Por Duncan Campbell
Desde Los Angeles
¿Fue Ralph Nader un egocéntrico
Don Quijote, que posiblemente le entregó el país a George
W. Bush, o es que su candidatura energizó al proceso electoral,
forzó a los demócratas a reexaminar sus conciencias y aportó
una ráfaga de aire fresco al contaminado sistema político
de Estados Unidos? Nader, el candidato presidencial del Partido Verde,
obtuvo 2,7 millones de votos en toda la nación, cerca de un 3 por
ciento del voto. Más importante aún, obtuvo 97 mil votos
en Florida. A las pocas horas del primer recuento de votos, los demócratas
lo estaban atacando ferozmente por haberle dado la presidencia a Bush
y por poner en peligro la ecología, el salario mínimo y
el derecho de la mujer al aborto. Ahora, los partidarios de Nader están
peleando de vuelta y las ondas radiales de la tierra son el eco del gran
debate Factor Nader. ¿Hizo lo correcto, o no? ¿Es
el héroe del pueblo o un villano egocéntrico?
Un tema entre los partidarios de Nader es que Al Gore le costó
a Nader votos vitales y no de la otra forma. Muchos que hubieran votado
por Nader en estados marginales como Washington, Oregon y Pennsylvania,
y no menos en Florida, fueron convencidos a último momento de votar
por Gore. Esto, dice la gente de Nader, significa que el Partido Verde
estuvo muy por debajo de su propio objetivo del 5 por ciento, lo necesario
para obtener fondos federales para la carrera en 2004, y que el canto
de sirena de Gore despojó al Partido Verde de sus propias esperanzas
de ser una tercera fuerza efectiva. El campo Nader también sostiene
que las bocas de urna mostraron que menos de la mitad de los votos de
Nader hubieran ido de todas maneras a Gore. El 40 por ciento de aquellos
a los que se les preguntó dijo que no hubieran votado por nadie
si Nader no se hubiera postulado y el 20 por ciento hubiera votado por
Bush.
Doug Ireland escribió en defensa de Nader en la publicación
radical In These Times: Los histéricos entre los liberales
demócratas y los familiares del partido en las clases charlatanas
que acusan a Ralph Nader de crear una crisis constitucional dicen tonterías.
Nader recibió casi 100 mil votos en California, pero, como repitió
hasta el cansancio durante la campaña: Sólo Al Gore
podía derrotar a Al Gore. Eso es lo que pasó en Florida.
Si Gore pierde ahí, es porque no logró convencer a los jubilados,
que supuestamente son el baluarte de los demócratas. Ireland
agrega: El gran logro de Nader fue inyectar una crítica sistemática
radical al discurso nacional, por primera vez desde que ese pensamiento
fuera desterrado por la Guerra Fría. Nader no se irá. Y
eso es bueno para la política progresista.
En ningún lugar el debate fue más duro que en The Nation,
un barómetro del pensamiento norteamericano de izquierda liberal.
El editor Marc Cooper había defendido el voto Nader antes de la
elección porque la otra alternativa era seguir abandonando
la esperanza y seguir paralizados. Después del voto, concluyó:
Este resultado está lejos de ser el mejor escenario para
aquellos que esperaban que Nader les diera a los verdes un futuro poder
sustancial. Ante el fracaso en establecer un Partido Verde financiado
con fondos públicos, sin embargo, el futuro poder dependerá
mayormente de la habilidad de Nader y su voluntad de tomar su lista de
75 mil contribuyentes de campaña y moldearla en la forma de una
entidad política identificable. Eso podría resultar aún
más problemático para aquellos que culpan a Nader por la
derrota de Gore.
Eric Alterman, otro comentarista de The Nation, escribió en un
artículo titulado Izquierda en ruinas: Nader
puede haber obtenido un patético 2 a 3 por ciento a nivel nacional,
pero todavía afecta la carrera lo suficiente como para inclinar
la balanza en favor de Bush y de los republicanos. Por ahora, podemos
esperar un desagradable período de revanchas en Washington. Los
financistas le dirán que se vaya al diablo. Lamentablemente, el
trabajo de su vida será víctima del infantil desorden de
izquierda que Nader desarrolló en su quijotesca empresa de elegir
a unrepublicano reaccionario para la presidencia de Estados Unidos.
Es la opinión que también sostiene Robert Scheer, ex colaborador
de la revista radical Ramparts, de la década del 60. Escribiendo
en su columna regular en el Los Angeles Times, Scheer acusó a Nader
de ser elitista en extremo por criticar con desprecio al movimiento
feminista y a los sindicatos que trataron de persuadirlo a que desviara
su apoyo hacia Gore. Lo que Nader hizo fue traicionar impulsivamente
una vida de esfuerzos, penosos, frustrantes, pero la mayoría de
las veces efectivos para hacer un mundo mejor.
Nader está ahora preparando dos nuevos proyectos: uno, que actuará
como control de cómo votan los políticos en el Congreso;
el otro, la Comisión de Debate del Pueblo, hará campañas
para los debates presidenciales en el futuro para permitir el acceso a
otros además de los demócratas y los republicanos. La prueba
verdadera de lo que Nader logró o no logró se verá
en los próximos dos años, cuando quede claro cuántos
de aquellos que contestaron su llamado para redefinir la política
de Estados Unidos siguen ahí y están comprometidos. Nader
y su Partido Verde, en las palabras de un organizador del partido, siguen
sin sentir vergüenza ni derrota.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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