El líder palestino Yasser
Arafat lanzó ayer una orden clara para detener la violencia en
Cisjordania y Gaza. Es más: la Autoridad Palestina anunció,
en un hecho sin precedentes, que ordenará una investigación
sobre lo ocurrido ayer, cuando un policía palestino ingresó
a un campamento militar israelí, mató a un soldado e hirió
a otros dos y luego fue muerto él mismo. Por otra parte, el ex
presidente israelí Ezer Weizman se reunirá hoy en Egipto
con el mandatario egipcio Hosni Mubarak. Pero al lado de estos gestos
por detener un conflicto entre palestinos e israelíes que ya lleva
un mes y medio y que dejó cerca de 250 muertos, lo que se observa
es más violencia en el terreno y más ánimos exasperados.
El Ejército israelí dijo que, por el rango del atacante
(era miembro de un servicio secreto palestino), puede haber una dura represalia.
En El Cairo, en el primer encuentro de mujeres árabes, se reafirmó
el enojo árabe con Israel.
La Primera Cumbre de la Mujer Arabe fue convocada inicialmente para debatir
sobre la condición de la mujer en el mundo árabe, pero finalmente
fue dominada por la llamada Intifada de Al Aqsa, el levantamiento
palestino que comenzó el 28 de setiembre pasado con la provocativa
visita del líder derechista israelí Ariel Sharon a la Explanada
de las Mezquitas. El único hombre que habló en la apertura
de la cumbre, el secretario general de la Liga Arabe, Esmat Abdel Meguid,
saludó a las mujerespalestinas que sacrifican a sus hijos
por la patria, ofrecen lo que ellas más quieren para apoyar a su
pueblo y obtener la derrota del nazismo israelí.
Esta cumbre estuvo concentrada en las esposas de los principales líderes
árabes, y especialmente en Suha Arafat, la esposa del presidente
de la Autoridad Palestina. Lanzó un grito a la conciencia
humana: en nombre del derecho internacional, acaben con este crimen cometido
contra el pueblo palestino, clamó Suha Arafat, y denunció
la guerra sangrienta, bárbara y salvaje lanzada por el Estado
de Israel y por su ejército de ocupación. Suha Arafat
terminó dirigiéndose a las madres israelíes, a quienes
les preguntó si no sentían vergüenza de que sus
hijos maten niños palestinos.
En cuanto a los muertos de ayer en la franja de Gaza, la situación
podría acarrear represalias serias por parte de Israel. Baha Said,
el hombre de 30 años que consiguió entrar al destacamento
israelí que protege al asentamiento de Kfar Darom, era miembro
del servicio secreto palestino en la franja de Gaza, que comanda Mohammed
Dahlán, una de las principales figuras del actual levantamiento
palestino. El Shin Bet (servicio secreto interior israelí) buscaba
a Said por su presunta participación en la planificación
de varios atentados. El general israelí Yom Tov Samia, jefe de
seguridad de la región sur, afirmó que Said fue enviado
por su comandante, por lo que amenazó con atacar a los mandos
superiores de la organización de Dahlán.
Los antecedentes pesan. Cuando hace un mes, dos reservistas israelíes
fueron linchados en una comisaría palestina, helicópteros
israelíes borraron con misiles a esa comisaría y hasta llegó
a atacar a la comandancia central del propio Arafat. Hace dos semanas,
como represalia a otra ofensiva, las fuerzas israelíes atentaron
contra uno de los líderes regionales del Fatah, el movimiento liderado
por Arafat. Fuentes palestinas indicaron que helicópteros Cobra
israelíes bombardearon un puesto de la fuerza de elite de Arafat,
en la franja de Gaza, pero Israel lo desmintió. En todo caso, las
medidas israelíes siguen apuntando a cercar a los palestinos. Luai
Arndas, encargado de abastecimiento de la Autoridad Palestina, dijo que
ésta ya agotó todas sus reservas de gas doméstico
y pronto soportarán una carencia de gasolina si Israel no levanta
el bloqueo impuesto a sus territorios. Estamos en una situación
realmente crítica, recalcó Arndas.
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