Por
Jorge Figueroa *
Desde Londres
Los
grandes templos del arte contemporáneo semejan grandes containers
de obras pero, al mismo tiempo, constituyen propiamente una obra. Clásico
y moderno; antiguo y contemporáneo, Londres no podía dejar
de tener su propio templo.
La Tate Modern, construida en la zona sur de la ciudad, es el nuevo chiche
for export de la era Blair.
Si el Centro Pompidou de París y, más recientemente, el
Guggenheim de Bilbao, habían conquistado al público por
centenares de miles; si habían demostrado que la exposición
del arte podía ser, además, un buen negocio; si la industria
sin chimeneas, como gusta en llamarse el turismo, asimiló esta
producción y constituyó la llamada industria cultural, incorporándola
a su circuito, entonces, ¿por qué Londres no debería
tener su museo-obrade-arte?
El diseñador y arquitecto del Guggenheim, Frank Ghery, puede seguir
negándolo, pero su trabajo, que costó más de 100
millones de dólares, es una propuesta de arquitectura deconstructivista.
Los suizos Herzog & Meuron construyeron la nueva Tate, nada menos,
en una antigua central eléctrica en desuso significativamente,
desde la época del thatcherismo, en la orilla menos cotizada
(hasta ahora) del Támesis, pero donde se proyecta un área
cultural.
Los centros contemporáneos son reapropiaciones de antiguos edificios.
Y, como no podía ser de otro modo, a su alrededor funcionan intereses
ajenos al arte: merchandising, centros comerciales y ferias cuya existencia
causa revuelo y pudor entre los arquitectos. Charles Jenks, por ejemplo,
denunció la conversión de los museos en auténticos
shoppings, en una conferencia que brindó ante los críticos
de arte de todo el mundo.
Estos albergues recientes son, por definición, posmodernistas,
porque a diferencia de los modernos no rechazan lo antiguo, sino que lo
recuperan y lo mezclan con las tecnologías más avanzadas.
En la Tate Modern no hay casi obra que figure en los libros
de historia que no se encuentre allí; aunque se quejen los italianos,
los alemanes, los norteamericanos y, obviamente, los latinoamericanos.
Ciertamente, se propone una lectura del arte contemporáneo desde
un espacio central: Londres-París-Nueva York, un eje de producción
sí, pero también y esto es lo principal de distribución
y consumo (léase mercado, subastas y ferias).
Poco, decididamente escaso, el material del neoexpresionismo alemán
y la transvanguardia italiana, y para qué hablar del arte póvera.
Del resto del planeta, nada que no esté consagrado en aquel eje.
Más allá de las preocupadas clasificaciones académicas,
al ingresar al edificio de Bankside, se imponen tres miradas, en tres
secciones bien diferenciadas desde la presentación.
La inmensa turbina contiene una impactante obra de Louise
Bourgeois: una escultura gigante de una araña que empequeñece
cualquier presencia humana, y tres torres, en espiral, en la que los
hombres, con diferentes proyecciones, se miran a sí mismos en inmensos
espejos.
Las videoinstalaciones del nivel 4 son, tal vez, lo más atrevido
de la Tate. Allí se toma el pulso de lo más contemporáneo
y es donde las innovaciones y creaciones tecnológicas aparecen
incorporadas a la producción artística en mayor medida.
Entre otros, exponen Christian Boltanski, Gary Hill, Tatsuo Miyajima,
Julian Opie, Bill Viola, Rebecca Horn, Cornelia Parker, Illya Kabakov,
Juan Muñoz, Douglas Gordon, Bruce Nauman, Anish Kapoor. Podría
advertirse un error conceptual: se trata de videoinstalaciones adquiridas
por la colección, es decir, fueronplanteadas desde otros espacios,
por lo que, en rigor, debería hablarse de reinstalaciones.
Hill, investigando las relaciones entre el lenguaje sonoro, el escrito
y la imagen, escuchándose una voz en off que lee un texto del filósofo
Martin Heidegger. Viola, el de mayor convocatoria de público, sensibilizando
con su tríptico de nacimiento, vida y muerte. Nauman despierta
e impacta; imposible permanecer indiferente ante su obra. Kabakov armó
su propio laberinto y Boltanski insiste en sus conocidas galerías
fotográficas de víctimas del holocausto.
En la otra mirada, se plantean en dos niveles y cuatro secciones
una visión del desnudo, de las ambientaciones, objetos, esculturas,
fotografías y pinturas que abarcan trabajos de períodos
muy distintos. Los manifiestos vanguardistas y obras de Pablo Picasso,
Mark Rothko, Naum Gabo, Salvador Dalí, Andy Warhol, Joseph Beuys,
Marcel Duchamp, Francis Picabia, Dan Flavin, el grupo Fluxus, Francis
Bacon, Piet Mondrian, Henri Matisse, Anthony Caro, Tony Cragg, Claes Oldenburg,
para mencionar unos cuantos.
No sólo por esta deslumbrante galería-museo Londres ha recuperado
su liderazgo en arte contemporáneo: en la ciudad también
proliferan por decenas las galerías y centros especializados. Para
citar nada más que dos, La Serpentine Gallery y la no menos célebre
Whitechapel, no admiten sino una obra del presente inmediato. La actualidad
toma la forma de una urgencia que parece dar buenos dividendos, aunque
a veces se trate de recetas y, de vez en cuando, de platos recalentados.
Sería bueno recordar a Jacques Derrida, cuando escribió
que la actualidad es una artefactualidad, una construcción
ficcional. Así entendida, la actualidad debe entenderse como
una selección y un recorte, tan sesgado como cualquier otra lectura
o discurso sobre el propio arte.
*
Crítico de arte. Docente e investigador de la Facultad de Artes
de la Universidad Nacional de Tucumán.
BIENAL
DEL MUSEO DE BELLAS ARTES
Cultura
urbana y global
La
Primera Bienal de Buenos Aires que el Museo Nacional de Bellas Artes (Libertador
1473) está organizando para diciembre, con importantes artistas
locales e internacionales, también propone un programa de conferencias
y debates teóricos, que se desarrollará entre el 6 y el
10 de diciembre. El programa, con el título Globalización
de la cultura urbana, se abre a las 18 del 6 de diciembre, con un
concierto al que sigue la inauguración oficial del secretario de
Cultura de la Nación, Darío Lopérfido. A las 20,
una conferencia de Jean Baudrillard. Entre otros extranjeros, participan
Gilberto Chateaubriand y Fabio de Magalhaes (Brasil), Christos Joachimides
(Alemania), Alvaro Barrios y Eduardo Serrano (Colombia), Ximena Narea
(Suiza), Sarit Schapira y Ohad Meromi (Israel), Angel Kalenberg y Nelson
Di Maggio (Uruguay), Joseph Kosuth, Ted Castle, Max Kozloff, Richard Vine
y Angiola Churchill (EE.UU.), Justo Pastor Mellado y Milan Ivelic (Chile),
Ahmed Nawar (Egipto), Peter Meyer (Dinamarca) y Lorand Hegyi (Austria).
La entrada a las conferencias y debates es libre, pero es necesario inscribirse
en los teléfonos 4803-4691, 4803-0802 o en el fax 4803-8819, porque
se entregan certificados de participación. El domingo 10, a las
11 de la mañana, Baudrillard, Joachimides, Herold y Kozloff debatirán
con críticos de arte locales sobre Arte y globalización.
Inauguran
en la semana
Misiones jesuíticas brasileñas, hoy, en el Museo Hispanoamericano
Isaac Fernández Blanco, Suipacha 1422.
Libros de artista, con
la participación de León Ferrari, Teresa Volco, Delia
Cancela, Remo Bianchedi, Matilde Marín, Juan Carlos Romero,
Mirta Dermisache, Alfredo Portillos, Oscar Elissamburu, Mónica
Goldstein y Marcelo Boullosa, entre otros, hoy, en Arcimboldo, Reconquista
761, PB 14.
Víctor Chab y
Gladys Gómez, hoy, en Arte e Industria, Coronel Días
1933.
Susana Saravia, pinturas,
mañana, en el Centro Recoleta.
Angel Juárez,
pinturas, mañana, en Centoira, French 2611.
Ari Brizzi y Elmar Rojas,
pinturas, el jueves 23, en Forma, Aráoz 2540.
Alicia Maffei, pinturas,
el viernes 24, en las salas de exposición de la UCES, Paraguay
1318.
Argentinos
a La Habana
Una delegación
de artistas argentinos partió para representar al país
en la Séptima Bienal Internacional de Arte de La Habana,
que se inauguró el fin de semana pasado y sigue hasta fin
de año. El grupo de argentinos -seleccionado por una investigadora
enviada a Buenos Aires por el Centro Wifredo Lam, de Cuba
está integrado por Nora Aslán, Enrique Banfi, Fabiana
Barreda, Horacio DAlessandro, David Eduard, León Ferrari,
Jorge Macchi, Héctor Ochoa, Luis Pazos, Silvana Perl, Héctor
Rayo Puppo, Gustavo Romano, Graciela Sacco y Juan Carlos Romero
(residentes en nuestro país); Leandro Erlich, Liliana Porter
y Judi Whertein (residentes en Estados Unidos) y Miguel Angel Ríos
(quien vive en México). El envío cuenta con el apoyo
de la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería,
que editó un catálogo y ayudó a que los artistas
residentes en Buenos Aires pudieran viajar a Cuba.
Charlas
con volumen
El escultor
británico Richard Deacon en el marco del proyecto TRAMA
de intercambio artístico, capitaneado por la artista argentina
Claudia Fontes dará una charla abierta sobre el sistema
de construcción de su obra, mañana, a las 20, en el
Microcine del C. C. Recoleta, Junín 1930. El jueves, el artista
se presenta en el Museo Provincial de Bellas Artes de Tucumán.
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