Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
ESPACIO PUBLICITARIO


PROBLEMAS CON UN ENTE QUE MUEVE 117 MILLONES AL AÑO
La APE está en la mira de la SIGEN

La Sindicatura comprobó �deficiencias� en el control interno de la Administración de Programas Especiales, encargada de los subsidios a obras sociales. Otra fuente de fondos sospechada.

El ministro de Salud, Héctor Lombardo, es el responsable último de la Administración cuestionada.

Por Diego Schurman

La Sindicatura General de la Nación constató “deficiencias del sistema de control interno” en la Administración de Programas Especiales, el organismo encargado de la entrega de subsidios a las obras sociales sindicales. La SIGEN llegó a esa conclusión preliminar a través de una auditoría que se viene realizando sobre esa dependencia del Ministerio de Salud, que maneja 117 millones de pesos anuales. El dato no es menor: la Justicia considera a la APE como uno de los lugares por donde podría haber surgido el dinero para los presuntos sobornos en el Senado.
La Sindicatura dará a conocer en un mes el informe final con los resultados de la auditoría de movimientos de fondos iniciada a mediados de octubre y que en estos días se encuentra en su punto culminante. De todos modos, Página/12 pudo saber que entre los “aspectos críticos” del informe figurarán dos que son recurrentes:
Las “notorias” demoras en la rendición de fondos de parte de las obras sociales que reciben los subsidios.
La “desidia” de las autoridades de la APE que no reclaman la rendición de esos fondos.
Un documento de la SIGEN conocido en abril, denominado “Informe Ambiente Control”, pone al descubierto que esas deficiencias se arrastran prácticamente desde la creación del organismo, en 1998. Uno de los puntos más llamativos es el que analiza el otorgamiento de reintegros a obras sociales por tratamientos de alta complejidad como sida, estudios computarizados, prótesis y trasplantes. Concretamente, advierte sobre la habilitación de fondos “sin que estén dados los requisitos necesarios, o bien sin contar con todos los elementos de juicio que den sustento a la decisión adoptada”.
La APE destina alrededor de 114 millones de pesos al pago de subsidios –entre reintegros y ayuda a obras deficitarias– y sólo 3 millones a gastos administrativos, con lo cual las auditorías se vuelven aún más complejas. La APE recibe su presupuesto del Fondo Solidario de Redistribución, que concentra el 10 por ciento de la recaudación de las obras sociales sindicales, lo que representa en total unos 360 millones de pesos. La nueva auditoría que viene realizando el equipo de trabajo de Rafael Bielsa –y que incluyó un encuentro entre los síndicos de Salud y el gerente general de la APE, el radical Andrés Berduc– abarca los movimientos de fondos realizados entre el 1º de enero hasta el 30 de setiembre, fecha de cierre anticipado dispuesto para este año por la Contaduría General de la Nación.
Fue justamente dentro de ese período cuando la APE ganó espacio en los medios al conocerse que el juez Carlos Liporaci la incluyó dentro de los hipotéticos lugares de donde pudo haber surgido el dinero para pagar las presuntas coimas en el Congreso. A pesar de que el ministro de Salud, Héctor Lombardo, y el superintendente de Servicios de Salud, Rubén Cano, negaron abiertamente esa posibilidad, la Justicia nunca la desechó. Es más, el juez aún quiere saber por qué se destinaron 17 millones de pesos a un puñado de obras sociales sindicales en vísperas de la aprobación de la reforma laboral, cuando en meses anteriores ese monto siempre osciló entre 5 y 10 millones. Fuentes de la Sigen aseguraron a Página/12 que “la auditoría no se originó como consecuencia del escándalo del Senado sino para evaluar factores de riesgo”. En buen romance: que se trata de un trabajo de rutina.
Efectivamente, la Sindicatura nunca recibió un pedido de la Oficina Anticorrupción para auditar la APE. Por las sospechas de sobornos en el Congreso, únicamente le pidieron trabajar sobre la SIDE, el Ministerio de Defensa, la Policía Federal, la Lotería Nacional y el Banco Nación.
Sin embargo, no se descarta que las conclusiones finales de la auditoría a la APE se conviertan para los fiscales Eduardo Freiler y Federico Delgado en un nuevo elemento de sospecha sobre el Ministerio de Salud y los dirigentes gremiales beneficiados con las partidas, la mayoría perteneciente a la CGT oficial. Curiosamente, la APE acaba de incorporar como asesor ad honorem al menemista Vicente Mastrocola, el sindicalista plástico atosigado por la crisis financiera de su obra social (ver aparte).
Aún si las “deficiencias de control interno” constatadas por la SIGEN no tuvieran relación alguna con las presuntas coimas en el Senado, son de por sí un alerta rojo para un organismo dedicado exclusivamente a manejar sumas siderales de dinero.

 

¿Qué es la APE?

La Administración de Programas Especiales (APE) fue creada como organismo descentralizado de la administración pública el 15 de enero de 1998, durante la gestión de Carlos Menem. Pertenece a la jurisdicción del Ministerio de Salud y tiene un régimen de autarquía administrativa, económica y financiera. Se financia con los recursos del Fondo Solidario de Redistribución y otra fuentes alternativas de financiamiento. El actual gerente general es el radical Andrés Berduc, quien en febrero reemplazó en el manejo del dinero del organismo al menemista Carlos “El Gato” Lapadula. Es ahora Berduc el responsable de elaborar y diseñar normas de otorgamiento de subsidios y controlar que éstas se cumplan, un ítem que según la auditoría de la Sindicatura General de la Nación no se estaría cumpliendo.

Ci vediamo dopo

En la última semana Página/12 intentó comunicarse con el máximo responsable de la Administración de Programas Especiales, el ministro de Salud Héctor Lombardo, para conversar sobre la auditoría llevada adelante por la Sindicatura General de la Nación. Pero voceros de la cartera informaron que el funcionario se encontraba de viaje en Italia participando de un congreso médico.

Un visitante ilustre

Por D.S.
La buena relación entre el ministro de Salud, Héctor Lombardo, y la CGT menemista no es novedosa. Privilegia a este sector en las negociaciones por la desregulación del sistema de obras sociales y es con un encumbrado sindicalista menemista, como Luis Barrionuevo, con quien mantiene un trato especial, quizás influenciado por un amigo en común: Enrique “Coti” Nosiglia. Seguramente por eso no sorprenden las visitas permanentes que el dirigente plástico Vicente Mastrocola realiza a esa cartera y mucho menos que a este reconocido admirador de Carlos Menem lo hayan premiado con una asesoría ad honorem de la Administración de Programas Especiales.
Mastrocola integra el Movimiento Obrero con Propuesta (MOP), una hipermenemista línea interna de la CGT oficial donde abundan los trajes cruzados y el perfume francés. Es, al fin, titular de un gremio que alguna vez condujo a otro dirigente a la fama, aunque más por su amor a los “burros” y a las comidas del Jockey Club que por su actividad sindical: el ex funcionario menemista Jorge Triaca.
Lo curioso es que Mastrocola haya sido convocado para asesorar a un organismo que maneja el dinero de las obras sociales cuando la suya se encuentra en concurso preventivo. Es decir, a un paso de la quiebra. El sindicalista planteó la situación ante el Juzgado en lo Comercial 19, Secretaría 38 de la Capital Federal. Se habla de un desfasaje de 4 millones de pesos y juicios en contra llevados adelante por diversas clínicas por deudas impagas. La presentación en quiebra del grupo de salud IMG, que estaba asociado a los plásticos, habría sido la gota que rebalsó el vaso.
Fuentes de la cartera de Salud aseguraron que Mastrocola, en su papel de asesor, sugirió en los últimos días los montos para que el APE repartiera en los próximos meses entre distintas obras sociales: 550 mil para la de gastronómicos, de Barrionuevo, 300 mil para la de la carne, 300 para la del correo, y también 300 mil para la propia, o sea, la del plástico. Habrá que ver si le hacen caso.

 

 

KIOSCO12

PRINCIPAL