Por
Por Fernando Cibeira
Por
la tarde, en el Gobierno estaban contentos. Tanto que el presidente Fernando
de la Rúa convocó a una inusual rueda de prensa en su despacho.
Esto es para crecer, auguró el Presidente. Hacía
un par de horas, habían conseguido que los gobernadores del PJ
por fin firmaran el acuerdo por las medidas económicas que les
costó una trabajosa semana de negociaciones y unos 250 millones
de pesos en planes sociales. Como última concesión, el Gobierno
aceptó un pedido de los dirigentes opositores de incluir una cláusula
de excepción al control del gasto en caso de emergencias. Para
la Rosada, el pedido fue pour la gallerie: un último gesto de los
gobernadores antes de aceptar un acuerdo que, de última, también
necesitan. No sólo por los anunciados efectos beneficiosos que
causará en los mercados financieros el blindaje que habilitará
el FMI. También por sus propios préstamos que permanecían
demorados en el BID y el Banco Mundial a la espera de una señal
como la de ayer.
Los gobernadores justicialistas se reunieron a las 11 en el CFI, como
hicieron durante toda la semana pasada. Ya a esa altura era difícil
determinar qué era exactamente lo que los separaba de la propuesta
oficial. Es más, durante toda la semana pasada parecía que
el acuerdo se firmaría de un momento a otro hasta que de repente
salía Carlos Ruckauf a decir que la negociación estaba peor
que nunca. Ayer, no fue la excepción. Una hora antes de que saliera
la contrapropuesta del PJ, Ruckauf dijo que De la Rúa está
escuchando demasiado hablar en inglés y muy poco en el idioma de
los argentinos.
Pero, desde el fin de semana, quien se encargó de negociar con
el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y el ministro de Economía,
José Luis Machinea, en nombre del justicialismo fue el cordobés
José Manuel De la Sota, más proclive a conseguir un rápido
acuerdo. De la Sota está esperando que el BID le envíe un
crédito de 200 millones de dólares que necesita para que
le cierren los números en su provincia.
En un principio, De la Sota había intentado flexibilizar uno de
los pilares del acuerdo el congelamiento de los gastos primarios
de la Nación y las provincias hasta el 2005 poniendo excepciones
para el caso de los gastos en salud, educación y ayuda social.
Pero Colombo ya había determinado que los buenos modales no le
estaban dando los resultados buscados, por lo que tomó una posición
más rígida. Respondió que todo gasto adicional a
lo ofrecido no pasaría el tamiz del Fondo Monetario.
Sin mucho margen adicional, entonces, los gobernadores del PJ dieron una
respuesta en la que no quisieron aparecer cediendo, aunque tampoco obtuvieron
lo que pedían inicialmente. Se estableció una cláusula
adicional para gastos extra en situaciones especiales. Las partes
acuerdan que ante una situación grave que implique una interrupción
de los servicios de educación o salud, o alteraciones excepcionales
en la seguridad pública y ante la imposibilidad de reducir otros
gastos en el corto plazo, la provincia afectada podrá solicitar
la autorización al Ministerio de Economía para la modificación
temporaria del gasto respectivo, firmaron.
La contrapropuesta fue aceptada de inmediato. Algo tenían
que alegar para justificar el retraso, decían ayer en la
Jefatura de Gabinete sobre la última exigencia peronista. Era
obvio que si en alguna provincia ocurre una catástrofe la Nación
saldrá a socorrerla como de costumbre, agregaba. Una segunda
condición más de forma que de fondo fue que
los funcionarios se corrieran hasta el lugar donde se encontraban reunidos
los gobernadores para hacer la firma. Los gobernadores no querían
darle el gusto a De la Rúa de hacer un acto formal en la Casa Rosada
que el Gobierno pudiera exhibir como un logro propio.
A los tres ministros que participaron de las negociaciones, Colombo, Machinea
y Federico Storani, entonces, no les quedó otra que correrse hasta
el CFI para cerrar el tema de una vez. Luego hubo un segundo encuentro
compensatorio, esta vez con cámaras de televisión, en laJefatura
de Gabinete al que se sumaron los gobernadores de la Alianza que no habían
podido firmar el acuerdo el viernes pasado, cuando lo hicieron sus colegas
como forma de presión al justicialismo. Pero en este segundo mítin,
sutil diferencia, faltaron Ruckauf y el santafesino Carlos Reutemann,
deseosos de mantener un perfil diferenciado. Con todo, cerca del gobernador
bonaerense, explicaban que su ausencia debía interpretarse como
una señal de unidad del PJ, ya que lo habían
dejado a De la Sota en papel de representante.
De la Rúa atendió en su despacho flanqueado por Colombo
y Storani con un rosario de frases optimistas a flor de labios, cuestión
de no dejar dudas de que se estaba frente a una buena noticia. Una
noticia muy valiosa para todo el país, definió, y
lamentó que la firma se hubiera demorado tanto. Para quien no tuvo
halagos fue para el gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner,
el único que no firmó el acuerdo (ver asimismo página
5).
También en Economía hacían una buena evaluación.
Es favorable a ambas partes, explicaba el secretario de Programación
Económica, Miguel Bein. Las provincias obtienen un importante
paso para reestructurar sus deudas hasta el 2003, además de un
aumento de 250 millones en ayuda. Y al Gobierno le sirve para dar una
señal muy fuerte en materia fiscal que va a servir para bajar las
tasas, evaluaba.
En su núcleo, el acuerdo firmado de ayer no varió de lo
que se venía discutiendo:
El Gobierno y las provincias
se comprometen a no aumentar sus niveles de gastos primarios (es decir,
sin el pago de la deuda) hasta el año 2005.
El Gobierno transferirá
a las provincias por coparticipación y fondos específicos
una suma fija que será de 1364 millones de pesos en el 2001 y 2002,
que se incrementará hasta los 1480 millones en el 2005.
El Gobierno destinará
durante el año próximo una partida de 225 millones de pesos
en programas de empleo (el 80%) y sociales (20%) que administrarán
las provincias. En los años posteriores, las provincias administrarán
el 30 por ciento de lo que se presupueste en el 2001 para programas de
empleo transitorio.
Apoyo
de EE.UU. y del FMI
El pacto fiscal entre la Nación y las provincias fue bendecido
ayer mismo por el secretario del Tesoro estadounidense, Larry Summers,
y por el Fondo Monetario Internacional. El acuerdo coloca
a la Argentina en buena posición para afrontar los desafíos
que tiene por delante, declaró Summers desde Washington,
al conocer que finalmente el Gobierno había logrado destrabar
el convenio con los gobernadores. Seguimos la situación
con atención, agregó el alto funcionario del
gobierno norteamericano. Por su parte, uno de los voceros del FMI,
Francisco Baker, calificó de alentador el acuerdo
fiscal y anunció que la misión del organismo viajará
al país la próxima semana. A pesar de que no
ha sido examinado en detalle, a primera vista el acuerdo entre el
Gobierno federal y las provincias es alentador y parece constituir
una buena base para nuevas discusiones sobre un programa de asistencia
financiera, indicó el funcionario. El FMI había
aplazado el envío de sus técnicos a Buenos Aires hasta
tanto no se rubricara el convenio con las provincias. Ahora, el
camino parece allanado para que el organismo participe del crédito
de blindaje.
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Las
diez claves para entender el pacto fiscal
Congela
el gasto hasta el 2005, se fija un monto fijo de giro de la Nación
a las provincias y se acordó una partida adicional de asistencia
social. Y el FMI contento.
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Por
Claudio Scaletta
1
¿Cuál es el objetivo del pacto fiscal?
Congelar los gastos de los presupuestos provinciales hasta el 2005.
Se trata de una precondición exigida por los organismos financieros
internacionales, el FMI entre ellos, para otorgar un crédito de
alrededor de 20 mil millones de dólares que funcionará como
reaseguro financiero, el famoso blindaje, para el pago de
los vencimientos de deuda externa del país. Se espera que este
reaseguro calme, al menos temporalmente, las agitadas aguas de las finanzas
y permita recuperar la confianza de los mercados, el leit
motiv de la actual política económica.
2 ¿Cuáles serán los efectos del congelamiento
del gasto sobre las economías provinciales?
Como algunos gobernadores argumentaron, el gasto tiene un componente
de crecimiento vegetativo, es decir, aumenta en paralelo con
el crecimiento de la población. Dejarlo congelado implica de hecho
su reducción año a año. Además, desde el punto
de vista de la política económica, el congelar una determinada
situación durante años supone un cercenamiento de la política
fiscal como instrumento de distribución del ingreso.
3 ¿Por qué los gobernadores aceptan esta restricción
sobre sus recursos?
Al margen de los presiones políticas, la mayor parte de los
estados provinciales tiene un grado de endeudamiento que les impide tomar
decisiones autónomas sobre su presupuesto. Esta falta de autonomía
es la que puso en juego la Nación en las negociaciones. Frente
a la imposibilidad de enfrentar la voluntad del Estado nacional, los gobernadores
se concentraron en asegurarse el manejo de los fondos. A las provincias
les competerá la ejecución y a la Nación la supervisión.
4 ¿De cuánto son los montos comprometidos?
Durante los ejercicios fiscales de los años 2001 y 2002 las
transferencias de la Nación a las provincias por coparticipación
de impuestos y fondos específicos se fijaron en una suma mensual,
de envío automático y diario, de 1364 millones.
Para el 2003 la Nación garantiza el envío de 1400 millones,
que aumentarán en 40 millones más en el 2004 y a 1480 en
el 2005.
5 ¿Cuál fue el punto extra que permitió
destrabar la negociación y contar con la firma de los gobernadores
opositores?
El logro conseguido por los gobernadores fue el compromiso del gobierno
nacional de incrementar, en el presupuesto 2001, 225 millones de pesos
destinados, el 80 por ciento, a programas de empleo y el 20 por ciento
a programas sociales. Estos montos serán administrados exclusivamente
por los gobiernos provinciales. También, a último momento,
se consiguió agregar a los 26 puntos del acuerdo una cláusula
adicional que posibilita a las provincias la flexibilización del
gasto ante situaciones excepcionales como la interrupción
de servicios de salud y educación o alteraciones de la seguridad
pública y siempre ante la imposibilidad de reducir otros
gastos de corto plazo. La cláusula aclara, no obstante,
que en ningún caso el acuerdo que se logre podrá modificar
el compromiso respecto a la magnitud del desequilibrio fiscal acordado
para cada año. En otras palabras, si bien puede autorizarse
un mayor gasto inmediato, esa suba deberá compensarse durante el
ejercicio anual.
6 ¿La Nación se hará cargo de las deudas
provinciales?
No, pero participará de su refinanciación por medio
del Programa de Saneamiento Fiscal y Financiero hasta el año 2005.
Las herramientas serán el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial
del Banco Nación y el potencial apoyo de organismos internacionales.
7 ¿Cómo pagará la Nación la deuda
por coparticipación que mantiene con algunas provincias?
Durante el 2001 la Nación hará dos pagos, el 30 de
abril y de 31 de agosto, que cubrirán la mitad de la deuda del
ejercicio 1999. La mitad restante se cubrirá antes de abril del
2003. Los estados que renuncien a este 50 por ciento podrán canjearlo
por planes sociales y de empleo adicionales a los existentes.
8 ¿Qué relación tiene el pacto con la
ley de coparticipación federal de impuestos?
Los gobernadores se comprometen a enviar al Congreso, para su tratamiento
durante el 2001, una nueva Ley de Coparticipación Federal que respete
los montos máximos acordados. Sin embargo, si el envío y
su aprobación sufriese demoras o postergaciones, las partidas seguirán
realizándose sobre los montos establecidos en el acuerdo. En concreto,
la nueva Ley de Coparticipación sólo tendrá el carácter
formal de consolidar lo ya acordado, excluyéndose la posibilidad
de introducir modificaciones que no sean consistentes con la solvencia
fiscal.
9 ¿Qué pasará con las actuales disparidades,
a igual función, en las remuneraciones de los funcionarios públicos
de los distintos gobiernos provinciales y municipales?
No se establece explícitamente, pero las partes se comprometen
a adherir al Compromiso federal para la austeridad, la equidad y
la transparencia en el ejercicio de la función pública
que tiene por objetivo asegurar la proporcionalidad de las remuneraciones
de los funcionarios públicos de todas las jurisdicciones. A su
vez se eliminan, en todas las jurisdicciones, las cláusulas de
aumentos automáticos y se invita a los poderes Legislativo
y Judicial de todos los niveles de Gobierno a sumarse a la iniciativa.
En otro orden, las partes se comprometen a conseguir la adhesión
de los municipios a los aspectos centrales del presente acuerdo.
10 ¿Cuándo comenzará a regir el acuerdo?
El 1º de enero de 2001.
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