declaraciones de Duhalde advertía que llevaba
expresiones soeces, fórmula que utilizan las agencias
para calificar las malas palabras y no las actitudes políticas
que las provocan. Las declaraciones de Duhalde a Radio 10 de ayer a la
mañana eran gozosamente festejadas por los taximetreros y se convirtieron
en ese titular no escrito que se transmite de boca en boca en la calle.
A mucha gente le encantó esa definición y a otros les molestó,
pero no encontraron forma de rebatirla aunque pusieran la mejor predisposición.
Y muchos tampoco prestaron atención en que quien la decía
también era un político. Duhalde sí, y por lo tanto
se incluyó en esa calificación. El ex gobernador insistió
en que en general, hay una dirigencia con una mediocridad absoluta
y advirtió que el país se encuentra en una situación
preanárquica y que, a pesar de tener todas las condiciones
para salir, por este camino es imposible.
Es una regla, con sus excepciones, que los militares pueden volverse democráticos
o progresistas cuando dejan de serlo y pasan a retiro. En el caso de los
políticos, pareciera que la lucidez irrumpiera cuando dejan de
hablar como tales y pueden involucrar a su corporación en los análisis.
No hablo en particular de ninguna persona aclaró Duhalde,
digo que si se analiza el promedio histórico de la dirigencia argentina,
es de una mediocridad absoluta, e incorporo no sólo a los políticos,
sino a los sectores empresarios y sindicales.
El dirigente justicialista, que fuera boicoteado por su propio compañero,
el ex presidente Carlos Menem, durante la última campaña
electoral, indicó que a pesar de las posibilidades y potencialidades
estamos en las condiciones actuales por culpa nuestra, no por culpa de
los de afuera. Sobre si De la Rúa podrá terminar su
mandato, afirmó que hay algo que le da una chance y que pocos
tienen en cuenta, que son las ganas de la gente de salir, de que el presidente
acierte.
Duhalde aclaró que hablaba enojado, con una impotencia enorme
y angustiado porque la verdadera crisis moral es no resolver
el tema de la exclusión en un país que lo puede resolver.
Opinó que por este camino es imposible y advirtió
sobre situaciones preanárquicas que se comienzan a
vivir como sucedió en Salta. Ya entrado en calor, criticó
a los economistas que desde hace algunos años están
enseñándonos cómo se gobierna, pero que ninguno
de ellos, ninguna escuela económica puede medir la energía
de un pueblo en su sector laboral y productivo. Sostuvo que esa
energía se desperdicia cuando no hay nadie capaz de conducirla
y que hace falta un proyecto donde todos sean incluidos, que deje
de lado un modelo de ajuste para empezar un modelo de producción,
de crecimiento.
Si bien parecía un Duhalde piquetero, cuando se le preguntó
por el paro convocado por la CGT disidente y la CTA, respondió
que se va a perder esa energía de los trabajadores en algo
que no va a resolver sus problemas. No hay un proyecto de
país insistió, no hay una dirigencia que sea
capaz de convencer y, además, que tenga la ejemplaridad para que
la gente, cuando ese grupo de personas haga un planteo, no sólo
le crea, sino que esté dispuesta a seguirlo.
Los políticos mediáticos de esta época no dicen lo
que piensan, sino lo que suponen que la gente espera que digan. Entonces
parece que piensan lo mismo que la gente. Al mismo tiempo están
tan pendientes de sus pequeñas alianzas y contraalianzas y de la
aprobación de los mercados, que se esmeran en decir generalidades
y conceptos ambiguos. No parece este último el problema de alguien
que dice que la dirigencia es una mierda. Elproblema es si cree lo que
dice, que es también lo que cree mucha gente, o si solamente lo
parece. Lúcidamente diagnostica que no hay una dirigencia, en la
cual se incluye, capaz de convencer. Después de todo, Carlos Menem
llegó a la presidencia prometiendo revolución productiva
y salariazo.
SE
ENDURECE LA POSICION SOBRE EL PARO GREMIAL
Huelga, cacerolas y ollas
El paro general de 36 horas
dispuesto para la próxima semana será acompañado
por cacerolazos y ollas populares en todo el país. Así lo
aseguró el titular de la CGT rebelde, Hugo Moyano, haciendo caso
omiso al Gobierno que ayer, a través del vocero presidencial Ricardo
Ostuni, insistió en reclamar al sindicalismo que dé marcha
atrás con la medida de fuerza y se avenga al diálogo.
La primera jornada de protesta, que se iniciará el jueves 23 al
mediodía, tendrá actos y concentraciones en las principales
plazas del país. Por ello, la CGT rebelde que aglutina a
los gremios del transporte dispuso que la medida no afecte a colectivos,
trenes y subtes hasta el día siguiente.
La principal olla popular se instalará en la Plaza de Mayo, con
el apoyo de la juventud peronista, según señaló Moyano.
Ha comenzado la resistencia de todo un pueblo que no está
dispuesto a seguir doblegándose, aseguró el sindicalista
durante un acto realizado con jubilados y pensionados en defensa del PAMI.
La CGT rebelde cuenta con el apoyo de la Central de Trabajadores Argentinos
(CTA), de Víctor De Gennaro, y la Corriente Clasista Combativa
de Carlos Perro Santillán. Y sumará en la segunda
jornada de protesta, el viernes 24, a la CGT oficial de Rodolfo Daer.
Tres representantes de este sector se reunieron el martes en el estudio
de Héctor Recalde, asesor legal de los rebeldes, para delinear
la acción conjunta. Allí estuvieron Armando Cavalieri, Oscar
Lescano y Andrés Rodríguez.
No fue sólo esa reunión la que ubicó en un lugar
de privilegio al abogado laboralista. Durante la misma jornada, Recalde
logró reunir en la presentación de su libro Crónica
de una Ley negociada, a personalidades de todos los partidos: Cristina
Kirchner (PJ), Alicia Castro (Frepaso), Elisa Carrió (UCR) a
través de una adhesión, el cura Luis Farinello y,
lógicamente, Moyano y el colectivero Juan Manuel Palacios, en una
arenga contra el Gobierno.
El trabajo del abogado profundiza sobre la cuestionada ley de flexibilización
laboral el título es todo un vaticinio ya que fue concebido
antes de desatarse el escándalo en el Senado, pero las expresiones
de los presentes en su lanzamiento formal extendieron las críticas
sobre la política económica de Fernando de la Rúa.
Ayer, Moyano seguía en esa línea. Si en 11 meses de
gobierno no ha traído ningún tipo de posibilidad de que
la situación de los trabajadores mejore, es evidente que algún
tipo de incapacidad hay. Y (los gobernadores del PJ también) se
equivocan cuando negocian los planes Trabajar. Lo que en realidad tendrían
que negociar es el cierre de la fábrica de despidos, porque ése
es el mal del país.
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