Por Cecilia Hopkins
Sostengo una teoría:
cuando las manifestaciones de protesta se desarrollan en forma rectilínea
es porque apoyan ideas autoritarias, mientras que cuando se cumplen en
forma circular persiguen ideas antiautoritarias. Un ejemplo argentino
son las marchas de las Madres de Plaza de Mayo. Tal afirmación
formó parte de la charla que dio el investigador teatral y director
estadounidense Richard Schechner, durante la presentación de su
libro Performance: teoría y prácticas interculturales, en
el salón de conferencias de la Universidad de Nueva York en Buenos
Aires. Invitado para dictar un seminario dentro del ciclo Las marcas
de la cultura que la directora Susana Rivero coordina en el Centro
Cultural Ricardo Rojas, Schechner explicó que la conclusión
se desprende de su análisis de la toma de lugares públicos
en el campo de las protestas sociales, desde los desfiles nazis hasta
los sucesos de la plaza de Tiananmen, en Beijing, pasando por las movilizaciones
por los derechos civiles de los negros, en los Estados Unidos de los años
60. Con apenas unas horas en el país, los cortes de calles y avenidas
y las manifestaciones en la ciudad más los datos sobre los
piquetes en rutas que sus interlocutores le aportaron el investigador
tuvo que admitir que la Argentina le estaba ofreciendo un amplio campo
de estudio.
Estudioso de las interrelaciones entre teatro, danza, rituales y performances
en el seno de las más diversas culturas, Schechner se refirió
a la performance como un acontecimiento abierto a un sinnúmero
de códigos artísticos .-plástica, literatura, cine,
teatro, música que crea un producto que excede los límites
formales de cada uno de los lenguajes que utiliza. Una acción
colectiva improvisada o largamente ensayada una especie de monstruo
devorador que en lo artístico nació al calor de los
happenings de los 60 que, según afirmó, no muestra
una realidad convencional sino que señala una nueva realidad, manifestando
la orientación política, sexual o religiosa de sus participantes.
La escritora Luisa Valenzuela, quien tuvo a su cargo parte de la presentación
del libro, subrayó uno de los caracteres básicos de la performance:
una situación espontánea que irrumpe aboliendo el
lugar del escenario y del espectador, que usualmente tiene lugar en los
pliegues de una ciudad, lo cual no habla de sitios marginales sino más
bien de los centros conceptuales no convencionales de una ciudad.
Profesor en la Universidad de Nueva York y editor de la prestigiosa publicación
The Drama Review, Schechner no dudó en pararse sobre el escritorio
que tenía delante para explicar desde allí los ejercicios
que suele proponer en sus talleres, ni en quitarse las zapatillas para
arrellanarse con mayor comodidad en su sillón de disertante. Luego
de pedir a su audiencia que desbaratara las filas de sillas para formar
un gran círculo, el profesor resumió los contenidos de su
seminario. Uno de los temas a analizar fue el papel de los juegos, rituales,
deportes y protestas organizadas en un mundo globalizado, y específicamente
en contextos neocoloniales, como las sociedades latinoamericanas,
e incluso ciertas zonas de los Estados Unidos. Otras de las cuestiones
estuvieron relacionadas con los lugares del cuerpo donde está ubicada
la teatralidad: los ojos y los oídos son los sentidos privilegiados
para el conocimiento por la tradición del teatro occidental,
explicó. A cambio, Schechner propuso adoptar la palabra rasa que
proviene de la tradición teatral hindú para referirse
al sabor y a la mezcla de gustos y aromas. Según afirmó,
el teatro rásico tiene por objeto el placer, valorar la experiencia
más que el distanciamiento, el saborear más que el juzgar.
Julio Bocca en el
Luna
Julio Bocca comenzó anoche, junto con Eleonora Cassano,
su serie de ocho shows en el estadio Luna Park. El espectáculo
incluyó su clásico Don Quijote Grand Pas de
Deux, con coreografía de Lojo según Petipa y
música de Minkus, y por primera vez en Buenos Aires presentó
Acts of Light, de la influyente coreógrafa norteamericana
Martha Graham, con música de Carl Nielsen. Entre sus interpretaciones
se destacaron también Suite Generis, de Haendel
y Hadyn y el Manon Pas de Deux, con coreografía
de Kenneth MacMillan. Pero como es su costumbre, llevó el
tango a una dimensión de ballet, con la segunda parte del
espectáculo dedicada a Astor Piazzolla, con la actuación
en vivo del quinteto que lleva su nombre. El consagrado primer bailarín
del American Ballet (de cuya fundación se cumplen diez años)
expresó que uno de los sueños que ha cumplido es haber
logrado que la danza sea un arte para todos. La danza no debe
ser un arte para los que tienen dinero o para los que se dicen entendidos
en esto. La danza debe ser popular, desde el tango al mambo, pasando
por lo contemporáneo. Bocca, de 33 años, anunció
además que en febrero participará en una película.
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