Por
Hilda Cabrera
Aunque
nació en Barcelona, Borja Sitja vivió durante años
fuera de España organizando y colaborando en eventos culturales,
entre otros el prestigioso Festival Internacional de Avignon. Nombrado
en 1999 director del Festival de Verano de Barcelona, se encuentra en
Buenos Aires para elegir espectáculos y entablar acuerdos de cooperación
con las autoridades de la ciudad, puesto que el Grec 2001 como se
denomina a la muestra que se desarrollará entre el 26 de junio
y el 31 de julio tiene a Buenos Aires como ciudad invitada.
Creado en 1976, este encuentro dedicado al teatro, la danza y la música
presenta espectáculos de la ciudad anfitriona, de otras europeas
y de la agasajada. La grilla para 2001 comprende unos 65 trabajos, y cuenta
con figuras de renombre internacional como Peter Brook y Luca Ronconi.
El presupuesto total para la edición 2001 es de 2,8 millones de
dólares y el destinado a Buenos Aires está entre 250 y 280
mil dólares. Sitja desarrolló tareas de comunicación
en el Teatro María Guerrero de Madrid (1983 a 1989), durante la
conducción del catalán Lluís Pasqual, desempeñándose
luego en la dirección artística del Teatro Odeón
de París (también en tiempos de la titularidad de Pasqual),
permaneciendo allí hasta su nombramiento en Barcelona. Al momento
de su elección, la costumbre era invitar a un país y echar
una mirada sobre su cultura, pero Sitja trastrocó la tradición
y apuntó a las ciudades. En el primer año de su gestión
la invitada fue Nápoles, y ahora es el turno de Buenos Aires. El
porqué del cambio se debió, según apunta en diálogo
con Página/12, a que éste es el festival de una ciudad,
de Barcelona, y a que no creo mucho en las culturas nacionales.
¿Lo dice por la diversidad cultural de las comunidades?
Sí, por eso, y porque pienso que son las ciudades las que
aglutinan realmente las potencialidades creativas de un país.
¿Por qué eligió antes Nápoles y ahora
Buenos Aires?
Porque en mi imaginario tienen una resonancia que las une. Para
mí, Nápoles tiene una identidad semejante a Barcelona, una
forma de ser y hacer muy parecida. Además, las dos son ciudadespuerto,
como Buenos Aires. Las tres son artísticamente muy creativas, producen
cosas muy fuertes. No importa demasiado si son buenas o malas, o si se
hacen en tiempos de crisis o en épocas mejores. Lo que las relaciona,
creo, es la permanente búsqueda de sí mismas.
¿Qué vio y a quiénes piensa invitar?
No voy a llevar danza sino teatro y música: tango y a lo
mejor algo de rock. Estoy tratando de crear una entente con las autoridades
de la ciudad para que colaboren. En principio la acogida fue muy buena,
y estoy abierto a todo el que pueda asesorarme.
¿Qué línea de teatro le interesa?
Lo que me atrae fundamentalmente del teatro argentino son los actores.
Siento una profunda admiración por los actores argentinos, y también
creo que hay muy buenos autores, desde Griselda Gambaro y Eduardo Pavlovsky
hasta los más jóvenes. Hace cuatro años que veo grupos
argentinos girando por Europa, todos de una gran calidad, con un interesante
trabajo de búsqueda. Sería cómodo pensar en esos
mismos para este festival, por eso preferí hacer otra cosa. Quise
diferenciarme y volví a mi idea original: poner el acento en los
actores. Aquí vi espectáculos pequeños que me confirmaron
esa calidad, como Kleines Helnwein (de Rodrigo Malmsten, con Belén
Blanco) y La modestia (de Rafael Spregelburd). Pude comprobar que la tradición
sigue intacta, que hay intérpretes extraordinarios y que se siguen
produciendo nuevos textos.
¿Menos convencionales, tal vez?
Puede ser. Son diferentes. Son obras para salas pequeñas,
y no son las únicas que me atraen. Pienso en espectáculos
más abiertos al público. Viun video de El amateur (de Mauricio
Dayub), que me parece espléndido. Me hablaron también de
La fabulosa historia de los inolvidables Marrapodi (por Los Macocos) y
de El fulgor argentino (Grupo Catalinas Sur). Veré si se pueden
trasladar en condiciones de que no degeneren. Para estos trabajos tenemos
un anfiteatro griego y otros espacios al aire libre. No me interesa llevar
espectáculos hechos con miras a la exportación. Me gustan
las obras argentinas que se están viendo en los festivales europeos,
pero creo que el teatro de Buenos Aires es otra cosa. Pensé también
en un intercambio: existe la posibilidad de traer a un grupo de jóvenes
actrices catalanas para trabajar con Gabriela Izcovich (actriz y directora).
Sería una obra de pequeño formato para mostrar en Barcelona.
Y en música, ¿a quiénes seleccionó?
Aún no puedo adelantar demasiado. Me gustaría llevar
seis o siete formaciones de tango. Programamos dos noches de tango en
el anfiteatro y otras dos en un lugar más pequeño, también
al aire libre. Me gustaría organizar una milonga popular de tres
días. Me hablaron de El Arranque, escuché el compacto y
me gustó. Me interesan Néstor Marconi y el guitarrista Juanjo
Domínguez. Mi sueño es llevar al pianista Horacio Salgán,
pero me han dicho que no quiere viajar. De las cantantes posiblemente
venga Adriana Varela. En eso estamos. Lo que me sorprende es que nadie
me haya hablado todavía de una gran voz masculina. La estoy buscando.
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