Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
ESPACIO PUBLICITARIO


Cómo será el teledebate para ganar votos emitidos

Los argumentos decisivos con los que demócratas y republicanos buscan demostrar que los votos de Florida son de ellos y sólo de ellos.

Ayer era la vela de armas para la audiencia televisada de hoy ante la Corte Suprema de Florida, en Tallahassee. El republicano George W. Bush, que triplicó su ventaja gracias a los votos postales, y el demócrata Al Gore, que espera suceder a Bill Clinton en la Casa Blanca gracias a nuevos recuentos manuales, verán cómo sus representantes se enfrentan ante siete jueces de la máxima instancia judicial del Estado para presentar oralmente sus argumentos.
“El derecho de voto está en el corazón de nuestra democracia y el presidente es el jefe de Estado de nuestro país. Es de capital interés que cada voto sea tomado en cuenta”, es el corazón de la estrategia argumentativa de Al Gore. Es por ello que los demócratas defienden la postura de que en una carrera tan ajustada cada voto tiene crucial importancia y por ello los resultados de los distritos disputados deben ser recontados a mano.
Por su parte, en sus alegatos escritos, Bush pidió a la Corte Suprema que revisara su decisión de suspender la proclamación oficial de los resultados. Los republicanos focalizan el debate en lo que consideran ser los “defectos” del recuento a mano, calificándolo como una “distorsión, reinvención y mala contabilización de las verdaderas intenciones de los electores de Florida”, según una responsable del equipo de Bush en Austin (Texas), Karen Hughes. Los republicanos apuntan también que los resultados de los recuentos llegan demasiado tarde, ya que el plazo oficial para la entrega de los sufragios caducó el martes pasado.
En vísperas de la audiencia, los dos bandos se lanzaron ataques mutuos sobre los votos por correspondencia. El equipo de Bush acusó a los demócratas de haber invalidado “hasta un tercio de los votos” de norteamericanos radicados en el exterior, entre ellos los de muchos militares. “Permítanme decirles que el vicepresidente Al Gore y yo no autorizaremos nunca ni toleraremos una estrategia destinada a descalificar los votos de los militares”, dijo ayer el candidato demócrata a la vicepresidencia, Joe Lieberman, en declaraciones al canal de televisión Fox.
Katherine Harris, la discutida secretaria de Estado de Florida, que participó activamente en la campaña electoral de Bush, de cuyo hermano Jeb es amiga, pidió ayer a la Corte Suprema de Florida poder ser escuchada en la audiencia del lunes para presentar sus argumentos, algo que los abogados de Gore intentaron inmediatamente evitar solicitando al tribunal no acceder a la petición. La secretaria de Estado republicana desea ser escuchada por separado de lo que expondrán los abogados de los campos demócrata y republicano, a quienes la Corte concedió una hora para expresarse en la audiencia, prevista para las dos de la tarde de hoy (hora local) y que será transmitida en directo por la televisión.
El presidente Bill Clinton consideró en cambio que la batalla electoral no es una crisis. “Esta no es una crisis del sistema de gobierno estadounidense”, declaró Clinton en una entrevista con la cadena CNN.Cuando la pugna concluya, afirmó el mandatario, “quedará suficiente tiempo al nuevo presidente para prestar juramento”, el 20 de enero del año 2001.
Más rotundo que Clinton fue el gobernador de Montana y persona de confianza de Bush Mark Racicot, quien acusó a los demócratas de “sabotaje”. Bajo el escrutinio permanente de numerosos equipos televisivos de todo el mundo, un engaño sería imposible, sostuvieron los demócratas, al tiempo que insistieron en que los republicanos están representados en todas las comisiones.
En el encuentro dialéctico buscarán recuperar los votos ya emitidos, asegurando que el método de recuento los favorezca. En este teledebate, como en los previos a la elección del 7 de noviembre, deberán convencer también al electorado, además de a los jueces de la Corte. De los votantes, después de todo, depende la legitimidad a la que puedan aspirar en sus mandatos.

La roja insignia del coraje

Ante la bandera roja y flameante no es Lenin sino Bill Clinton quien ejercita su mejor oratoria de barricada. El presidente norteamericano concluyó anoche una histórica visita de tres días a Vietnam, durante la cual alentó a los dirigentes y al pueblo vietnamitas a mirar hacia el futuro, aceptando la reconciliación con su antiguo enemigo y con el capitalismo. Bill Clinton es el primer presidente de Estados Unidos que visita Vietnam desde que concluyera, 25 años atrás, la guerra entre ambas naciones, en la que murieron tres millones de vietnamitas (entre civiles y militares) y 58 mil soldados norteamericanos. La población vietnamita plebiscitó el cambio y las reformas al dar a Clinton un cálido y entusiasta recibimiento, a pesar de las precauciones de los dirigentes comunistas del país que anunciaron su llegada por los medios de prensa oficiales a último momento. Al parecer, el entusiasmo también sorprendió a las autoridades. Antes de su partida, Clinton anunció el otorgamiento de una línea de crédito de 200 millones de dólares a los inversionistas.

 

 

KIOSCO12

PRINCIPAL