Por Raúl
Kollmann
La situación es
crítica. El riesgo es la posibilidad de motines o desórdenes.
Tenemos una superpoblación de detenidos en las comisarías.
Con estas palabras, el ministro de Justicia bonaerense, Ramón Verón,
confirmó lo adelantado ayer en exclusiva por Página/12:
que existe una advertencia oficial de la Bonaerense al Poder Ejecutivo
provincial señalando que si no se busca algún tipo de solución
a las condiciones de hacinamiento que viven los presos en las comisarías,
en diciembre pueden producirse hechos gravísimos, incluyendo motines,
muertes, peleas, fugas y tomas de rehenes. El próximo mes el calor
será intenso y se vienen las fiestas de fin de año, por
lo que la situación en las comisarías se va a tornar insostenible:
actualmente los presos se turnan para dormir, los baños se tapan
y el calor, las drogas y el alcohol, que les llegan más que nunca
a los presos a fin de año, conformarán un cuadro que la
propia Bonaerense considera imposible de manejar. La política de
mano dura sin prevención ni estrategia penitenciaria alguna
de recuperación de los presos ya está en un callejón
sin salida.
Ante distintos medios periodísticos, Verón reconoció
ayer que lo publicado por Página/12 es cierto. Este mismo
fin de semana tuvimos problemas, motines, en cuatro comisarías.
En los calabozos hay 5300 detenidos, más del doble de la capacidad.
Es cierto que no se reúnen las condiciones de alojamiento y me
preocupa la posibilidad de que la policía quede incapacitada operativamente.
Este diario reveló ayer algunos casos dramáticos. El ejemplo
más nítido es el de la comisaría de Beccar, desde
la cual se fugaron presos hace dos semanas. En total, los detenidos eran
23, pero había sólo 8 camas, por lo que debían turnarse
para dormir. Con el hacinamiento, prácticamente ninguno podía
dormir más de dos horas por noche, creando un sucesión permanente
de peleas y situaciones de riesgo. Además, sólo había
baños para 6 personas, por lo que las cañerías estaban
permanentemente tapadas, produciendo un olor insoportable. Por otra parte,
la superpoblación de presos hacía imposible las requisas
en las celdas, para comprobar las condiciones de seguridad. Todo terminó
en que los detenidos limaron los barrotes y, seguramente en combinación
con alguno de los guardias, se dieron a la fuga. Se escaparon 15 de los
23 y sólo fueron recapturados tres. Entre los presos había
algunos que provenían del penal de Sierra Chica, es decir que se
trataba de individuos peligrosos, convictos por homicidios.
Verón sostuvo que se están construyendo diez cárceles
y cinco alcaidías, pero eso lleva tiempo. En verdad, el ministro
está presionando para que de los 5300 presos que hay en comisarías
se trasladen dos mil a las cárceles, pero el Servicio Penitenciario
sostiene que ya tiene tras las rejas una cifra que constituye el record
histórico: 15.000 detenidos. Ayer Verón reiteró su
postura: El Servicio Penitenciario tiene que hacer cierto esfuerzo,
pero espero que se comprometa mucho más. Yo sé que la capacidad
es limitada, pero los presos siempre van a estar mejor en las prisiones.
En verdad, el gran problema es que existe una gravísima crisis
de toda la política de seguridad del gobernador Carlos Ruckauf.
Su prédica a favor de la mano dura y de meter bala
a los delincuentes deriva en una presión sobre policías,
fiscales y jueces que, en algunos casos, se han convertido en máquinas
de detener y mantener personas entre las rejas. A esto hay que agregarle
las consecuencias del desempleo y la situación social, sin que
el gobierno haya dispuesta política alguna de prevención.
Con esos elementos, el número de presos aumenta en forma sideral,
al punto que en las comisarías están alojados hoy más
del doble de los detenidos que había hace un año. Y, para
colmo, el calendario se aproxima a diciembre, donde las detenciones aumentan
todavía más. Verón reconoció ayer utilizandopalabras
más suaves que antes de fin de año, en el Gran Buenos
Aires, puede entrar en erupción el volcán de las comisarías.
ACUSARON
A CHICOS DE 12, 14 Y 18 AÑOS
Un asesinato después de la escuela
Tres adolescentes de 12, 14
y 18 años fueron detenidos en Misiones por estar sospechados de
haber asesinado a un remisero de 23 puñaladas. No sólo las
edades fueron sorprendentes: el padre del chico de 12 años es suboficial
del Ejército, y el de 14 es hijo de otro suboficial, en este caso
del Escuadrón XII de Gendarmería Nacional. El cadáver
del remisero asesinado había sido encontrado el sábado último
en las afueras de localidad de Bernardo de Irigoyen, ubicada a aproximadamente
a 300 kilómetros de Posadas, cerca de la frontera con Brasil, con
múltiples puñaladas en la espalda y en el pecho. Se supone
que los chicos llamaron al remise para asaltar al conductor, quien se
habría resistido. Entonces lo mataron.
El mayor de los detenidos es brasileño y fue apresado en su propia
casa donde, según relataron fuentes policiales, confesó
su participación en el crimen y delató a sus dos cómplices.
El chico de 12 años fue interceptado a la salida del colegio y,
cuando se allanó su domicilio, los policías se toparon con
gran cantidad de ropa manchada de sangre. El otro menor fue detenido en
su casa, donde se encontraron armas blancas en un pozo de agua dentro
de la vivienda. No se suministraron los nombres de los detenidos por cuestiones
legales, debido a que se trata de menores de edad.
La víctima del truculento crimen es Adán Dos Santos, de
23 años, que fue acuchillado el viernes por la noche después
de resistirse a que lo asaltaran. La desaparición de Dos Santos
movilizó de inmediato a la policía misionera, ya que otro
remisero había sufrido el día anterior un intento de asalto.
De esa forma, se desplegó un amplio operativo que se extendió
hasta el día siguiente, en que fue hallado el cuerpo ferozmente
apuñalado, en un camino vecinal, a 50 metros de la ruta nacional
14.
Las investigaciones encaradas determinaron que los tres chicos habían
abordado el auto que manejaba Dos Santos en pleno centro de la ciudad
y le pidieron que los llevara hasta el barrio Ramos, en las afueras de
Irigoyen. Allí le perdieron el rastro y desde la remisería
denunciaron la desaparición del chofer. La policía determinó,
además, que el mayor de los adolescentes había concurrido
el sábado a un hospital para ser asistido por una herida cortante
que tenía en una mano.
Los menores quedaron a cargo del Juzgado Correccional de la ciudad de
Eldorado y serán indagados por la Justicia junto al joven de 18,
quien quedó a disposición del juez de instrucción
de la misma ciudad, Horacio Saldaña.
El hecho provocó conmoción en la localidad fronteriza, donde
los remiseros realizaron una marcha para reclamar justicia para su compañero
asesinado, mientras solicitaban a las autoridades judiciales que no dejaran
en libertad a los supuestos homicidas pese a ser menores de edad.
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