Textuales
De la Rúa está al borde del precipicio, pero
yo no lo voy a empujar. La primera parte de la frase pertenece
al analista político Carlos Ruckauf; la segunda, al gobernador
bonaerense. Ambas fueron dichas a Página/12 en un reportaje
publicado el domingo pasado y Ruckauf se esmeró en repetirla
docenas de veces en estos días. La descripción es
cabal. La declaración de principios es taimada pues expresa
que el presidenciable peronista tiene enorme poder y grandeza institucional.
Pero escamotea que él, como todos sus compañeros gobernadores,
afronta una grave situación con su provincia endeudada con
vencimientos siderales a pagar en diciembre, con un déficit
proyectado de alrededor del orden de los 2000 millones de pesos.
El también está al borde del abismo, es lo que no
mencionaron ni el analista ni el gobernador. Y tal vez no hicieron
valer del todo los negociadores del Gobierno.
En estas pulseadas
el que se calienta pierde, reflexionaba un delarruista del
gabinete y añadía: Chrystian Colombo es un negociador
firme y aporta mucho al Gobierno, pero se enojó de más
y concedió de más. Algunos integrantes del Ejecutivo
cuestionaban que a Colombo le sobró garra, pero le faltó
sangre fría, lo que permitió que se le agrandara
Chacarita, un peronismo que no tenía para nada la sartén
por el mango, pero que obraba como si.
Se trata de una cuestión opinable sobreimpresa a un dato
ineludible: el hiperprotagonismo de Colombo, uno de los contados
dirigentes del oficialismo que se jugó en esa pulseada mientras
unos cuantos todo un síntoma acerca del actual espíritu
de cuerpo y mística de la Alianza miraban por TV.
Fredi piensa demasiado
en su futuro electoral, tal la explicacióncrítica
del escaso protagonismo del ministro del Interior en estos días
de vértigo. Se la oyó en varios despachos ministeriales.
En otros se defendió a Federico Storani con dos argumentos:
a) no sale porque está en desacuerdo con las
últimas medidas; b) el Presidente decidió que los
que jugarían fuerte serían Colombo y José Luis
Machinea y no había motivos para disputarles ese espacio.
¿Cómo
están las cosas? indaga Página/12 a una fuente
de primer nivel. El solcito baña Buenos Aires; muchas mujeres
son o están hermosas y ninguna porteña luce del todo
fea, cuesta creer que este día sea terrible. Pero lo es.
Las cosas de la pregunta son la negociación con
el peronismo y la reforma previsional. No puedo contestarle,
hace como media hora que no hablo con nadie informa o bromea
la fuente, hace dos horas el acuerdo se caía y el Presidente
estaba por firmar el Deeneú (DNU: decreto de necesidad y
urgencia). Hace media había acuerdo, pero no Deeneú.
Ahora vaya a saber. Cientos de reuniones, de faxes, de idas
y venidas, de partidos de truco disputados entre políticos
de distintos palos signaron una semana en la que, a cada rato, todo
parecía cambiar para que todo quedara igual.
Siéntese
al lado mío, María América. La propuesta
del Presidente, tan cortés como ineludible, ocurrió
durante su reunión con los legisladores de la Alianza en
Olivos. Era para dialogar acerca del paquete económico. En
definitiva, la única que algo dialogó fue la susodicha
González, especialista en temas previsionales. Para el resto
sólo hubo dos largos discursos del Presidente y el ministro
de Economía que, sin esperar réplica, hicieron mutis.
Nos invitaron a tomar la leche, sintetizó con
sorna un frepasista, dando testimonio del saldo de bronca que dejó
ese cónclave. Fue uno de los tantos gestos contraproducentes
de De la Rúa a su tropa a la que ni en ese encuentro
ni en días anteriores y posteriores no encolumnó
ni disciplinó.
¿Hablaste
con Chacho?, fue la pregunta más trillada entre dirigentes
del Frepaso. La respuesta más repetida fue no hablo
con él desde hace... días. El líder frepasista
matizó su reciente e intenso perfil bajo con un par de reuniones
con sus seguidores en las que los instó a seguir en el gobierno,
aprobar el presupuesto y rechazar la reforma previsional si se la
lleva al Congreso. La actual obsesión de Alvarez es evitar
ser responsabilizado de la crisis sucedánea a su renuncia.
La táctica que eligió encuentra varios escollos.
El primero, a fuerza
de más ostensible, es que su silencio es tan interpretable
y utilizable políticamente como sus palabras. Fue chicana
repetida de los gobernas del PJ, quienes corrieron a
los negociadores de la Alianza con el argumento queremos saber
si el Frepaso avala esto.
El segundo es que el
mensaje oficialista ma non troppo que transmite a sus
seguidores es muy arduo de traducir en el día a día.
Máxime porque contradice su gesto de renuncia y su posterior
prolongada abstinencia de trato con el Gobierno.
Dos motivos que explican en buena medida por qué el Frepaso
está en estado de asamblea permanente.
225 millones es
mucha guita. Parece una perogrullada. Lo es, un poco, menos,
pues alude a la concesión que rápidamente otorgó
el oficialismo a las provincias para ayuda social. Son más
de 100 millones de pesos para las provincias peronistas, lo que
les permite duplicar lo que recibieron en similar concepto en el
2000.
Un botín para un año electoral, casi una garantía
de victoria, que los emisarios de la Alianza explicaron como contrapropuesta
al pedido de los peronistas de desguazar los ministerios de Desarrollo
Social y el de Trabajo de sus planes sociales y hacer rodar la cabeza
de Graciela Fernández Meijide. De cualquier manera el único
ministerio que gerencia el Frepaso queda proporcionalmente reducido
en recursos en relación con las provincias: para planes sociales
y alimentarios dispondrá, aproximadamente, de 300 millones
contra 430 de éstas.
Lo que ofrecieron
ya es nuestro. Neguémonos, que lo demás nos viene
de upa. De un gobernador peronista de los grandes a otro,
reflejando su táctica y el clima de la negociación
en la que los opositores se movieron como si dispusieran todo el
tiempo del mundo. Un modo de transformar en fuerza propia los planteos
apocalípticos del oficialismo.
Los mercados piensan
que los políticos argentinos somos unos pelotudos.
conclusión de un aliancista de primer nivel respecto de la
pulseada mentada en el párrafo precedente.
Los que dicen que
las recientes medidas son ortodoxas no saben nada. Tajante
definición del equipo económico para algunos de sus
críticos. Según los Machi boys, el paquete aún
en vida fetal se aparta de lo común porque permite mayor
déficit en el corto plazo a cambio de una promesa de contención
a futuro. En Hacienda auguran que el crecimiento el año que
viene rozará el 5 por ciento y explican que no consignaron
esos (que serían entusiasmantes si no fueran poco creíbles)
datos en el Presupuesto porque el FMI les pidió cautela en
sus proyecciones. Redondean diciendo que el blindaje bajará
el riesgo país y a futuro la tasa de intereses de la deuda
externa y definen en forma bien autogratificante su situación:
Nuestros únicos problemas son políticos.
Hay que elegir:
o 22.000 millones o 20 diputados. No era una oferta de compra,
ni de trueque ni una tasación. Apenas la descripción
que propinó al Presidente un empinado economista explicándole
que ceder ante las quejas o las presiones de los diputados frepasistas
ponía en riesgo el blindaje financiero pactado con el FMI.
Traduce el creciente alejamientoentre el equipo de Machinea y las
huestes del ex vicepresidente, empezando por éste.
Con los mercados
ya arreglamos. Nuestro problema es qué dirá Chacho.
Otra versión de lo mismo, por otro economista de primer nivel.
Se acabó
el tira y afloja. No puedo cambiar ni una coma. Chrystian
Colombo a sus allegados, aludiendo al acuerdo firmado con los gobernadores
de la Alianza que según él fija el límite infranqueable
de la negociación con el PJ. Todo indica que no será
del todo así, que las tratativas continuarán y al
final se firmará el acuerdo.
Si no se firma
el Deeneú, se cae el blindaje. Dicho, casi siempre
off the record, por varios cuadros de Economía y de Jefatura
de Gabinete, a quienes enardecieron o deprimieron (según
los respectivos temperamentos) mucho más de lo que dicen
en público los zigzags presidenciales. El viernes De la Rúa
desechó ante dos de sus colaboradores la vía del decreto,
les informó que intentaría obtener la reforma previsional
por ley. Intento que, a la luz de los posturas públicas de
legisladores frepasistas y pejotistas, equivalía a posponerla
o archivarla. El ala económica del Gobierno intentó
desde entonces explicarle que sin esa medida el FMI negará
su apoyo o lo diferirá hasta la improbable promulgación
de la norma. Hasta se comentó que Machinea había agitado
ante De la Rúa la amenaza de su renuncia.
Algunos otros oficialistas le soplaron al oído que, en verdad,
esa medida es una sobreactuación del equipo económico
no exigida por el Fondo.
El Presidente parecía indeciso aunque una alta fuente de
Jefatura de Gabinete aseguró a este diario que firmará
el Deenú mañana o el lunes como mucho.
¿Por qué
no la va cortando con los textuales y redondea un cuadro de situación?
Pedido que, a esta altura, puede intuirse formulará más
de un lector. A ver:
u El oficialismo, que no supo conservarse unido, parece poco convencido
y culposo a la hora de defender sus acciones...
... empezando por el
Presidente que se maneja sin timming, prolongando indefinidamente
las decisiones. Transmite recurrentemente la sensación de
no asumir las consecuencias de sus actos. Un ejemplo: sus discursos
del viernes, un claro viraje a derecha implicaban la rápida
sanción del DNU, su postergación generó dudas
y acrecentó el debate interno.
La carencia de liderazgo
presidencial se condimenta con la ausencia del líder del
Frepaso no ya del Gobierno sino de la escena pública.
Frente a este cuadro,
los gobernadores del PJ se comportan como si fueran los adalides
de las políticas sociales. Reclaman medidas y recursos que
jamás existieron en diez años de gobierno de su partido.
Imponen el parecer de las provincias grandes (gobernadas por presidenciables)
a las más chicas. Satanizan al FMI tras una década
de relaciones carnales con el Norte. Para peor, el desempeño
histórico de muchos de ellos arroja enormes sospechas respecto
de cómo administrarán las fuertes sumas que reciben
para políticas sociales. ¿Qué pasará
en Tartagal si un estadista de la talla de Juan Carlos Romero recibe
el doble de plata que hasta hoy? Se conducen, en suma, con más
picardía que grandeza, carentes de toda autocrítica
y poniéndose afuera de una crisis que también contribuyeron
a engendrar.
La clase dirigente
argentina es una mierda. diagnóstico de Eduardo Duhalde,
que la integra sin duda. Se supone que lo dijo para mejorar la situación,
enriquecer el debate. Un aporte que, por su nivel, por la galanura
con que se expresó, no desentonó dentro de la producción
semanal de la dirigencia política de primer nivel.
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