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EL GOBIERNO Y LAS PROVINCIAS PERONISTAS NO LOGRAN ACERCAR POSICIONES
“Estos tipos cada día piden algo más”

El jefe de Gabinete, Crystian Colombo, piloteó las negociaciones con los gobernadores justicialistas, pero sin llegar a un acuerdo. La oposición se reunirá hoy en Santa Cruz. Quiere que los 225 millones de pesos para ayuda social sigan hasta el 2005.

El Salón Blanco de la Casa Rosada quedó preparado para una ceremonia de acuerdo que no fue.

Por Fernando Cibeira y Fernando Almirón

La interminable negociación entre la Rosada y los gobernadores del PJ por el paquete de medidas económicas llegó a un punto en el que resulta difícil determinar si avanza o retrocede. Ayer, más bien, pareció retroceder o “volver a punto cero”, como definió el gobernador José Manuel de la Sota. Es que a las diferencias que ya arrastraban y que impedían el acuerdo, se sumó un aparente malentendido por los recursos que se destinarán a la ayuda social. El jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, les aclaró a los gobernadores que los 225 millones extra en planes alimentarios y de empleo que aceptó darles el Gobierno eran sólo para el año que viene y no hasta el 2005 como pensaban ellos. Con la mala nueva, los gobernadores opositores resolvieron que volverán a discutir la cuestión hoy y mañana en el encuentro que mantendrán en Santa Cruz con lo que recién podrían acceder a firmar la semana próxima. El presidente Fernando de la Rúa discutía anoche con Colombo, José Luis Machinea y Federico Storani cómo salir del pantano en que cayó el acuerdo. “Estos tipos cada día piden más”, le resumió la situación Colombo al Presidente.
“La negociación está paralizada, así que hoy por hoy no hay acuerdo”, definió ayer el gobernador bonaerense Carlos Ruckauf, el encargado de dar la temperatura diaria de las conversaciones. También advirtió que sólo tenía sentido que el diálogo se reanudara si había “un cambio de posición del Gobierno”. A los dirigentes opositores no les desagrada demostrar que no tienen ningún apuro en cerrar trato con el Gobierno, sabiendo de la urgencia de Economía por cumplir con las exigencias del FMI para enviar el salvataje financiero. Para la lógica de los gobernadores, mientras menos plazo tenga el Gobierno, más posibilidades tienen de obtener mejoras. Ya saben que no cumplieron con el deseo inicial de De la Rúa, que era viajar hoy a Panamá con el acuerdo firmado.
Como cada día de los largos cinco que ya llevan las negociaciones, arrancó temprano con reuniones de los gobernadores justicialistas entre ellos y con el jefe de Gabinete después. Hasta ayer, como explicó Página/12, el acuerdo no se firmaba por la negativa de los caciques peronistas a aceptar congelar los gastos hasta el 2005 a cambio de una suma fija que les enviaría el Tesoro. Los dirigentes opositores pretenden que, si la recaudación se eleva en el futuro por encima de las previsiones, ellos cobren un sustancioso aumento.
Los gobernadores llegaron ayer a la reunión de Colombo con una contrapropuesta. Imaginaron que el compromiso de congelar los gastos por cinco años tuviera excepciones como, por ejemplo, en materia social.
Hasta el encuentro, la Rosada buscó de variadas formas convencer a la oposición de aceptar el convenio. Por un lado, a través de la persuasión pública. Tanto Colombo como el gobernador del Chaco, Angel Rozas, aseguraron que el documento se firmaría ayer mismo “aunque no todas las provincias estén de acuerdo”. Era una sutil referencia a las provincias chicas que desde un primer momento se mostraron más proclives a cerrar trato con la Rosada debido a sus apremios económicos.
La otra forma de convencimiento fue mediante el diálogo individual. Machinea y Storani se ocuparon de resolver, ya sea a través de partidas especiales o de algún ATN, los planteos que le acercaron algunos gobernadores peronistas sobre los problemas financieros que le acarrearía el congelamiento de las partidas.
Pero todo el paciente trabajo de orfebrería se fue al diablo cuando los gobernadores se sentaron por enésima vez con Colombo para jugar al teléfono descompuesto. Los peronistas vieron a un jefe de Gabinete más tenso y menos amigable que el de las últimos encuentros, sobre todo cuando les explicó que sus previsiones estaban alejadas de la realidad porque el Gobierno había dispuesto que los 225 millones de ayuda serían sólo por el 2001 y no hasta el 2005 como imaginaban ellos. “En el documento que sellevaron de acá dice claramente que se lo incluirá en el Presupuesto 2001, no en los demás”, les explicó Colombo.
Resultado: los gobernadores salieron diciendo que el acuerdo estaba más lejos que nunca, ahora ya con más de un tema de disidencia con la propuesta oficial. “El Gobierno cambió los términos del acuerdo”, resumió el puntano Adolfo Rodríguez Saá. Luego de la infrusctuosa maratón de reuniones, en las cercanías de Colombo quedaron exhaustos e incrédulos: “Están pidiendo mil palos más”, decían sobre la nueva exigencia del PJ.
De la Rúa, Colombo, Machinea y Storani continuaban reunidos anoche en el despacho presidencial evaluando los pasos a seguir. Una alternativa era continuar con la estrategia de hacer firmar a los gobernadores que ya habían dado el sí que eran, en principio, los de la Alianza.
En tanto, los gobernadores peronistas llevarían la discusión a la reunión que realizarán hoy y mañana en El Calafate (ver aparte). “La idea es que todas las provincias tengan en Santa Cruz un documento que pueda unificar el criterio de todos los gobernadores del PJ, que nos mantenemos unidos y solidarios y queremos ayudar a que el Presidente no tenga problemas en los famosos mercados”, sostuvo, con cierto cinismo, Ruckauf. No obstante, todos reconocían que el diálogo con el Gobierno no se había cortado ni mucho menos y que hoy arderán los celulares.

 

Todos rumbo al Calafate

Los gobernadores justicialistas se volverán a reunir mañana y, de paso, darán lustre a la inauguración del aeropuerto que comunicará la ciudad turística de El Calafate con el resto del mundo.
Los mandatarios del peronismo tomarán un poco de aire fresco después de cinco días de deliberaciones encerrados en el Consejo Federal de Inversiones. Con el glacial Perito Moreno de fondo tratarán de limar algunas asperezas surgidas entre ellos esta semana y buscarle una salida a la negociación con el Gobierno a cambio de respaldar las últimas medidas económicas. En la provincia patagónica los recibirá el gobernador que se mostró más intransigente con el gobierno nacional, Néstor Kirchner, que se niega a suscribir el pacto.
“Algunos gobernadores están realizando negociaciones por atrás, se trata de los constantes cambios de discurso ya que cada provincia tiene un problema diferente”, aseguró ayer Kirchner, quien seguramente hoy tendrá que dar explicaciones sobre sus palabras a una docena de jefes del PJ que hasta ahora confirmaron que viajarán a El Calafate.

Gestiones, recelos y más

Si bien los gobernadores peronistas cerraron filas para negociar con el Gobierno, cada uno intentó llevar agua para su propio molino. Veamos:
Reuniones paralelas: Cada tanto un gobernador esgrimía una excusa para abandonar por un par de horas el CFI. Muchas de estas escapadas tenían cierto aroma a infidelidad ya que los mandatarios –al menos seis de ellos– salían para encontrarse con el ministro de Economía, José Luis Machinea. Uno de ellos fue José Manuel de la Sota, preocupado por las suspensiones en la planta de Fiat a raíz del vencimiento del Plan Canje.
Operadores a pleno: Nadie en el peronismo quiere quedarse afuera de las negociaciones, ya sea para conservar su protagonismo político como para que nadie le pise su propia quinta. Se sabe que a veces los que están negociando entregan lo que le pertenece a los que no están. Es por eso que ningún gobernador quiso estar ausente en los tira y aflojes, tampoco los jefes de las bancadas del PJ en Diputados y Senadores, ni los representantes del partido, que controla Carlos Menem.
Vigía: Justamente el senador Eduardo Bauzá, si bien funcionó a veces como reemplazo del jefe del bloque de senadores peronistas José Luis Gioja, enarboló su condición de secretario general del PJ para sentarse en la mesa donde se discutieron las condiciones que impondrían los gobernadores para llegar a un acuerdo con el Gobierno.
Diligente: El ex ministro de Interior y ahora senador nacional Carlos Corach no estuvo fuera de juego y pateó como nadie toda la cancha: habló con Federico Storani, con los senadores, con Menem, con los gobernadores, con los diputados y con toda la formación, a tal punto que pocos sabían a ciencia cierta para quién estaba jugando en realidad. Menem entre ellos.

 

 

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