Por Gustavo Veiga
Talleres está a un paso
del Edén. En Córdoba un domingo de gloria cotiza por las
nubes y todos esperan que sea éste, ¡el domingo! Los hinchas
planificaron el viaje a Buenos Aires en micro, auto y avión, hicieron
astillas el chanchito y elevaron una plegaria al altar de los sueños:
hay que ganarle a Boca y, después sí, ilusionarse en serio
con el título. Desde el plantel que conduce Juan José López
.-el mismo que hace unos meses trataba de evitar el descenso con Instituto-.
baja un mensaje esperanzador pero realista. El técnico sabe que
hoy no será sencillo rendir la materia. Y es que Boca es como un
examen de trigonometría, una ecuación que no admite la más
pequeña distracción, que desea el campeonato con el apetito
de los grandes. Lo demás, se sabe: el equipo de Bianchi es una
máquina de triturar, que pega y noquea, que tiene a Riquelme y
a Palermo. Ante esa propuesta, Talleres puede elegir entre dos alternativas.
La primera es defenderse tratando de controlar la pelota el mayor tiempo
posible. Esta variante requiere una dosis de osadía que J. J. López
ha plasmado en cuentagotas. Un cosa es el equipo con Diego Garay y otra
muy distinta sin él. El técnico ha jugado durante casi todo
el torneo con un 4-4-2, a excepción del segundo tiempo como visitante
contra San Lorenzo y el último partido contra Chacarita. En ambos
momentos, el volante de enganche más clásico con que cuenta
Talleres estaba en la cancha. Y, se sabe, con Garay, los cordobeses ganan
en buen trato de pelota e improvisación, lo que pierden en recuperación
y relevos en el medio.
La segunda fórmula es esperarlo a Boca con los dientes apretados,
sabiendo que no hay más remedio que defenderse del medio hacia
atrás, con dos líneas de cuatro y los dos delanteros, Astudillo
y Rueda, a la pesca de algún pelotazo afortunado. López
es bastante cauteloso cuando juega afuera de Córdoba, pero no es
suicida. Es impensado que mande presionar a Boca en tres cuartos, aunque
tampoco va a plantear el juego haciéndole un corralito a su arquero
Cuenca cerca del área. La prueba es que Talleres es un rival difícil
de arrear para cualquiera. Y al líder del campeonato le va a costar
mucho dominarlo si Alaniz, Albornos, Garay y Astudillo lejuegan a un toque.
De todos modos, con estas especulaciones se puede alimentar el tacho de
basura cuando ruede la pelota.
Sí, queda muy claro, que el equipo cordobés está
ante otra oportunidad histórica. La primera la derrochó
en aquella final memorable contra Independiente que, guiado por un inspirado
Bochini, le sacó de la boca el título en el Nacional 78,
con ocho hombres y en casa, cuando aún jugaban Baley, Galván,
Oviedo, el Hacha Ludueña y Valencia, aquellos que alguna vez integraron
la selección nacional del Flaco Menotti. Por eso, acaso sea ésta
.-y aunque todavía restan jugarse cinco fechas-. la segunda gran
chance de asomarse al umbral de un campeonato. Media provincia, entre
compases de música cuartetera y el aire diáfano de las sierras,
palpitará un domingo distinto, ataviada de azul y blanco y con
los oídos atentos a lo que resuene en la Bombonera. Algunos miles
de privilegiados podrán seguir a los suyos desde una tribuna, abigarrados
bien en lo alto, donde sólo unos pocos han logrado disfrutar de
tardes inolvidables. Ellos serán testigos de un hecho que se presenta
muy de vez en cuando. En este fútbol polarizado, donde los poderosos
se pavonean, Talleres puede escupirle el asado al candidato de todos,
menos de Córdoba. Con perdón de Belgrano.
No hay nada del
Barcelona
Carlos Bianchi descartó ayer los rumores sobre un supuesto
interés del Barcelona por contratarlo y reveló que
en Boca se encuentra muy bien y desea quedarse. Tengo
contrato hasta diciembre de 2001 y deseo llegar hasta el final,
salvo si me echan antes, pero eso ya es diferente, dijo. Las
versiones indicaban que el Barcelona le ofrecería un contrato
por dos temporadas a cambio de tres millones de dólares anuales,
una cifra que dobla lo que gana en Boca. Y, además, el Barça
estaría dispuesto a contratar a Martín Palermo y a
Juan Román Riquelme. Por otra parte, Bianchi prefirió
ahondar sobre la marcha del equipo en el presente Apertura y dejar
en un segundo plano el ansiado partido frente al Real Madrid, en
Tokio. Sobre la Intercontinental nos vamos a poner a pensar
después del partido ante Talleres, comentó el
técnico, y agregó: Los jugadores no tienen derecho
a pensar en otra cosa, sólo en Talleres. El técnico
no confirmó ayer el equipo que parará ante los cordobeses,
aunque se especula que irían: Córdoba; Ibarra, Bermúdez,
Matellán, Fagiani; Marchant, Serna o Traverso, Battaglia;
Riquelme; Delgado y Palermo.
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Argentino
sigue sin ligar nada
Independiente,
con suerte
Con muy pocas ideas,
sólo con un acierto en el área rival, Independiente
se reencontró con el triunfo al ganarle en Ferro anoche por 1 a
0 a un pálido Argentinos sumó su cuarta derrota consecutiva,
en el arranque de la decimoquinta fecha del Apertura. Independiente consiguió
su gol a los ocho minutos cuando Vuoso, con oportuno golpe de cabeza,
vulneró a Siboldi y después prácticamente se olvidó
de atacar. Argentinos que terminó con uno menos por expulsión
de Schiavi al final pareció reaccionar un minuto después
con Pena metiendo un frentazo abajo que rebotó en el pecho del
arquero Rocha. Pero en ese lapso siempre Argentinos tuvo las mejores oportunidades
en los pies de Insúa y Yaqué. Tras el descanso, Argentinos
atacó más aunque Independiente, de contra, puso tres veces
a Forlán mano a mano con Siboldi y en todas respondió muy
bien el arquero. Sobre el final, Pena estrelló un derechazo en
el palo izquierdo de Rocha que ya no tenía chances. Si entraba,
hubiera marcado un poco más de justicia porque Independiente hizo
poco.
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