Por
Ariel Greco
El tibio festejo con que la gente de Gimnasia despidió
a sus jugadores tras el sufrido 1-0 ante Colón tiene dos lecturas.
Por un lado, las radios traían las noticias de La Boca, con lo
que, a pesar del triunfo, el equipo seguía a cuatro unidades de
la punta con una fecha menos por jugar. La segunda, tal vez la más
concreta, tenía que ver con el rendimiento que mostró el
conjunto de Carlos Griguol a lo largo de casi todo el partido. Es que
en el hipotético caso de que Boca se caiga, con actuaciones como
la de ayer, es poco probable que Gimnasia lo pueda aprovechar. Pese a
la gran campaña, en el juego no convence, y recién terminó
de quebrar a Colón cuando los santafesinos se quedaron con un hombre
y estaban conformes con el empate.
En el arranque, Colón demostró que no iba a ser un rival
sencillo. Con un mediocampo superpoblado pero de jugadores con criterio
para mover la pelota, los visitantes comenzaron a prevalecer en el desarrollo
y a generar situaciones. Sin embargo, con mucho empuje aunque sin ideas,
Gimnasia comenzó a emparejar, más allá de que las
chances de gol más claras fueron para los de Mántaras. A
medida que el local equilibraba el trámite, el partido decaía
en su nivel, ya que Gimnasia nunca le pudo encontrar la vuelta.
Claro que todavía faltaban unos cuantos golpes de efecto. Cuando
todo parecía encaminarse hacia un 0-0, Castagno Suárez golpeó
a Cufré y se ganó la roja. Cuando ya estaba decidido que
Marcelo Gómez dejara la cancha para que ingresara Albornoz, pero
no hubo tiempo para concretarlo, apareció una volea de Dueña
que rebotó en travesaño y que el propio Gómez encontró
para marcar el 1-0 final. Sin mucho más, abusando de los pelotazos,
pasando sobresaltos en defensa, y hasta sin la confianza incondicional
de su gente, Gimnasia sigue prendido y con posibilidades. Todavía
no estamos muertos. Pese a la derrota con Vélez la semana pasada,
las ilusiones las seguimos teniendo, admitió Gómez.
Claro que a las ilusiones habrá que alimentarlas con algo más
de fútbol, porque si no no hay demasiado margen para las esperanzas.
Expulsión
bisagra
Colón copó la mitad de la cancha y manejó mejor
la pelota. Con esos argumentos creó las situaciones más
claras durante la primera mitad. La imprecisión de los atacantes
le impidió irse en ventaja.
A Gimnasia le costó generar juego, ya que nunca encontró
la pelota. Le costó recuperarla, y cuando lo conseguía,
sus volantes la dividían y la perdían con asombrosa
rapidez.
La expulsión de Castagno Suárez fue la bisagra del
partido. Hasta ese momento, los santafesinos mantenían el
control del juego. Con uno menos se retrasaron y permitieron el
crecimiento de los locales.
El equipo de Griguol no desaprovechó la oportunidad y se
fue buscar el triunfo. En la actitud estuvo el mayor mérito,
ya que los únicos intentos fueron mediante pelotazos.
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