Por Pablo Vignone
Desde Copenhague
Después del Comité
Olímpico Internacional, le tocó el turno a la FIFA. La discusión
acerca de la transparencia de sus manejos en la conferencia Play the Game
sobre el futuro del deporte, que se está desarrollando en esta
ciudad, tocó altos niveles luego de que dos periodistas alemanes,
Thomas Kistner y Jens Weinreich, autores de un libro que puso al descubierto
varios enjuagues del organismo rector del fútbol mundial, explicaron
cómo el hilo de la corrupción que se desató en la
FIFA con la elección de Joseph Blatter, en junio de 1998, golpeó
al suizo en la elección de Alemania como sede del Mundial 2006.
En charla con Página/12, Kistner demostró gran conocimiento
del poder sudamericano del fútbol y afirmó que el titular
de la AFA, Julio Grondona, es responsable del desprestigio del fútbol
sudamericano en el concierto mundial.
Blatter siempre se comporta igual aseguró Kistner,
editor de deportes del Suddeutsche Zeitung, de Munich. Creció
a la sombra de Havelange y mantiene ese compromiso. Ambos son jugadores
tramposos de un juego que controlan y manejan como marionetas al resto
de los integrantes de la FIFA.
Según Kistner y Weinreich, la elección de Alemania como
sede del Mundial 2006 no tuvo tanto que ver con el voto erróneo
del delegado de Oceanía, Charles Dempsey que eligió
no votar cuando debió hacerlo por Sudáfrica, sino
a la política perversa que mueve los intereses de la FIFA. Fue
la primera vez en toda la historia de las elecciones que los europeos
votaron como un solo bloque, respaldando a Lennart Johansson, el titular
de la UEFA. Pero ellos no ganaron la elección. Esa explicación
es más sorprendente: Uno de los principales jefes de campaña
de Blatter en la fraudulenta elección del hotel Meridien, en París,
fue el sheik Bin-Ahman, de Qatar. ¿Cuán importante es ese
país en el fútbol mundial? Sin embargo, Bin-Ahman tiene
participación en al menos media docena de comisiones de la FIFA:
ése fue el pago de Blatter a su compromiso, explica Weinreich.
El tema es que Blatter faltó luego a sus promesas retoma
Kistner en 1999 y este año Bin Ahman eligió llevarse
los votos de Asia hacia el otro bando. Blatter apoyaba a Sudáfrica
y en la noche anterior a la votación intentó convencer a
dos delegados asiáticos, sin éxito. La clave del fraude
está, según los dos alemanes, en que nunca se vota
pensando en qué es lo mejor para el deporte, sino en los beneficios
personales.
En esa conducta inscribieron a los principales dirigentes del fútbol
latinoamericano, el brasileño Ricardo Teixeira, pariente de Joao
Havelange, y a Julio Grondona.
¿Qué opina del dirigente argentino? preguntó
este medio a Kistner.
No puedo ver cuáles son sus principios. Porque, como todo
dirigente de la FIFA, responde a la familia, no a los principios democráticos.
Y en las familias, sea la de la FIFA, la del COI, o la de cualquier otra
organización deportiva de este estilo, imperan otros códigos,
sin democracia ni transparencia. Y Grondona responde a este concepto.
Fíjese el anillo que lleva...
¿El que dice Todo pasa?
Eso mismo, no recordaba la inscripción...
¿Advierte algún futuro para Grondona en el manejo
dirigencial de la FIFA?
No lo creo, por dos motivos. Primero, porque está a la sombra
de Havelange y Teixeira. Ellos propiciaron el desprestigio del fútbol
sudamericano con su conducta y los escándalos que suscitaron, como
éste del contrato entre la CBF y Nike. Y Grondona, aun en la segunda
línea detrás de ellos, es también responsable de
ese desprestigio. Además, Grondona no habla inglés, lo que
lo mantiene aislado y privado de realizar contactos imprescindibles. Pero
es presidente de la Comisión de Finanzas de la FIFA, la única
comisión que importa dentro del organismo. Eso puede proyectar
sobre él una sombra de integridad. Pero no le bastará.
La FIFA puso en tela de juicio la presentación de Brasil
en el próximo Mundial si el Congreso no deja de investigar ese
contrato. ¿Ve posible semejante castigo?
No, es sólo una táctica de Blatter. Porque no se pueden
dar el lujo de tener fuera del Campeonato del Mundo al conjunto más
representativo. ¿Cómo hacer una Copa sin Brasil? Además,
lo cierto es que no tienen bases para marginar a Brasil. No es que se
está discutiendo arreglos de resultados, o sobornos a árbitros,
sino lisa y llanamente delitos criminales. No tienen de dónde agarrarse
para suspender a Brasil.
Aunque el gran opositor a Blatter es el sueco Lennart Johansson,
con él al frente la FIFA funcionaría de la misma manera.
¿Está de acuerdo?
Johansson es un jugador más de esta gran familia del fútbol.
Cuando perdió la elección en el 98, organizó
una conferencia de prensa para el día siguiente, con el propósito
de denunciar los manejos de Blatter en la compra de votos. Pero la suspendió
dos horas antes de realizarla... ¿Ya no tenía las pruebas?
¿O no le convenía atentar contra el principio de la familia,
que lava adentro los trapos sucios?
¿Se puede cambiar esta realidad de la FIFA?
Nadie desde adentro puede destruir este sistema de corrupción.
Sólo los jueces y el poder político, en la medida en que
se investigue, que haya voluntad de poner límites al poder transnacional
de la FIFA, pueden iniciar el camino.
Carlos Avila también
está involucrado
Por P.V.
Desde Copenhague, Kistner involucró a Carlos Avila,
el presidente de Torneos y Competencias, en sus denuncias. Avila
es socio de Teixeira en TyT, la empresa que posee los derechos de
TV del fútbol sudamericano, pero también en una compañía
radicada en Brasil, que tiene dos concesionarias de autos de la
marca coreana Hyundai, una en Río y otra en San Pablo. Hay
que recordar que el hijo del dueño de la Hyundai fue quien
operó entre las sombras para que, a último momento,
la FIFA decidiera, por primera vez en la historia, repartir la responsabilidad
de organizar una Copa del Mundo entre dos países. Y lo decidió
a último momento, cuando Japón estaba seguro de hacer
el Mundial 2002, y en la noche anterior hubo un gran lobby a favor
de Corea. Cuando Kistner se enteró de que Grondona
vendió a Avila los derechos televisivos del fútbol
argentino hasta el año 2013, su expresión fue de gran
asombro. Entonces, la situación es mucho más
peligrosa de lo que sospechaba dijo.
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