Por Cledis Candelaresi
El previsto acuerdo con Aguas
Argentinas sobre su segundo plan quinquenal podría encarecer la
tarifa del servicio bastante más allá del 9,27 por ciento
en tres años requerido por la empresa. Al ajuste pretendido para
costear parte del programa de inversiones con principio de ejecución,
se le añadiría una versión remozada del cargo de
interconexión y un ajuste contractual según precios de los
Estados Unidos, dos conceptos a los que aún no aludieron públicamente
ni la empresa ni el Gobierno. De acuerdo con cálculos realizados
por el Ente Regulador de Obras y Servicios Sanitarios, el ajuste total
en el próximo trienio podría trepar al 27 por ciento.
Días atrás, José Luis Machinea y su secretario de
Programación Económica, Miguel Bein, anunciaron que en breve
estaría concluido un acuerdo con la empresa que provee servicio
de agua potable y cloacas a la Capital Federal y el Gran Buenos Aires,
llave para que se ejecuten inversiones por más de 1000 millones
de pesos. Como contrapartida, habría un ajuste tarifario que se
aplicaría en tres veces, según minimizó en
esa ocasión el ministro de Economía.
El incremento aludido es el que hasta ahora reclamó públicamente
la empresa para continuar con su plan de obras: ajuste del 3 por ciento
anual en tres años. Pero este aumento no sería el único
ni serviría, estrictamente, para ejecutar obras por aquel total,
ya que según la propia Aguas Argentinas a fin de año ya
habría desembolsado 420 millones de pesos a cuenta del total de
poco más de 1000 millones.
La base para discutir el plan quinquenal correspondiente al período
1999-2003 fue una nueva versión contractual acordada en 1997 con
la entonces secretaria de Recursos Naturales y Medio Ambiente, María
Julia Alsogaray. Entre otras prerrogativas empresarias, este nuevo contrato
permitió aumentar los intereses por mora y condonó algunas
inversiones no ejecutadas, en algunos casos postergándolas para
futuros programas, entre ellos, el que se discute desde hace meses. Pero
el debate abierto con el Etoss y, en definitiva, con Economía,
está centrado en otros puntos, decisivos para fijar el valor futuro
del servicio:
u Plan de obras. La empresa accedió a subir de 1062 millones a
1080 el total de las inversiones y a reconsiderar algunos puntos de su
propuesta original, reemplazando emprendimientos en la zona norte por
otros en la más necesitada zona sur, donde la suba de napas amenazan
con un desastre sanitario. Aún no está acordado el monto
exacto y definitivo de ese plan, que según una de las contrapropuestas
formuladas por el ente regulador podría llegar a 1278 millones
de pesos.
Este trabajo, al que accedió Página/12, consigna que la
propuesta original de Aguas se basaba en un aumento tarifario total del
27,37 por ciento de aquí hasta el 2004 para costear inversiones
por un total de 1062 millones. A esto, el Etoss habría contrapuesto
dos alternativas, que habilitarían aumentos de entre el 15,49 y
el 19,32 por ciento.
u Ajuste por contrato. Según la versión contractual vigente,
Aguas Argentinas debe indexar anualmente su tarifa en base a los precios
del sector sanitario de los Estados Unidos. La empresa subraya que este
incremento debería haberse aplicado por primera vez en febrero
pasado, subiendo la tarifa alrededor de un 3 por ciento. Pero por una
decisión política, ese incremento se habría suspendido.
El concesionario sabe que es muy difícil aplicar en este contexto
político y social todo el incremento que corresponde por contrato
y, por esta razón, estaría dispuesto a posponerlo, aunque
no a resignarlo. Lo que sí le interesa es que en el acuerdo por
el segundo quinquenio quede ratificado expresamente su derecho a cobrarlo,
aunque sea, diferido.
u Cargo de interconexión. Se trata de una contribución que
deberán pagar todos los usuarios a cambio del cargo fijo de entre
300 y 500 pesos que se cobraba a principios de la concesión a aquellos
que se beneficiaban con la renovación de la red, cuando ésta
tuviese una antigüedad menor a treintaaños. Según asegura
el vocero de Aguas, ésta habría rebajado su pretensión
original de cargar bimestralmente 2,10 pesos sobre cada factura a 60 centavos.
Para el Etoss, no se justifica cobrar más de 50 centavos.
Pero aun cuando el Gobierno y la empresa logren zanjar todas sus diferencias,
es poco probable que el anuncio público detalle estos y otros aspectos
del dificultoso acuerdo que se intenta tejer con la privatizada.
Las cuestiones pendientes
Aún subsisten muchas diferencias de criterio entre el órgano
regulador y la empresa, conflictos en los que indefectiblemente
deberá laudar José Luis Machinea. Estos son sólo
algunos de los temas aún en discusión:
Dividendos. La empresa aspira a distribuir en el segundo quinquenio
122 millones de dólares contra 91 millones que sugiere el
ente. El razonamiento oficial consiste en que si se distribuyen
menos utilidades, la empresa requiere un nivel de endeudamiento
menor y, por lo tanto, le alcanza una tarifa más modesta
para sostener su negocio. Nosotros reinvertimos entre el 70
y 80 por ciento de las utilidades y la única forma de mantener
el flujo de inversiones es endeudarnos, asegura Aguas.
Renovación y rehabilitación. Aguas propone mayores
inversiones en este rubro, que recuperaría vía cargo
de interconexión. El Etoss quiere recortar este programa
y exige a la empresa que presente un plan director.
Operación y eficiencia. Se trata de inversiones en rodados,
estudios, sistemas informáticos y comercial y atención
al cliente. Aguas plantea invertir 136 millones, mientras que el
Etoss aspira a rebajar este monto a 51 millones. Uno de los argumentos
oficiales es que la empresa pretendería cobrar por una red
ya en uso, que no habría sido desarrollada exclusivamente
para Aguas.
Recargos. Hay distintas proyecciones acerca de cuánto recaudará
Aguas por la mora, gravada con un interés del 2,12 por ciento
mensual, contra el 1 por ciento que preveía el contrato original.
La empresa estima recaudar 308 millones en todo el período
contra 388 que calculan los reguladores.
Imprevistos. La empresa plantea cargar a sus costos operativos 15
millones de pesos cada año por imprevistos, por ejemplo,
por la rescisión anticipada de contratos. Etoss considera
que es exagerada esa cifra tanto como el acumulado de computarla
cada año como si fuera el pago de salarios o un insumo.
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