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LA CORTE SUPREMA ORDENO QUE NO SE PROCLAME UN GANADOR
Ayer casi hubo presidente; hoy, no

Fue un día de idas y vueltas, en el que el equipo del republicano George W. Bush ya enfriaba el champán para descorchar hoy al mediodía cuando la Corte Suprema de Florida ordenó que el estado se abstenga de proclamar un ganador hoy, cuando lleguen los votos postales. La novela judicial sigue el lunes.

Las elecciones presidenciales norteamericanas no se resolverán hoy. Estuvieron cerca de hacerlo, pero una decisión casi de último momento desde la Corte Suprema de Florida lo impidió. Todo giraba en torno de la promesa el miércoles de la secretaria de estado de Florida, la republicana Katherine Harris, de “certificar” los resultados de las elecciones en su estado para hoy al mediodía. Esto significaba ignorar los recuentos manuales que se efectúan en varios condados. Los demócratas presentaron entonces un recurso legal para forzarla a contar los nuevos resultados. A la mañana parecían haber sido derrotados cuando un juez dictaminó que Harris había actuado dentro de sus poderes. Pero la decisión fue apelada, y a la tarde la Corte Suprema le prohibió a la secretaria “oficializar los resultados hasta nuevo aviso”. Y será recién el lunes que la Corte inaugurará una audiencia formal para decidir el asunto.
El candidato demócrata Al Gore estaba naturalmente eufórico. “Esta decisión es muy importante: estoy muy satisfecho de que el conteo manual prosiga, pese a los intentos de obstrucción.” Esos intentos parecían haber triunfado sólo horas antes. Los demócratas habían logrado que los tribunales permitieran que se efectuaran conteos manuales en cuatro condados disputados de Florida, derrotando al pedido de Harris de obtener una orden judicial para detenerlos. Pero la secretaria de Estado, impertérrita, anunció que ignoraría esos recuentos y no esperaría hasta que concluyan la semana que viene. El resultado de las elecciones del 7 en Florida sería anunciado hoy al mediodía. Si los condados querían realizar recuentos lo podían hacer, pero nadie les llevaría el apunte.
El equipo de Gore, nunca lento en el terreno judicial, inició una acción legal para obligar a Harris a tomar en cuenta los recuentos manuales. El caso llegó al escritorio del juez Terry Lewis, del tribunal en el condado de Leon. Su fallo fue un golpe para los demócratas. “La secretaria de estado realizó un juicio razonable para determinar los factores y los criterios pertinentes que deben ser tomados en consideración”, rezaba el dictamen donde ratificó la decisión de Harris. La elección se decidiría hoy, para cuando se terminarían de contar los votos por correo. Estos serían sumados a las cifras de los escrutinios automatizados para decidir el resultado. Actualmente el candidato republicano George W. Bush lleva una escueta ventaja de 300 votos sobre Gore, y según la agencia AP el escrutinio del voto postal la aumentó a 321. Bastante nervioso, el equipo de Gore aseguraba que apelaría la certificación que Harris realizaría el sábado. Los republicanos daban la elección por ganada. “Ha prevalecido el imperio de la ley”, declaró el representante de Bush en Florida, James Baker. La portavoz del candidato republicano, Karen Hughes, afirmó confiada que si bien “es prematuro discutir al respecto, se vislumbra un rápido final: mañana en la mañana no tendremos que hablar en condicional”. La Corte Suprema de Florida hizo estallar su pronóstico. Luego del fallo inicial del juez Hughes, los demócratas habían llevado el caso ante la Corte de Apelaciones estadual. Los magistrados en esta instancia le pasaron el caso a la Corte Suprema, ya que “los asuntos apelados presentan cuestiones de gran importancia pública”. No era claro cuándo la Corte se pronunciaría, y el tiempo se acababa. Pero sus siete jueces no permitieron que los presionaran con el tiempo. Al atardecer emitieron un comunicado donde prohibían a Harris certificar los resultados hasta que ellos se hubieran decidido sobre el caso. La alta corte, reunida en sesión plenaria, celebrará el lunes una audiencia para escuchar a las partes. Mientras tanto, es necesario “mantener el statu quo”.
A esas alturas era casi imposible determinar qué significaba ese término. Existe la posibilidad de que un juez ordene que se realice una nueva elección en el condado de Palm Beach, luego de que boletas mal diseñadas confundieran a muchos votantes. Esto se decidirá el lunes, y no es claro qué sucederá si se aprueban nuevos comicios. Mientras tanto, el condado de Miami-Dade anunció ayer (luego de una prolongada indefinición) que iniciaría un recuento manual de sus más de 650.000 votos. Si la CorteSuprema estadual decide ordenar que se tomen en cuenta los nuevos resultados, esto podría decidir la elección. Sin embargo, ambos candidatos saben muy bien que, según las últimas encuestas, el 57 por ciento de la opinión pública considera que “lo más importante es que esto se termine rápidamente”.

 

Claves

Las elecciones presidenciales norteamericanas no se definirán hasta al menos la semana que viene.
La secretaria de Estado republicana de Florida, Katherine Harris, pretendía finalizar todo hoy “certificando” al ganador y adjudicando los 25 votos electorales del estado. Estos decidirán la elección, probablemente en favor del republicano George W. Bush.
Los demócratas presentaron un recurso legal para forzarla a esperar y considerar los resultados del conteo manual que se efectúa en varios condados.
Ayer un tribunal inferior rechazó el pedido, que fue llevado ante la Corte Suprema estadual. Y ésta le prohibió a Harris certificar un resultado.
El lunes, la Corte iniciará una audiencia formal para decidir el caso. Hasta que se resuelva nadie podrá ser declarado ganador en Florida.

 

CONVOCAN MARCHAS PARA HOY POR E-MAIL
La rebelión de las masas

Por Duncan Campbell
Desde Los Angeles

Manifestaciones organizadas por correo electrónico están previstas para hoy en más de 130 ciudades norteamericanas para protestar contra el modo en que se han desarrollado las elecciones y para llamar en favor de un recuento total de los votos en Florida y una reforma al sistema de votación. La organización de base que está impulsando el proceso espera convertirse en un movimiento que cambie el sistema electoral.
Las manifestaciones empezaron como una idea hecha flotar en Internet la semana pasada en Los Angeles y adquirió la dinámica de una bola de nieve desde entonces, a medida que se divulgaron detalles sobre las organizaciones, “Contragolpe” y “Confíen en la gente”, que están coordinando las protestas. La primera es la organización general y cada ciudad dispone de un grupo “Confíen en la gente”. Los lugares de las manifestaciones, todas las cuales ocurrirán a la 1 de la tarde de hoy, han sido avisados en sitios de la red y enviados por e-mail a millones de destinatarios. Y se ha pedido a la gente que organice sus propias protestas si no hay ninguna que vaya a tener lugar cerca de donde cada uno se encuentre. Se espera que el cineasta Michael Moore, un partidario de Ralph Nader, hable ante la manifestación de Chicago, mientras se ha pedido que el actor Martin Sheen haga lo propio en Los Angeles. El objetivo es poner 100.000 personas en las calles a nivel nacional y las manifestaciones están previstas en ciudades desde Anchorage en Alaska hasta Birmingham en Alabama, desde San Francisco a Boston y Ann Arbor en Michigan a New Orleans en Louisiana. California y Florida albergarán muchas de las protestas y el objetivo en Florida es que sean políticamente neutras.
Las demandas gemelas de la organización son por un recuento total en Florida y por un cambio en el sistema electoral de modo que en un futuro el presidente sea elegido solamente por el voto popular. Si este sistema estuviera funcionando, Al Gore hubiera ganado holgadamente, pero un cambio de este tipo requeriría una enmienda constitucional que probablemente será resistida por muchos estados pequeños que temen que algo así disminuya su importancia.

 


 

El estado de los juicios

Las decisiones de ayer
En Tallahassee, el juez Terry Lewis decidió que la secretaria de Estado de Florida, Katherine Harris, responsable de los resultados electorales, “realizó un juicio razonable” al negarse a tener en cuenta los resultados tardíos de los recuentos manuales, después de vencer el plazo legal para la entrega de resultados el pasado 14 de noviembre. Esta decisión concierne principalmente a dos condados vecinos, Palm Beach y Broward (que totalizan poco más de un millón de votos), donde ayer continuaban nuevos conteos manuales de papeletas electorales. Pero los demócratas apelaron ante la Corte de Apelaciones de Florida la decisión del juez Lewis anunciada este viernes, y este tribunal pasó a su vez el recurso a la Suprema Corte del Estado, que determinó que hoy no podrá proclamarse un vencedor.

Recursos judiciales en proceso
1) En el Estado de Florida:
- Un juez del condado de Palm Beach al que recurrieron electores para solicitar una nueva elección en el condado, indicó que tomará su decisión el lunes próximo. Estos electores iniciaron una decena de procedimientos judiciales locales, argumentando que su derecho al voto había sido atropellado, debido a la complejidad de las papeletas electorales que los indujeron al error durante la votación del pasado 7 de noviembre.
2) En el ámbito federal:
- La campaña de Bush esperaba ayer una decisión de la Corte Federal de Apelaciones de Atlanta, competente en Florida, a la que recurrieron luego de que un juez federal rechazó prohibir los nuevos conteos a mano. Según los republicanos, estos recuentos son anticonstitucionales ya que no respetan el principio de igualdad de los electores garantizados por la decimocuarta enmienda.
- Tres electores republicanos presentaron un recurso similar delante del mismo tribunal de apelaciones de Atlanta.

Los recuentos
- Palm Beach (norte de Miami) continuaba ayer con el nuevo recuento manual de unos 462.000 sufragios emitidos, que prevé finalizar a mediados de la semana próxima.
- Broward (entre Palm Beach y Miami) también continúa con sus recuentos a mano de unas 580.000 papeletas, iniciado el miércoles, y que espera terminar el 20 de noviembre.
- La comisión electoral del condado de Miami-Dade (extremo sur de Florida) mantuvo una reunión ayer para decidir sobre un nuevo recuento manual de unos 620.000 sufragios.

 


 

COMO SON LAS BOLETAS OBJETO DE LA DISCORDIA
El caso del voto embarazado

Por Javier Valenzuela
Desde Washington

En el origen de la polémica sobre el recuento manual de las papeletas en Palm Beach y otros condados de Florida está que han sido creadas para ser contabilizadas por máquinas y no por personas. Los electores deben perforar con un punzón la casilla de su candidato preferido y las máquinas cuentan luego los orificios. Anulan de oficio aquellas que tienen dos agujeros, señal de que, como les pasó a miles de personas en Palm Beach por un diseño confuso, el ciudadano ha optado simultáneamente por dos candidaturas. El problema está en que las máquinas no cuentan muchas de aquellas que han sido agujereadas una sola vez, pero sin demasiada fuerza, lo que no ha provocado un desprendimiento del “confeti”. En otras, las “embarazadas”, el votante punzó sin llegar a hacer un orificio, sino sólo un bulto en el papel. Palm Beach continuaba ayer con el escrutinio humano de los 460.000 sufragios allí emitidos el 7 de noviembre. El procedimiento era el siguiente: se abría una a una las cajas selladas con los votos y se contabilizaban en diversas mesas.
Además de las personas –voluntarias o funcionarios– que iban examinando las papeletas, en cada mesa había un compromisario demócrata, otro republicano y un funcionario independiente de la Junta Electoral. En las salas había también representantes de la agencia Associated Press y otros medios y policías uniformados. Los abogados pululaban por los alrededores. Las mesas examinaban al trasluz cada papeleta y si la perforación no presentaba dudas la otorgaban a quien correspondiera: Gore o Bush. Las polémicas sobre la intención del votante se producían en las papeletas en las que el papelillo no se desprendió. Cuando los controladores de las mesas no llegaban a un acuerdo, llevaban el caso a la Junta Electoral de Palm Beach, compuesta por una demócrata, una republicana y un juez independiente.
Como este trío decidía en última instancia, su presencia era imprescindible. Warren Christopher, apoderado de Gore en Florida, utilizaba un argumento de gran eco popular: “No hay razones para que los seres humanos no cuenten votos emitidos por seres humanos”. Pero Bush se opuso el miércoles a la oferta de Gore de extender el recuento manual a toda Florida. Este método, según Bush, abriría la puerta a que “individuos adopten decisiones subjetivas sobre las intenciones de los votantes e introduzcan el error humano y el partidismo”. Sin embargo, el republicano firmó una ley en Texas declarando que el escrutinio manual era el preferible.
De El País de Madrid, especial para Página/12.

 


 

El día que los abogados tomaron el poder en EE.UU.

Por Rosa Townsend
Desde Miami

Acabará siendo presidente el que tenga los mejores abogados. Al fin y al cabo, así se soluciona todo en la vida diaria de Estados Unidos, el país donde la industria del juicio es la que más próspera. Nadie en sus cabales vive sin un abogado de cabecera, porque en cualquier momento una visita se resbala y luego pide una indemnización millonaria alegando que nadie le había dicho que el suelo estaba mojado. O las señoras con implantes sientan en el banquillo a los fabricantes de silicona y los fumadores a las tabacaleras. O el gobierno a Microsoft, o el tío del niño cubano Elián González al gobierno.
Estos días, el mejor punto de observación de la maquinaria del pleiteo está en los aeropuertos y en los hoteles de Miami, Palm Beach y Tallahassee, la capital del estado de Florida. Literalmente, cientos de abogados están aterrizando desde todas las partes del país como buitres en busca de la carnaza del lío electoral. “Es que están llegando aviones repletos”, exclamaba perplejo el senador republicano Fred Thompson. La invasión ha sido especialmente notable en el condado de Palm Beach, que gracias a las “papeletas mariposa” se ha convertido en una mina. Nada menos que 20.000 potenciales clientes, una gran parte jubilados judíos de clase acomodada, que votaron por el ultraconservador Pat Buchanan en vez de Al Gore, confundidos por el diseño de la papeleta, y ahora quieren que los tribunales les den una segunda oportunidad. A seis de ellos los representa Alan Dershowitz, el famoso profesor de Derecho de la Universidad de Harvard que defendió al ex jugador O.J. Simpson, a la heredera Patti Hearst y a Claus Von Bulow, entre otros. Pero no es el único jurista célebre que se ha desplazado al Sunshine State desde que comenzó aquí la batalla legal por la Casa Blanca. Por ejemplo, el equipo del vicepresidente Gore lo encabezan David Boies, uno de los que llevó la voz cantante en la demanda del gobierno contra Microsoft; y Laurence Tribe, eminencia de Harvard y uno de los principales expertos en derecho constitucional de Estados Unidos. Normalmente cobran unos honorarios de 600 dólares la hora pero aseguran que por tratarse de un asunto patriótico están “donando” su trabajo (que se lo cobran con creces en las constantes entrevistas en la televisión).
Aunque en EE.UU. hay 972.000 abogados colegiados y varios millones más de pasantes y procuradores, los que se han congregado en Florida parecen un mundo pequeño, y en algunos casos paradójico. A nadie le ha sorprendido que el gobernador George W. Bush haya contratado a Ted Olson, un ex socio de bufete de Kenneth Starr, el fiscal que procesó al presidente Bill Clinton por el escándalo Lewinsky, pero cuando en el Partido Republicano se enteraron de que también había reclutado a un prominente letrado vinculado al Partido Demócrata, Barry Richard, corrieron escalofríos. Curiosamente ese presunto “adulterio” levanta ampollas mientras que la politización del sistema judicial se asume como algo natural. En EE.UU. los jueces no llegan a serlo por un sistema de méritos, sino que son o bien nombrados por un político de rango o elegidos por el voto popular, como cualquier alcalde. Hacen campaña, recaudan dinero e inevitablemente arrastran un bagaje de intereses cuando se presentan a reelección cada dos o cuatro años. Un día están en el estrado defendiendo a un cliente y al mes siguiente se presentan a una elección contra el juez de aquel caso, la ganan y son ellos los que juzgan a los clientes de su contrincante, que probablemente volverá a intentar derrotarlo en las urnas. Es como una noria en la que un día son abogados, al mes siguiente jueces y dos años después pierden las elecciones y vuelven al bufete. Y vuelta a la noria otra vez. Y mientras están en el cargo tienen un poder ominipotente, como demostró el viernes el juez Terry Lewis, nombrado por un gobernador demócrata, que al asentir con la posición republicana aceptando que la secretaria de Estado había ejercido apropiadamente su discrecionalidad invalidando los recuentos manuales, puede haberle puesto en bandeja la presidencia a Bush.
En el mejor de los casos, hay jueces a nivel estatal nombrados por el gobernador (unas veces demócrata y otras republicano), pero al cabo de cuatro años tienen que ser reconfirmados por el voto popular. Los únicos que tienen permanencia en el cargo son los jueces federales, pero también están nombrados por los presidentes. Ese es el caso de cuatro de los 12 que tienen en sus manos una petición de George W. Bush de declarar inconstitucional el recuento manual, y fueron nombrados por su padre cuando era presidente. Lo que esta elección ante las cámaras del mundo ha mostrado es cómo se gobierna a golpe de demanda, cómo entre jueces y abogados resuelven las ecuaciones de la sociedad norteamericana. Son los que de verdad han ganado la Casa Blanca.

 

 

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