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DESDE LA CGT REBELDE, CARBONETTO SE LANZA CONTRA EL MODELO Y LA CONVERTIBILIDAD
“Matar al mercado, o nos termina matando”

El economista de la CGT rebelde consideró que, sin una salida ordenada de la Convertibilidad, �nos sacarán a patadas� por vía de la dolarización. Habló del riesgo social por cumplir con el mercado. Entrevista de Página/12.

Por Claudio Scaletta

Daniel Carbonetto dirige el Centro de Estudios Sociales y Sindicales de la CGT disidente que conduce Hugo Moyano. Desde ese ámbito, dio sustento a algunas de las propuestas más polémicas lanzadas por el dirigente camionero, tanto en relación con el pago de la deuda externa como con la condena a los grupos de poder financiero que han controlado las políticas aplicadas en la última década. El “dilema de hierro”, para Carbonetto, hoy está entre “matar al mercado o el mercado termina matando a nuestra gente”. También tiene una postura rígida sobre la Convertibilidad: “Encontramos una salida ordenada o nos sacan a patadas”. En diálogo con Página/12 resumió la propuesta económica de la central sindical que desde el jueves, junto a la CTA y la Corriente Clasista y Combativa, llevará adelante un paro de 36 horas contra el último paquete económico del Gobierno.
–¿Existe la posibilidad de hacer política económica prescindiendo de las restricciones de “los mercados”?
–El actual dilema de hierro es: o matamos al mercado o van a terminar matando a nuestra gente. Este modelo es la continuación perversa de dos factores. Por un lado, de un instrumento de corto plazo, como la Convertibilidad, que se pretendió transformar en un modelo de desarrollo de largo plazo. Por otro, de las tendencias globales del neoliberalismo que también se impusieron en Argentina. Ambos factores están profundamente entrelazados.
–¿La Convertibilidad no fue necesaria para romper la dinámica hiperinflacionaria?
–La paridad fija con una moneda tan fuerte como el dólar –una divisa respaldada por crecimientos muy fuertes de productividad y por lo tanto sujeta a revaluación frente a otras monedas– presentaba el riesgo claro del retraso cambiario. En todo caso, tendría que haberse fijado con una canasta de monedas. Al haber transformado este instrumento necesario para ordenar las cuentas en un modelo de largo plazo, se produjo una profunda distorsión de los precios relativos, uno de cuyos efectos fue la desindustrialización. Porque la Convertibilidad se combinó con el neoliberalismo, en particular con una apertura librecambista ingenua y torpe. Y como si esto fuera poco, se desmanteló la Aduana. Siguiendo con la ortodoxia neoliberal, se pretendió resolver la distorsión de los precios relativos, el retraso cambiario, con flexibilización laboral, algo que no tiene nada que ver con la modernización.
–¿Considera que esa fue la función de la Ley de Reforma Laboral?
–Sí, pero no es otra cosa que un instrumento para reducir salarios con el supuesto de que tal disminución genera un aumento en el empleo, una tradición neoclásica sostenida por el Banco Mundial completamente errada desde el punto de vista empírico. Es cierto que la baja de salarios baja los costos laborales, pero lo mismo ocurre con la demanda interna, de la cual el salario es un componente esencial. Si el 30 o el 40 por ciento de la producción se destina a exportaciones, probablemente el efecto neto de la baja de salarios sea una recuperación de la demanda externa con un efecto positivo sobre el crecimiento. El problema es que en Argentina las exportaciones representan apenas entre el 8 y el 9 por ciento del producto. Entre el ‘95 y el ‘98, el salario cayó el 20 por ciento, lo que tuvo un efecto nefasto en un mercado interno que representa más del 90 por ciento del producto.
–Se presenta la paradoja de una economía de mercado sin mercados.
–Lo que pasa es que acá no se hizo una economía de mercado, sino de especulación financiera. En nombre de los grandes especuladores internacionales y de los instrumentos que hábilmente usan, como el FMI y el Banco Mundial, se instaló la lógica del pensamiento único que dice que no se puede hacer más que esto. Para conseguir nuevo financiamiento se debe crear tan buen humor en los mercados que le agriamos el humor a toda la población. Ya van 10 años y siempre piden más, lo próximo será el Banco Nación y un salario promedio de 200 pesos.
–¿Cómo se sale de esta dinámica?
–Si se quiere poner de buen humor a los mercados mundiales y respetar las expectativas supuestamente racionales de la corporación financiera internacional, el final de esto es la represión. Los sectores de poder local ya advierten que la profundización de este modelo no va a resultar tan fácil. Hay algo que a esta altura debería resultar evidente; si crece el riesgo país porque no se cumplen los requisitos de “los mercados”, para cumplir esos requisitos se transforma el país en un volcán desde el punto de vista del conflicto social. Es entonces cuando, antes que seguir profundizando el modelo se piensa en salir de él. Pero salidas disparadas por la conservación de los intereses de quienes han operado financieramente con Argentina. Por ejemplo, la dolarización. Pero ya no estamos en un país en el que podamos decidir si hay que salir o no de la Convertibilidad o cómo salir para evitar el default, porque Argentina, técnicamente, ya está en las cercanías de ese default o cesación de pagos. Y esto se profundizó rápidamente en las últimas dos semanas. Más aun, yo creo que estuvimos tan cerca de la cesación de pagos que fue el propio capital financiero internacional quien pidió al FMI el “blindaje” para que se pueda seguir pagando. Sin embargo, lo que dan lo hacen a cambio de pedir más cosas. Si no se quiere terminar en un sistema de represión generalizada, no queda más remedio que poner límites a este chantaje financiero.
–¿Se puede salir de la Convertibilidad?
–O encontramos una salida ordenada de la Convertibilidad o nos sacan a patadas de la Convertibilidad. Y nos sacan los factores externos que, en combinación con la crisis social, van a llevarnos a la dolarización con devaluación. Sin duda hay que salir de la Convertibilidad.
–¿Qué se hace con el endeudamiento público?
–Desde el departamento técnico de la CGT consideramos que es necesario conseguir una refinanciación de al menos 1 o 2 años. Esto es incluso imprescindible para construir condiciones de repago genuino y razonable que nos permitan el uso de capital extranjero en el futuro. No es una autarquía para siempre.
–¿Cómo se evita el golpe de mercado frente a estas medidas?
–Si hay un acuerdo que permita hacer los cambios en paz, bien. Si no, entre matar a nuestro pueblo y matar al mercado, mato al mercado. No hay ninguna duda. El capital financiero internacional en el corto plazo es un tigre de papel. En el mediano y largo se torna un tigre peligroso. Con dos o tres medidas clave sería imposible la fuga de capitales.
–¿Cuál es el sustento político para estos cambios?
–Los argentinos dañados, que son prácticamente todos. El desocupado que vive en una villa, el trabajador que todos los días se muere de miedo por perder su trabajo y que ve bajar su salario y cómo se deterioran sus condiciones laborales. Hasta los empresarios pyme, que quiebran a lo largo y ancho del país y van a seguir quebrando de a miles. También el empresariado local más grande, que existe. Que la UIA se haya retirado del Grupo de los 8 muestra que ya no están dispuestos a apoyar esta economía de banqueros y usureros. Esta situación no puede proseguir, no hay ya fuerzas locales sólidas que quieran mantener el modelo como logró enhebrar alguna vez Menem. Hoy está el simple capital financiero de un lado y el país entero del otro.

 

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