Ayer George W. Bush pudo haber sido el nuevo presidente de Estados Unidos. El recuento del voto postal en el decisivo estado de Florida hizo crecer su ventaja sobre el demócrata Al Gore de 300 a 930 votos. La secretaria de estado de Florida, la republicana Katherine Harris, planeaba �certificar� el resultado definitivo ayer y adjudicar los 25 votos electorales de su estado a Bush, pero la Corte Suprema estadual se lo impidió. La causa era el escrutinio manual que se desarrolla en tres condados, que Harris quería ignorar, pero la Corte evaluará la semana que viene si incluirlos en el recuento final. Pero Bush no se mantuvo pasivo. Ayer denunció duramente fraudes en el conteo manual y el voto postal. �Tenemos pruebas claras y evidentes de testigos de que el recuento manual está fundamentalmente trucado y que no se trata de un recuento sino de una tergiversación, de una reinvención y de una mala interpretación de las verdaderas intenciones de los electores de Florida.� La portavoz de Bush, Karen Hughes, atacó así al corazón de las esperanzas demócratas de conquistar la presidencia. El equipo de Gore nunca tuvo demasiadas esperanzas en el voto por correo. Gran parte de los residentes de Florida en el exterior son militares, que se presume favorecerían al candidato republicano. Lo más que podía esperarse era que no aumentara la escueta ventaja de 300 votos que Bush había obtenido luego de dos recuentos automatizados tras la votación del 7 de noviembre. Cuando comenzaron a contarse los votos postales, pareció confirmarse el peor pronóstico para los demócratas. No sólo no habían ganado votos, sino que además la distribución de los votos escrutados era de 1380 para Bush y 750 para Gore, lo que triplicaba la ventaja total republicana de 300 a 930. Y las cifras podrían ser aún peores para el vicepresidente. Es que ayer todavía estaba en juego el voto militar. Según la portavoz Hughes, las juntas de escrutinio están dominadas por demócratas, lo que las llevó a realizar un �esfuerzo concertado� para anular el voto de los soldados y oficiales de Florida destacados en el exterior. Nada menos que 1400 votos de militares fueron anulados por no tener el matasellos correspondiente que indicara cuándo el voto fue emitido. El general Norman Schwarzkopf, comandante de las tropas norteamericanas durante la Guerra del Golfo, enfatizó ayer que los militares en el exterior no tienen la posibilidad de �subir a su auto y manejar a la oficina de correos para enviar sus votos�. Todo lo contrario: �Ellos dependen de un sistema que se hace cargo de sus boletas de voto directamente desde sus posiciones, y que sigue una ruta muy complicada hasta que llega a las urnas de votación�. El general, un partidario de Bush, concluyó con que �es un día muy triste, cuando los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas Armadas ven que se aplican tecnicismos contra su derecho a votar quién será su comandante en jefe�. Hughes se hizo eco de estos sentimientos: �Nadie que aspire a ser comandante en jefe debería tratar de anular los votos de los hombres y mujeres que busca dirigir�. Todo esto es preocupante para Gore, pero su principal problema radica en los desafíos al conteo manual. Es en estos nuevos recuentos donde espera obtener miles de votos adicionales que neutralicen la ventaja de Bush en el voto postal. Pero el republicano está preparando una gran foja de denuncias para cuestionar la legitimidad del escrutinio a mano. Al lado de Hughes durante la conferencia de prensa de ayer estaba el gobernador de Montana, Mark Racicot, quien se encargó de detallar las múltiples críticas desde su partido. Según Racicot, las personas encargadas del recuento manual están claramente fatigadas, se han encontrado votos de Bush en las bandejas que debían contener las de Gore, otras boletas han caído al suelo, y en algunos casos se ha usado cinta scotch para sellar agujeros que habían sido perforados. Racicot aseguró que los republicanos están en posesión de testimonios jurados sobre estos casos, y que serán presentados mañana ante la Corte Suprema de Florida.
LAS
ELECCIONES DONDE TODOS SE DIVIDEN ACERCA DE TODO Desde Nueva York Lo único
que ha quedado claro en estas elecciones es que los norteamericanos están
profundamente divididos acerca de casi todo. Sin problemas económicos
graves ni preocupaciones políticas serias y ante dos candidatos
insulsos que apostaron por la moderación, los votantes estadounidenses
han mostrado su tedio discrepando en los temas que afectan sus vidas y
sus bolsillos. Un mapa ideológico complicado que dificultará
la tarea del futuro presidente a la hora de elaborar su programa de gobierno.
Pero en algo sí coinciden: la gran mayoría no quiere volver
a ver a Bill Clinton.
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