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“EL OJO DE DIOS”, UN DOCUMENTAL SOBRE EL
OBSERVATORIO ASTRONOMICO ENCARGADO POR EL PAPA
“La Iglesia pretende recuperar el tiempo perdido”

El documental realizado por Magdalena Ruiz Guiñazú, Walter Goobar y Silvina Diflorio indaga en el hasta ahora desconocido proyecto financiado por la Iglesia Católica, que busca evidencias sobre la existencia de vida extraterrestre... y de Dios.

Ruiz Guiñazú, una de las
responsables de “El ojo de Dios”.
Por Mariano Blejman

La ciencia y la religión comienzan a mezclarse sin tanto pudor. A mediados de los 90, el Vaticano comenzó a desarrollar un proyecto denominado “Vatican Advance Observatory”, esto es, un observatorio astronómico encargado por el Papa. Un proyecto que, en conjunto con la Universidad de Arizona, pretende por un lado buscar evidencias sobre la existencia de vida extraterrestre y, por otro, probar científicamente la existencia de Dios. Eso es lo que descubrió el trío conformado por Magdalena Ruiz Guiñazú, Walter Goobar y Silvina Diflorio, al encontrarse con la noticia de la existencia del observatorio. Decidieron entonces encarar el documental “El ojo de Dios” para preguntarse de diferentes maneras si la religión puede ser explicada. Esta vez la investigación no se emitirá por Canal 13, donde hasta ahora Magdalena venía presentando siempre sus trabajos, sino que saldrá al aire el próximo miércoles a las 23 por Telefé, una apuesta jugada y ganada por Claudio Villarruel, gerente de programación del canal.
Entre telescopios, techos abovedados, curas en zapatillas sentados frente a complejas computadoras e indios que se quejan de la presencia del observatorio en tierra Apache, la producción de “El Ojo de Dios” se entrevistó con el padre José Funes, el apache Wordslar Noise, el vicedirector del observatorio Chris Corbally en el lugar, y con el filósofo Santiago Kovadloff y el decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Fortunato Mallimacci, entre las fuentes locales. Para Walter Goobar, el punto central del documental es que “durante mucho tiempo la Iglesia persiguió a la ciencia como un enemigo. Pero de esa batalla la ciencia salió invicta y ahora tienen que encontrar nuevas formas de diálogo”.
–¿La creación de este observatorio es un aggiornamiento de la Iglesia frente a los tiempos que corren?
M. R. G.: –Absolutamente. La Iglesia no quiere quedar atrás en estos tiempos, considerando que la ciencia es un desafío para la fe. En este caso, así como el Papa pidió perdón tantos siglos después por la injusticia que se cometió con Galileo Galilei, la idea no es sólo recuperar el tiempo perdido, sino también captar mentes nuevas antes que sean captadas por otras religiones.
S. D.: –De alguna manera la Iglesia dice abarcar el terreno científico para estar a la vanguardia del conocimiento. Y eso tiene que ver con el manejo del poder. La Iglesia sigue sabiendo que quien tiene el conocimiento tiene el poder de la verdad y apuesta a mantenerlo.
Fue Goobar quien descubrió, navegando por Internet, la existencia de una fuerte inversión eclesiástica en Tucson, Arizona. Desde ese mismo momento pensó en transformarlo en documental. Entonces contactó al vicedirector del centro científico y, al mismo tiempo, con los ecologistas y aborígenes que se oponían al asentamiento del observatorio. Las filmaciones, en tanto, se concretaron en marzo de este año.
–¿Cuál fue la primera sensación cuando se encontró con la noticia de la inversión de la Iglesia?
W. G.: –La primera sensación era que tenía que ser un documental. Esto resumía una cantidad de temas existenciales debido al fin de milenio, aunque la frase ya suene un poco trillada. Además la Iglesia siempre tuvo muy claro que el conocimiento es poder y es desde este punto de vista que le interesa tanto.
–¿Y cómo se produce el acercamiento religioso a la ciencia?
M. R. G.: –La verdad es que nos sorprendió ver a la Iglesia Católica en ese emprendimiento. Uno recuerda al papel de Iglesia en la Edad Media y, si bien los tiempos han cambiado, la evolución no es pareja. En todo lo que sea moral y familia, este Papa ha sido muy conservador, y alejó a mucha gente de la Iglesia. No se puede ir a la India y hablar de tener todos los hijos que Dios envíe. Y esto no ocurre en otros países religiosamente más avanzados que el nuestro, donde la planificación familiar hace al bienestar de la familia. Aquí hablar de anticonceptivos parece conducir directamente ante las puertas del infierno.
–¿Encontraron contradicciones en el proyecto?
R. G.: –No, pero la gran pregunta es por qué la Iglesia destinó tantos fondos a este proyecto. Sin dudas, está pensando en el futuro. Esta es una postura muy avanzada y es por eso que los jesuitas siempre fueron los más avanzados en la estructura de la Iglesia.
–¿Nuevamente la Iglesia llega tarde?
W. G.: –No, al revés. Está a la espera de tener la primicia. De todos modos esto que parece contradictorio se inscribe dentro de la misma lógica. La Iglesia ha sido magistral en el manejo de estos dos niveles: por un lado parece avanzada y progresista y, por otro lado, es retrógrada. Porque la Iglesia sabe que cuanto más estricta es, más poder acumula y más fieles consigue. Todas las posturas liberales llevan a diluirse en la sociedad, mientras que el fundamentalismo es el que más se conserva con el tiempo.
M. R. G.: –A mí me llamó mucho la atención la recomendación papal ubicada en la puerta del Observatorio, que dice que acercarse a ese lugar “es seguir el camino de la ciencia en la búsqueda de Dios, con alegría”.
El proyecto de acercarse a Dios de modo científico y de encontrar vida en otras galaxias comenzó a mediados de los 90, cuando un grupo de jesuitas volvieron a ocuparse, como lo hicieran durante miles de años, del saber en tierras americanas. Ahora, la orden está construyendo un segundo telescopio binocular que será inaugurado en el 2002. El objetivo es claro: la Iglesia quiere tener una primicia en materia científica y no descansará hasta lograrlo. Aunque sea mirando las estrellas.

 

Susto para don Damasio

El legendario bandoneonista Damasio Esquivel, de 81 años y conocido como “el coloso del chamamé”, fue internado en la sala de terapia intensiva del Sanatorio Colegiales debido a un traumatismo de cráneo, pero su estado no revestiría gravedad. “Ayer el viejo sufrió un mareo y se cayó en la calle con tan mala suerte que ese golpe le originó un traumatismo de cráneo”, contó Chacho, hijo del chamamecero y tecladista y guitarrista del grupo Alma Guaraní. El hijo de Damasio Esquivel contó que si bien su padre se encuentra en sala de terapia intensiva, “la primera tomografía computada que le realizaron permitió ver que el traumatismo no reviste mucha gravedad”. A la espera de los resultados de un segundo análisis que le realizaron ayer por la tarde, todo parece indicar que el artista no verá peligrar su participación en los festivales folclóricos que comienzan en la temporada veraniega. “Estábamos preparando la participación en los festivales y los festejos, en el mes de enero, de los 70 años del viejo en la música”, concluyó Chacho. Damasio Esquivel nació en Rosario y ha escrito obras vitales del chamamé como “Alma guaraní”, “Barrio Sajonia”, “El gaucho Gramilla”, “Mi cantar”, “El Aguará Guazú” y “Los colonos”.

Entre Hawking y el Papa

Por primera vez, Magdalena Ruiz Guiñazú saldrá al aire por Telefé y no por Canal 13, donde lo hacía habitualmente. A los productores les sorprendió el interés del 11, generalmente reacio a emitir productos en algún punto críticos sobre el papel de la Iglesia. En el documental se observan las clásicas imágenes de ovnis tomadas por cámaras de televisión, polémicas declaraciones de los entrevistados y protestas de los apaches por la instalación del observatorio. Sobre el final, el científico Stephen Hawking sentencia: “El Papa me dijo que podía investigar el Big Bang, pero no durante ni antes del hecho, porque eso era obra de Dios. La ciencia y la religión están frente a frente, pero todavía no podemos mirarnos a los ojos”.

“Coronación”, multipremiada

El realizador chileno Silvio Caiozzi resultó el gran ganador del XXVI Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, España. Su película Coronación, basada en la novela homónima de José Donoso, se llevó el Colón de Oro, pero también sumó otro premio: el Colón de Plata al “mejor actor” para el actor chileno Julio Jung. Por su parte, el premio para la mejor actriz fue para Cecilia Roth por su papel de estrella porno en Una noche con Sabrina Love, de Alejandro Agresti. Las elecciones corrieron por cuenta del jurado integrado por las actrices Maria de Medeiros (Portugal) y Rosa María Sardá (España), el productor Esdras Cardoso Rubim (Brasil), el crítico Mirito Torreiro (Uruguay) y el realizador Juan Pinzás (España). “Este premio se lo dedico al cine chileno”, señaló Caiozzi tras conocer la noticia. El cineasta ya fue distinguido en este festival en 1979, con Julio comienza en julio. Caiozzi, que también se ha alzado con el premio del jurado de la crítica internacional, así como el de mejor guión que otorga la asociación de la prensa de Huelva, aseguró que la mitad del premio se lo debía a Donoso. “El es un gran genio de la literatura chilena y latinoamericana. Es una persona a la que tuve la suerte de conocer y admiré siempre “, agregó.

 

 

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