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Todo según el color del cristal con que se mira

El presidente Fernando de la Rúa interpretó como �un aporte para la reflexión� el documento de la Iglesia en el que los obispos cuestionan que �la economía se reduzca a cerrar las cuentas�.

Estanislao Karlic, Fernando
de la Rúa y Jorge Bergoglio.

Por Washington Uranga

En una carta dirigida al arzobispo de Paraná, Estanislado Karlic, en su condición de máxima autoridad del Episcopado, el presidente Fernando de la Rúa consideró que el crítico documento que los obispos católicos dieron a conocer la semana anterior sobre la situación social “constituye un singular aporte para la reflexión y el examen de conciencia de la sociedad entera, de gobernantes, fuerzas sociales y políticas y de cada ciudadano”. Frente un pronunciamiento eclesiástico que cuestiona la “tiranía del mercado” y señala que “la tarea no debe reducirse a que las cuentas cierren para tranquilizar los mercados”, De la Rúa afirma que “para el Gobierno es importante su comprensión (la de los obispos) ante los esfuerzos que se hacen para superar las dificultades a través de los programas sociales y una reactivación económica que necesita de la confianza de los inversores y que debe contribuir a una mayor equidad”. La respuesta presidencial, elaborada en un tono estrictamente formal, elude las cuestiones fundamentales planteadas en el documento de la jerarquía católica.
El Presidente dice coincidir con el Episcopado en que “la gran deuda de los argentinos es la deuda social”, pero advierte que ella “no se ha generado por cierto en este año” y sostiene que “estamos decididos a poner todo el empeño” en remediarla porque “es un objetivo fundamental de justicia y solidaridad asumido por mi gobierno”.
Tras el pronunciamiento del sábado anterior, la Conferencia Episcopal le hizo llegar directamente el texto al Presidente y Karlic no descartó la posibilidad de un encuentro entre el propio De la Rúa y los obispos para conversar sobre las cuestiones sociales y la labor de la Iglesia.
El documento episcopal, emitido tras una semana de deliberaciones de todos los miembros de la conferencia episcopal, fue considerado uno de los pronunciamientos más claros y directos de cuantos hayan salido de la pluma de la jerarquía católica en los últimos tiempos. Entre otras cosas se sostuvo allí que “no es suficiente hacer bien los deberes hacia fuera” y se afirmaba que “esta crisis no es sólo un problema estadístico” sino que ante todo es “un problema humano” que “tiene nombres, apellidos, espíritus y rostros”.
De la Rúa afirma que “compartimos la preocupación ante la crisis moral y por la marginación y necesidades insatisfechas que sufren tantos conciudadanos y somos solidarios con cada uno de ellos”.
Nada dijo el Presidente ante la afirmación eclesiástica acerca de que “la corrupción instalada en casi todos los ámbitos de nuestra vida tiene protagonistas resistentes al cambio y que impiden la purificación necesaria de las instituciones” que formaba parte de la denuncia episcopal. Prefirió en cambio apoyar a los obispos en su defensa de la democracia: “Valoro la confianza que se expresa en el noble ejercicio de la democracia, la que aspiramos sea cada vez más participativa”.
El mandatario termina pidiéndole a Karlic que transmita “mi saludo y especial agradecimiento a los señores obispos por las palabras de aliento y discernimiento pastoral que dan a nuestro pueblo en este Año Santo así como por la entrega generosa de cuantos desde la Iglesia Católica trabajan en reconstruir el tejido social”.

 

OPINION
Por Hugo Juri *

Eficiencia en la inversión

El Ministerio de Educación firmará el año entrante un convenio con la Jefatura de Gabinete para iniciar un proceso de modernización de la administración que incluirá la revisión del sistema de compras y contrataciones y la creación de programas con metas claras para el personal.
Buscamos de esta manera dar un paso trascendental en pos de la eficiencia en la administración de los fondos que conforman la inversión educativa. Sabemos de la necesidad de efectuar una creciente inversión del sistema educativo que signifique una ampliación de las oportunidades de la población; por eso, y aunque en los últimos años la inversión en este sector se ha incrementado, estamos buscando diferentes alternativas con los principales actores del sistema.
Alternativas que no aspiran a suplir el presupuesto sino a mejorar su aplicación.
Un claro ejemplo de este camino fue la reunión con los integrantes del CIN (Consejo Interuniversitario Nacional) realizada esta semana, que dejó sentadas las bases para una nueva etapa en la administración de los recursos financieros de las casas de altos estudios. La conformidad prestada por los rectores a esta iniciativa, basada en la progresiva distribución del presupuesto universitario a través de pautas con criterios de eficiencia como objetivos y la implementación de evaluaciones cruzadas entre las mismas universidades como factor principal en la medición de esas pautas, significa en todo sentido hacer más eficiente la inversión educativa. Debemos anticiparnos a los problemas. El congelamiento de los gastos del Estado y la tendencia al aumento en la cantidad de estudiantes que ingresan al sistema universitario nos pondrán en una situación de crisis en los próximos años y estas medidas buscan utilizar mejor los recursos para hacerlos más eficientes. En ese sentido, ya analizamos mecanismos para descomprimir este creciente incremento del ingreso al nivel universitario como una reestructuración académica, curricular y financiera del sistema terciario en todo el país que empiece a captar a nuevos estudiantes.
Estamos trabajando activamente con las provincias para reorganizar la administración de los recursos humanos, aspiramos a que logren, con el aporte de la Nación, modernizar vetustos sistemas de información y control de gestión. Nos proponemos que las provincias que aún tienen situaciones precarias debido a complicadas situaciones fiscales alcancen una cobertura educativa eficiente.
Es necesario dar este debate hoy para no permitir que injustas apreciaciones hagan mella en el firme rumbo que tiene nuestro compromiso por la calidad y equidad de la educación.

* Ministro de Educación.

 

 

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