A pesar del debut del entrenador
Emerson Leao, la Selección de Brasil no pudo disimular la ausencia
del goleador Romario y apenas venció 1-0 en forma agónica
a Colombia, que aguantó el empate hasta el tercer minuto de descuento,
pero que se volvió a su país con las manos vacías.
El zaguero del Milan Roque Junior de cabeza marcó el único
tanto del encuentro, mientras que el delantero colombiano Jairo Castillo
se fue expulsado por agredir a Cesar Sampaio. Con este resultado, Brasil
continúa en la segunda posición con veinte puntos, en tanto
que a los colombianos se les complicó la clasificación porque
se quedaron con quince unidades.
Por más que son dos de los máximos candidatos a ajudicarse
una plaza directa para el Mundial, Brasil y Colombia protagonizaron un
partido chato, excesivamente lento y sin sorpresas, por lo que redondearon
una floja actuación. Los colombianos esperaron firmes en defensa
y estuvieron a escasos segundos de quedarse con un punto por el que poco
habían hecho.
Con Serna muy cerca de los marcadores centrales Mario Yepes y Arley Dinas,
y un juego clásico de contraataque, Colombia tuvo tres ocasiones
en todo el partido para sorprender a Brasil, pero tanto Jairo Castillo
como el estático Juan Pablo Angel, dos veces, fallaron ante la
presencia del arquero Rogério.
Claro que el dominio a lo largo de casi todo el partido le correspondió
a Brasil que, si bien fue superior, tampoco tuvo demasiadas variantes
para sorprender al fondo visitante. Y cuando consiguió generar
peligro se encontró con la seguridad de Calero. De a poco Brasil
fue arriesgando más en busca del triunfo, lo que le permitió
al equipo del Chiqui García disponer de muchos metros para contragolpear.
Así el partido levantó en su nivel, ya que los locales atacaban
con insistencia, mientras que los colombianos también creaban riesgos
a partir de los espacios con los que contaban. Cuando parecía que
Colombia cumplía su objetivo y se llevaba un punto, surgió
Roque Junior para meter un cabezazo de anticipo y darle la victoria a
Brasil, que sirvió para calmar a los torcedores.
TRAS
DECADAS DE SEQUIA EN LA ALTURA
Uruguay arañó un puntito
Uruguay continúa en su
búsqueda de volver a jugar un mundial de fútbol luego de
su última participación en el 90. Para ello, en la
tarde de ayer alcanzó un valioso empate sin goles ante Bolivia,
en la altura (3600 metros sobre el nivel del mar) de La Paz, y mantiene
las expectativas para alcanzar su objetivo. Para este encuentro, el equipo
conducido por Daniel Passarella realizó un período de adaptación
de tres semanas en tierra boliviana. Con este resultado, los locales quedaron
relegados en las últimas posiciones de la tabla y están
casi sin chances de llegar a Japón y Corea.
Una de las figuras del partido fue el arquero uruguayo Carini, quien mostró
seguridad en los envíos aéreos y respondió con solvencia
cuando los bolivianos intentaron con tiros de media distancia. En ese
rubro se destacó el volante Edwin Sánchez, el encargado
de iniciar los circuitos ofensivos del equipo de Carlos Aragonés.
Bolivia tuvo su primera oportunidad para ponerse en ventaja en el primer
minuto del partido: el delantero Martín Menacho mandó un
centro que fue desviado por Róger Suárez y, cuando parecía
que la pelota se metía en el arco, realizó una extraña
parábola sobre la línea de cal y se perdió por arriba
del travesaño.
En la segunda etapa, el partido fue muy luchado y se abusó del
juego fuerte. Por ese motivo, el árbitro argentino Horacio Elizondo
echó al boliviano Ronald García, que le pegó un codazo
en el rostro al capitán uruguayo Pablo García. Sobre el
final, Uruguay contó con dos oportunidades de convertir, por la
velocidad de Mario Regueiro, quien aprovechó el adelantamiento
y la desorientación de la defensa local, pero ambas acciones no
tuvieron un destino feliz.
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