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EL GOBIERNO INTENTA ATEMORIZAR A LOS GOBERNADORES PERONISTAS
Como en el Titanic, sin salvavidas

Apocalíptico, Colombo comparó el tono de las negociaciones con los justicialistas con una discusión �en la cubierta del Titanic�. Los gobernadores elaboraron su propia propuesta mientras sus pares de la Alianza firmaban el acuerdo. Los problemas con la reforma previsional.

Colombo no anduvo con chiquitas: �Estamos tomando café en la cubierta del Titanic�, dramatizó.

Por José Natanson

Lo dijo ayer por la mañana, en tono catastrófico. “Estamos tomando café en la cubierta del Titanic”, aseguró Chrystian Colombo, sintetizando la complicada situación de las negociaciones entre el Gobierno y los gobernadores peronistas. Ayer, el Ejecutivo firmó un pacto con los mandatarios de la Alianza, con el objetivo de presionar a la oposición. Pero el tiro le salió por la culata, y los caciques peronistas respondieron elaborando un acuerdo paralelo plagado de demandas. Para colmo, tiene otro frente de tormenta con la reforma previsional: Fernando de la Rúa prometió a los economistas del Gabinete –quienes sostienen que no habrá blindaje financiero si no se apura el trámite– que firmará el decreto cuando retorne de Panamá, lo que profundizaría aún más la crisis interna de la Alianza.
Los dos ejes de conflictividad fueron analizados el jueves por la noche, en una cumbre que terminó en la madrugada de ayer y de la que participaron De la Rúa, Colombo, José Luis Machinea, Federico Storani, Rafael Pascual, Darío Alessandro, Horacio Pernasetti y Mario Negri.
Allí se resolvió, en primer lugar, la estrategia que supuestamente forzaría a los gobernadores del PJ a aceptar el acuerdo. “Están planteando demandas desmedidas”, informó Colombo en el encuentro. La conclusión fue que, después de una semana de fracasos, había llegado el momento de ponerles un corte a las conversaciones. Según la interpretación oficial, los caciques justicialistas necesitan el acuerdo tanto como la Nación: la mayoría de las provincias tienen altos déficit –están obligadas a tomar deuda– por lo que no les conviene ni que suban las tasas ni que estalle la economía. “Los que se oponen son (Carlos) Ruckauf y (José Manuel) de la Sota, que compiten por el liderazgo. Y otros que tienen superávit, como (Néstor) Kirchner”, dijo uno de los funcionarios. Y agregó que el Gobierno había recibido señales positivas por parte de los gobernadores de los distritos más pobres, como el salteño Juan Carlos Romero. “Quizás podamos romper el frente”, se entusiasmaron.
Ayer, desde temprano, Colombo dramatizó por radio las consecuencias de un fracaso de las negociaciones: advirtió que no llegará el blindaje financiero y que la situación se tornará crítica. “No vamos a poder presentarnos ante el mundo diciendo ‘no hacemos nada, ayúdennos’”, señaló.
Mientras, Storani terminaba de cerrar desde la Casa Rosada el pacto con los distritos gestionados por la Alianza, que al mediodía firmaron Aníbal Ibarra (Capital Federal), Angel Rozas (Chaco), Pablo Verani (Río Negro), Ramón Mestre (Corrientes), Oscar Castillo (Catamarca), José Luis Lizurume (Chubut), Roberto Iglesias (Mendoza), Sergio Montiel (Entre Ríos) y Alfredo Avelín (San Juan). Sintéticamente, el acuerdo dice que las provincias no aumentarán el gasto primario por cinco años y que el fondo de 225 millones para programas sociales será sólo hasta el año que viene.
Pero la reacción opositora fue la contraria a la que esperaba el Gobierno: los caciques del PJ contratacaron elaborando su propio “acuerdo federal”, en el que reafirmaron la decisión de congelar los gastos corrientes pero dejando flexibles las inversiones; reclamaron la virtual desaparición del Ministerio de Desarrollo Social, pidieron la reducción de impuestos y la refinanciación de los déficit de algunas provincias (ver aparte).
Aunque un funcionario definió como “chicana” la propuesta peronista, en el Gobierno no pierden las esperanzas. “En las negociaciones con el PJ siempre es igual: parece que no hay solución hasta que de repente deciden dejar de presionar y acuerdan”, sostenía anoche una fuente de la Rosada. Y agregaba que la respuesta podría llegar la semana próxima. “Quizás el lunes”, decía.
La estancada negociación con las provincias coincide con el otro problema de De la Rúa, que se dirime en el frente interno: la modificación del sistema jubilatorio. “Acá no hay marcha ni contramarcha, sinoelaboración. Aquí va a haber reforma previsional”, sostuvo ayer el Presidente, como para que queden dudas.
Desde luego, no aclaró si se concretará a través de una ley o de un decreto. Y ahí está el conflicto. Los dos economistas fuertes del Gabinete –Machinea y Colombo– defienden la vía del decreto, con el argumento de que la demora de un trámite parlamentarío complicaría el blindaje financiero y dejaría a la Argentina cerca de la temida cesación de pagos. “Lo firmo cuando vuelva”, habría prometido el Presidente, según aseguraron ayer a Página/12 fuentes de la Jefatura del Gabinete y de Economía.
Pero la solución del decretazo profundizaría aún más la crisis de la Alianza. Con mirada política, algunos funcionarios –como Storani– desaconsejan esta vía. “Por dar señales económicas no podemos arriesgar la base de sustentación política de la Alianza. Por ejemplo: puede peligrar el trámite del Presupuesto”, sostenía ayer uno de ellos.
La postura del Frepaso es nítida. En aquella reunión nocturna, Alessandro adelantó que la mayoría de los diputados de su partido se oponía a la reforma previsional, sea cual fuere la vía elegida para implementarla.
–¿Qué pasa si De la Rúa firma un decreto? –preguntó este diario a un importante dirigente del Frepaso
–Vamos a salir a oponernos públicamente.
–¿Se quebrará la Alianza?
–No. Y vamos a apoyar la ley de Presupuesto (ver página 9).
Pero no se trata sólo del Frepaso. Algunos diputados y senadores radicales se oponen a la reforma, y casi todos rechazan el decreto. Ayer, el encargado de transmitir esta posición fue el jefe de la UCR, Raúl Alfonsín. “Yo creo que el presidente quiere enviar la ley”, fue la forma que eligió el ex presidente para dejar en claro su postura.

 

El Presidente viajó a Panamá

Fernando de la Rúa partió ayer a Panamá para participar de la décima Cumbre de jefes de Estados de Iberoamérica. Antes y después de subirse al avión, el Presidente se refirió a la delicada situación que atraviesa el Gobierno.
“Hay momentos en los que hay que dejar de pedir y mostrar unidad nacional para afrontar los problemas que hoy tenemos”, dijo en referencia a los gobernadores del PJ que rechazan el acuerdo con el Gobierno.
“Reitero la convocatoria patriótica que hace al interés de los argentinos para acceder al respaldo económico que evitaría complicaciones.”
“Habrá acuerdo porque tiene que haber acuerdo.”
“Yo les digo que aquí va a haber reforma previsional, que es necesaria para asegurar la previsibilidad que hace falta, por el camino constitucional que corresponda.”
“Quiero ser claro: acá no hay marcha ni contramarcha, como algunos dicen, sino elaboración: estoy trabajando toda esta semana en la elaboración de una norma que es compleja.”

Un desaire a Kirchner

Por F.A.
El gobernador Néstor Kirchner inauguró ayer en soledad política el aeropuerto de El Calafate. Los mandatarios justicialistas, que en principio habían acordado hacer en esta ciudad una nueva cumbre, le dedicaron una frialdad similar al del glaciar Perito Moreno y decidieron a última hora desairar a su anfitrión. Sólo lo acompañó un raro conjunto de dirigentes: el ex candidato presidencial Eduardo Duhalde, el gobernador de La Rioja, Angel Maza, un menemista sanguíneo. También el líder de la CGT disidente, Hugo Moyano, quien habría imaginado su foto junto a los catorce mandatarios del PJ. Y Carlos Manfredotti de Tierra del Fuego. Los demás gobernadores del PJ prefirieron quedarse en Buenos Aires (ver nota central), varios sin siquiera avisar a Kirchner. El gesto no fue una distracción sino una suerte de castigo al protagonismo –a ojos de sus colegas– excesivo que asumió Kir- chner durante las negociaciones con el Gobierno. “Es como una traición”, se enfadó el santacruceño con sus ausentes compañeros.

 

EL PJ HIZO SU PROPIO DOCUMENTO Y VA POR ALGO MAS
Para arreglar hay tiempo

Por Felipe Yapur

Los gobernadores justicialistas se movieron en el escenario que más le gusta: apretar al Gobierno. Durante toda la mañana mantuvieron largas conversaciones con el ministro de Economía, el jefe de Gabinete y el mismísimo presidente Fernando de la Rúa. Hacia afuera la imagen brindada es que las negociaciones se suspendieron y como contrapartida cancelaron un viaje al sur para redactar un documento propio. Pero varios mandatarios confiaron a este diario que la puesta en escena llegará a su fin entre el domingo y el lunes porque, como reconoció uno de ellos: “Vamos a terminar firmando el acuerdo con la Alianza”.
“El justicialismo sigue abierto al diálogo”, dijo el gobernador José Manuel de la Sota, desnudando así la verdadera intención del PJ. La frase del cordobés y los comentarios de otros mandatarios demuestran que la estrategia del PJ es continuar negociando con el ministro de Economía, José Luis Machinea, a quien consideran “más permeable” porque según explican los gobernadores: “A Machinea sólo le importa el acuerdo con el FMI aunque se rompa la Alianza. En cambio, a Colombo no”. En algo tienen razón: uno de los caballitos de Colombo durante las tratativas fue “ustedes quieren destruir a la Alianza y no se lo vamos a permitir”.
El contacto telefónico matutino de los gobernadores con Machinea fue intenso. Discutían la división de los gastos sociales. Contra lo que habían afirmado días atrás, los mandatarios del PJ acordaron con el ministro que el gasto social para el 2001 sea de 225 millones de pesos y ofrecieron que para los años siguientes se reparta el total en partes iguales entre la nación y la provincia: “Machinea ofreció primero el 25 por ciento. Nosotros le pedimos el 50 y él dijo que sí”.
A las 13.29 el fax del CFI escupió la última propuesta del Gobierno. Llevaba la firma del jefe de Gabinete y decía que sólo estaban dispuestos a negociar el 30 por ciento. Con el papel en la mano, De la Sota llamó a Colombo. Según varios testigos, la conversación fue de todo menos amigable. En un momento, el jefe de Gabinete le pasó el teléfono a De la Rúa y, dicen las mismas fuentes, la charla no fue menos tensa que la anterior. La actitud de Colombo fue considerada por los justicialistas como “una muestra de las intenciones de romper el diálogo, así tienen a quien culpar de la crisis”.
Los justicialistas recibieron otro llamada que puede haber influido en su decisión de no cortar de cuajo las negociaciones. No provenía del Gobierno. Del otro lado del tubo estaba Domingo Cavallo, quien le dijo a De la Sota que había recibido un llamado del Tesoro de los Estados Unidos pidiéndole que le transmitiera el siguiente mensaje: “No tiren de la cuerda con el gasto social porque el Tesoro americano no veía con buenos ojos que no se firme el acuerdo con el FMI”. Cavallo se preocupó también en aclarar que su participación “era estrictamente en calidad de mensajero y no de operador” del país del norte.
Fue entonces cuando los justicialistas decidieron acatar la propuesta del vicegobernador bonaerense, Felipe Solá (quien sustituyó a Carlos Ruckauf, que dio parte de enfermo) de redactar un documento. Le pusieron un título bien largo: “Acuerdo Federal para el Control del Gasto Público, el Crecimiento Económico, la Disciplina Fiscal y la Solidaridad Fiscal”. Lo firmaron Solá, De la Sota, el formoseño Gildo Insfrán, el jujeño Eduardo Fellner, el pampeano Rubén Marín, el misionero Carlos Rovira, Juan Carlos Romero (Salta), Adolfo Rodríguez Saá (San Luis), Carlos Reutemann (Santa Fe), Angel Maza (La Rioja), Carlos Manfredotti (Tierra del Fuego) y Julio Miranda (Tucumán).
Contiene ocho artículos. En ellos se proponen mantener “el actual volumen del gasto social presupuestario nacional fijado con el más pleno control y auditoría de la Nación”. Acordaron “no aumentar sus niveles de gastos primarios”. Solicitan la “reducción de los impuestos que gravan la actividad productiva” y ofrecen compartir la lucha contra la evasiónfiscal. Ninguno de los mandatarios consultados se atreve a afirmar que ya no hay posibilidades de acordar con el Gobierno. Por lo pronto ratificaron que volverán a reunirse el lunes a las 10 en el CFI. “Ese día puede ser clave”, dijeron.

 

 

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