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UNA INSOLITA PROPUESTA DE COMERCIANTES CONTRA EL CONSUMISMO
Hoy no me compre

Inspirados en la idea de una fundación canadiense que combate la fiebre del consumo, un grupo de diseñadores de Palermo Viejo decidieron adherir: el 24 no venderán nada. Sus negocios estarán abiertos para tomar el té, lanzar ideas y conversar sobre el actode comprar.

Mariana Szwarc, la dueña de Salsipuedes, uno de los locales
donde el viernes no se vende nada.

Por Alejandra Dandan

Son los chicos malos de Palermo Viejo, al menos así serán nombrados por las grandes corporaciones a partir de la semana próxima. Acaban de darle cuerpo a una idea, por lo pronto molesta. Son ideólogos del “No compre nada”, la apuesta contra el consumo que replicará aquí la propuesta de una fundación canadiense. Lo han dicho: el 24 de noviembre estará prohibido comprar y prohibido vender. Y juran que el dogma se cumplirá a rajatabla, aunque sea en los locales dispuestos a renunciar por un día al conteo de la caja registradora. Los gestores del no compre abrirán sus negocios para reemplazar ese día el ritual del acto de compra por lo que mencionan como “un acercamiento reflexivo y crítico hacia los productos”. Habrá mueblerías donde sentarse a tomar el té y tiendas de ropa travestidas en escenario de happening.
Alejo Estebecorena es uno de los diseñadores patrocinantes del día en el que el capital será el villano de la película. “Queríamos hacer algo para que algo cambie”, dice sobre esa propuesta de The Media Foundation aparecida un día de octubre en la tapa del suplemento cultural de Página/12. Esa organización de artistas, estudiantes, activistas, empresarios y escritores de todo el mundo lanzó el Día de No Compre Nada (ver aparte) como alerta frente a la fiebre de consumo que alientan las Navidades en el Primer Mundo.
Pero la urbe porteña no es el Primer Mundo y en Palermo le dieron al “no compre” fisonomía nacional: “Nosotros, por falta de guita, estamos lejos de la capacidad de adquirir que tiene el centro, pero el mecanismo es el mismo, está bajo todos los mensajes y llega a todos los niveles”, dice ahora Diana Lisman, arrinconada en uno de los locales que el 24 quedará convertido en estudio de grabaciones. Es Salsipuedes, el negocio de Mariana Szwarc, dispuesta también a dejar de vender ese día, que es viernes, dice, y encima el día de más salida.
Ese viernes, Mariana no abandonará ni local ni ese mostrador desde donde el correcto “sí señora, sale cien” dejará de oírse. Una filmadora montada allí irá recogiendo durante el día impresiones y esas cosas que le vaya pasando a la gente cuando entre y sepa que ese día, en Salsipuedes no hay ventas.
Por si las reflexiones no aparecen, los dueños de la protesta han pensado modos que estimulen el pensamiento crítico entre los frustrados compradores. Como el que circulará ese día en varios países, los de acá han preparado preguntas que al menos terminarán poniendo en duda –y en el diván también– las apasionadas manías del consumo. Los seguidores del Compre Nada podrán responder así sobre ese pantaloncito carísimo que apenas pagado terminó en el cajón de compras equivocadas. O por qué no, dice Mariana, de la ropa fetiche o del placard completo, con la historia de cada vestido. “Es la experiencia misma la que estará en juego –dice Szwarc–, se trata de ponerte a pensar qué comprás y por qué.”
Serán entonces veinticuatro horas de freno al consumo. Pero no tanto, corrige otra vez Alejo, como lo harán en el Primer Mundo que es, claramente, contra del consumo: “Para mí es importante –sigue– revalorizar la decisión propia y civil del acto de comprar”. Para el diseñador detrás de eso está “la cuestión de que no te impongan un producto sino que veas que podés decidir y qué consumir”.
El equipo del Compre Nada se formó hace un mes detrás de un proyecto gestado por diseñadores de Palermo Viejo. Egresados o vinculados a la Facultad de Arquitectura intentan a través de Cosidos articular la actividad académica con sus producciones, por principio, independientes. Sobre esa trama se monta ahora esta propuesta. “Lo loco es que mientras la idea afuera partió de los consumidores, acá la estamos promoviendo los vendedores”, se sorprende Javier Estebecorena, hermano de Alejo y socio en la producción de HE, la marca que han originado en estos años. Aunque en el negocio los hermanos Estebecorena suelen consensuar principios, la idea del Compre Nada funcionó distinto para el mayor. Javier, menos preocupado por el tema del consumo, apoyó las veinticuatro horas de abstención porque cree que genera un espacio de encuentro distinto con esos clientes habitualmente fuera del alcance de los dedicados a pensar vestidos.
“Vivimos en una situación de incomunicación por el nivel de rosca general –diagnostica–: el cliente corre tratando de encontrar precios mejores, a nosotros el marketing nos comunica cuáles son las preferencias del consumidor y el perfil.” Para reunir las dos potencias se habilita para Javier el espacio del Compre Nada.
En el barrio, los Cosidos obtuvieron ya el calificativo de delirantes por parte de algunos de sus colegas. Hubo quien en estos días, después de saludarlos les advirtió con corrección que “la idea es buenísima, pero disculpen –les dijeron– ustedes están locos”.
Ahora mientras van formando poco a poco la legión de chicos malos del barrio saben que habrá abstención en cinco locales más. Entonces, el 24 tampoco se venderá en Juana de Arco, en Oda ni en Cat-ballou, donde el servicio de té reemplazará a la mecánica dictadura de precios.

 

El origen de la idea

La culpa fue de Kalle Lasn. Es el fundador de The Media Foundation, una productora de publicidad alternativa, destinada a estudiantes y Ong, que desafía desde lo paródico a los principales avisadores del mundo. La historia de Lasn y su idea del Día del No Compre Nada fue anticipada por Página/12 durante el mes de octubre. Eso disparó la iniciativa del grupo de Palermo Viejo. Esa protesta y las actividades que generarán en cada negocio están ahora incluidas en la larga lista de eventos que ese día se repetirán en todo el mundo.
“Nuestro objetivo es hacer tambalear las estructuras de poder existentes y generar un cambio mayúsculo en el modo en que viviremos el siglo veintiuno”, dicen los integrantes de The Media decididos a encarar un activismo social en la era de la información. De la red participan artistas, escritores, estudiantes, educadores y empresarios que consideran que su trabajo en la cultura del consumo equivale a la lucha por los derechos civiles en los 60, el feminismo en los 70 y el ambientalismo en los 80.
En la organización canadiense originada por Lasn confluye una red de entidades que buscan caminos efectivos para limitar a las corporaciones. En junio, con Greenpeace, consiguieron que Coca-Cola deje de usar HFC para enfriar sus bebidas en expendedoras automáticas ya que la sustancia perjudica el clima global. La imagen de la campaña fue la de los osos polares símbolos de la marca, agonizando sobre un iceberg a punto de derretirse.

 

 

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