Por
F.C.
Para
el Gobierno hubo algo así como varias negociaciones hasta llegar
al acuerdo de ayer con los gobernadores peronistas. No sólo porque
debieron sufrir las distintas necesidades económicas y políticas
de los encargados de provincias chicas y los de las grandes. Sino también
porque, según dicen, la sorda interna entre Carlos Ruckauf y José
Manuel de la Sota por llevar la voz cantante dentro del PJ terminó
demorando todo. Lo concreto es que con Ruckauf no llegamos a nada
y con De la Sota arreglamos enseguida, evaluaba ayer un ministro
que participó de las negociaciones.
Sin perder ni por un segundo su tono medido, ya sin micrófonos
a la vista, el presidente Fernando de la Rúa daba su explicación
sobre las desgastantes negociaciones con la oposición. Es
que son 24 gobernadores y cada uno nos viene con sus problemas,
argumentaba.
Cada ministro tuvo que sufrir de alguna manera las necesidades que le
traía cada gobernador que se sentía perjudicado por los
términos del acuerdo. Por ejemplo, el ministro del Interior, Federico
Storani, cediendo algunos ATN a los de las provincias chicas del norte
que intuían podía ser el ahora o nunca para conseguir sacarle
un peso más al Gobierno. Lo mismo hacía por su parte el
ministro de Economía, José Luis Machinea, que mantuvo el
teléfono abierto atento a cualquier sugerencia de los hombres del
PJ. El problema era que tanta paciencia quedaba en la nada cuando se acercaba
la hora de las definiciones y Ruckauf salía con alguna declaración
destemplada que echaba todo atrás.
En privado, Ruckauf nos decía que arregláramos con
él porque representaba a los buenos y después
resultaba que era el que salía más fuerte, revelaba
ayer un ministro. En la Rosada entendían el interés de los
gobernadores justicialistas de estirar las conversaciones para ganar rédito
político, en su prédica por un mayor gasto social mientras
que el Gobierno continuaba aferrado a la prédica restrictiva.
Fue cuando agarró el control de las negociaciones De la Sota que
se vieron los avances concretos. Con alguna malicia, en Gobierno aseguraban
que en el ánimo del cordobés prevaleció las razones
de su propio bolsillo. Concretamente, el préstamo de 200 millones
de dólares que le darán el BID y el Banco Mundial, aparentemente
en stand by hasta que no se firmara el acuerdo entre la Nación
y las provincias. Incluso, comentaban que también Ruckauf estaba
en una situación similar su préstamo sería
por 350 millones por lo que también habría aceptado
no dilatar más la firma del acuerdo. En lo que no había
coincidencias era en por qué Ruckauf que mantuvo su tono
confrontador no quiso aparecer firmando el acuerdo. Según
el Gobierno, para mantener su rol opositor. Para el gobernador, como gesto
de unidad hacia dentro del PJ que había designado vocero a De la
Sota.
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