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Hay once imputados en la tragedia
de Santa Fe y son todos detenidos

La jueza acusó a 11 de los 13 sobrevivientes del motín e incendio en la comisaría de Pueblo Nuevo. No hay ningún policía imputado.

La jueza Portillo de Pigliacampo imputó sólo a detenidos.
El miércoles hubo un motín
seguido de incendio, con 12 muertos.

Por Carlos Rodríguez

Mientras se elevó a 12 el número de muertos como consecuencia del motín seguido de incendio que se produjo el miércoles en la comisaría 25ª de Pueblo Nuevo, un barrio de la ciudad de Villa Gobernador Gálvez, la jueza de instrucción Susana Portillo de Pigliacampo imputó como responsables de los sucesos a 11 de los 13 detenidos que sobrevivieron. La causa de la más grave tragedia ocurrida en una cárcel santafesina en la historia fue caratulada “intento de fuga e incendio intencional, seguido de muerte”, un delito que estipula condenas de entre ocho y 20 años de prisión. En ese marco de acusación dirigida exclusivamente a los reclusos, la Coordinadora de Trabajo Carcelario (CT) insistió ante la Justicia en la necesidad de que también se investigue “la actuación de la policía”, que según versiones habría podido evitar las muertes abriendo una reja para facilitar la salida de las víctimas.
A través de la CT, familiares de algunos de los presos que sobrevivieron denunciaron ayer que fueron intimidados por personal de la comisaría 17ª, supuestamente para forzarlos a que ratifiquen la versión oficial, que libra de toda culpa al personal a cargo de la guardia en la seccional. La jueza que investiga los sucesos de Pueblo Nuevo, a 11 kilómetros de Rosario, también recibió a familiares de los presos acompañados por tres miembros de la Coordinadora, que aseguraron que el incendio se produjo a partir de la represión policial del intento de fuga.
“No pienso renunciar porque el incendio lo provocaron los internos y la policía trató de sofocarlo”, afirmó el ministro de Gobierno de Santa Fe, Angel Baltuzzi, repitiendo lo mismo que manifestó el subsecretario de Seguridad, Enrique Alvarez. El mismo miércoles del motín murieron tres de los reclusos, Gustavo Monzón, Pablo Abalos y Mario Miño. Hasta ayer fallecieron otros nueve: Juan Alberto Udi, José María Rolón, Arnaldo Ojeda, Hugo González, Daniel Alvarez, David Rodríguez, Jorge Capiaqui, Diego Sibila y Jorge Carbone.
En el Instituto del Quemado seguía internado Miguel Angel Espíndola, de 23 años, que tiene el 40 por ciento del cuerpo dañado por el fuego. Otros dos detenidos, Sergio Frías, de 28 años, y Daniel Grande, 21 años, fueron dados de alta en ese centro especializado, pero continúan “en observación” en una sala del policlínico Eva Perón, de Granadero Baigorria, ambos con custodia policial. Grande, que presenta una herida que sería de bala de goma, dio lugar a una denuncia en el sentido de que la policía había reprimido con munición de plomo.
La propia jueza se encargó de desmentir esa posibilidad, basándose en las autopsias de los internos fallecidos, pero la Coordinadora insistirá en sus denuncias por irregularidades en la actuación de la policía que habrían contribuido a generar la tragedia. La versión oficial de los hechos se basa, fundamentalmente, en el testimonio del ex detenido Miguel Angel Mendoza, de 24 años, quien debía recuperar su libertad el mismo día del motín, sobre cuya preparación habría alertado a los guardias. Según el testimonio de Mendoza, los policías habrían intervenido después de comenzado el incendio y habrían tratado de salvar de las llamas a los presos. La Coordinadora insiste en que los presos quedaron atrapados en una dependencia rectangular de apenas 35 metros cuadrados y muchos de ellos murieron porque los guardias “priorizaron la seguridad a la vida y se negaron a abrir la puerta para que pudieran salvarse”.

 


 

UN HOMBRE MATA A UN REMISERO Y LOS VECINOS LO LINCHAN
Un asesinato y un linchamiento dudosos

En un confuso episodio, calificado en fuentes policiales como “justicia por mano propia”, un grupo de alrededor de diez personas mató a golpes a un hombre que previamente había asesinado a balazos a un remisero, en circunstancias también dudosas en cuanto al móvil del crimen. Según el relato de testigos presenciales, el hecho comenzó a las 21 del viernes en una agencia de remises ubicada en Avelino Díaz y Ramos, en Villa Recondo, partido de La Matanza, cuando Roberto Bernardo Corman, de 44 años, ingresó al lugar y sin decir una palabra mató de un tiro en el pecho al remisero Adrián Gabriel Espínola, de 25. Los presentes, entre ellos un hermano del chofer, reaccionaron y luego de sacarle el arma a Corman lo golpearon hasta convertirlo de victimario en segunda víctima de una noche violenta.
Corman había llegado a la remisería a bordo de un automóvil Volkswagen de color rojo, acompañado por otro hombre que luego escapó. Corman, que según la policía acababa de cumplir una condena en la cárcel de Villa Devoto, trató de escapar y hasta logró salir de la remisería, mientras sus perseguidores continuaron asediándolo. En este punto el relato se hace confuso, ya que todo indicaría que no menos de diez vecinos se sumaron a la persecución. Los vecinos, con reticencia, aseguraron que fueron muchos los que participaron en la golpiza, que continuó en la calle, a pocos metros de la remisería, incluso cuando Corman ya había dejado de ofrecer resistencia y se encontraba tirado en el suelo, muy lastimado.
Las cosas recién se calmaron cuando llegó un patrullero de la comisaría 11ª de La Matanza, que se encontró con el cadáver de Espínola y el cuerpo inmóvil de Corman, quien falleció antes de llegar al hospital. Una mujer, familiar de Espínola, aportó como prueba una pistola 9 milímetros que fue la que habría utilizado Corman y que había quedado olvidada en un rincón de la remisería, luego del gran alboroto. En la causa interviene la Unidad Funcional de Instrucción número uno de La Matanza.

 

 

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