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RENUNCIO EL JUEZ ACUSADO DE TOLERAR TORTURAS
El amigo que perdió la policía

El juez Pablo Bruno, acusado por un tribunal oral de haber presenciado torturas en una comisaría, dejó el cargo, con lo que evitó un probable jury. El Gobierno aceptó la renuncia.

El ahora ex juez de Instrucción Pablo Bruno, cuando todavía tenía motivos para sonreír.

El juez de Instrucción Pablo Bruno, a quien se acusa de haber hecho la vista gorda ante una sesión de torturas en una comisaría porteña, presentó la renuncia a su cargo, y el gobierno nacional la aceptó ayer mismo. La dimisión liberaría al juez del peregrinar que ya inició ante el Consejo de la Magistratura, pero no lo salvaría de la investigación que se lleva a cabo en otro tribunal porteño por el supuesto encubrimiento de apremios ilegales.
Con buenos vínculos con la Policía Federal, Bruno llegó a juez con el padrinazgo de Hugo Anzorreguy, el ex jefe de la SIDE menemista. Su carrera judicial la inició nada menos que como secretario del juez de la dictadura Lucio Somoza. Y en su foja de servicio tiene como antecedente el haber procesado en 1995 a la Madre de Plaza de Mayo Carmen Lapacó, acusándola de un robo que ella misma había denunciado, después de someterla a un durísimo interrogatorio.
Ahora, Bruno se encuentra de licencia y hace rato que no pisa su despacho. Si bien ayer se negó a hablar sobre el tema, fuentes del Ministerio de Justicia confirmaron que la renuncia fue presentada y que anoche ya estaba firmado el decreto con la aceptación.
La acusación contra Bruno no la hizo un detenido sino el Tribunal Oral 9, que juzgó a los acusados del llamado “asalto del siglo”, y descubrió serias irregularidades en la instrucción de la causa, a cargo del cuestionado juez. Entre otras, lo denunciaron por haber montado su despacho en una seccional de la Federal y haber tolerado la aplicación de torturas contra un detenido.
La investigación de esta denuncia quedó en manos de su colega, el juez de Instrucción Nelson Jarazo, pero también ingresó en el Consejo de la Magistratura. La presentación fue aceptada por la Comisión de Acusación de ese cuerpo, que lo citó para que dé explicaciones. Bruno concurrió el 29 de agosto y el 19 de setiembre, y en ambas ocasiones negó haber tomado conocimiento de la aplicación de torturas a detenidos en la seccional.
La renuncia de Bruno llega cuando la comisión estudia si lo cita para hacer su descargo, el paso previo a la acusación. Pero si el Poder Ejecutivo acepta la renuncia, la causa iniciada en el Consejo de la Magistratura se extinguirá en forma automática: ese cuerpo sólo está habilitado para investigar a jueces, y si se acepta su dimisión, Bruno ya no será magistrado.
De todas formas, el camino está libre para que el fiscal pida su declaración indagatoria en la causa penal. De comprobarse las acusaciones, el juez habría incurrido no sólo en el delito de mal desempeño de los deberes de funcionario público sino en el encubrimiento de apremios ilegales.
Como los términos de la renuncia no se conocieron, se abrieron paso las conjeturas. Mientras unos dijeron que el juez renunciaba para evitar un seguro juicio político, otros atribuyen el paso al costado a una oferta para trabajar en el área Seguridad del gobierno bonaerense.
El “robo del siglo” –el hecho donde aparece involucrado el juez– ocurrió el 20 de diciembre de 1996, cuando un grupo de delincuentes robó 18 millones de pesos en la empresa de caudales Firme SA. Tiempo después, la policía detuvo al ex custodio de la empresa Jorge Trillo y al pai umbanda Ides Betancourt. El primero denunció que había sido torturado el mismo día en que el juez estaba en la comisaría. Trillo apareció muerto tiempo después en la celda de otra seccional.
Bruno también fue cuestionado este año por la Cámara del Crimen, por su actuación en una causa en la que se investigaba una red de prostitución: la Sala I le tuvo que pedir que investigara la complicidad de tres oficiales en el cobro de coimas a proxenetas.

 


 

INVESTIGAN A MAS POLICIAS POR LA RED DE PROSTITUCION
En busca de la conexión azul

El barrio porteño de Flores, considerado por una fuente policial como “el paraíso de la prostitución”, vuelve a estar en el centro de una causa por la explotación de prostíbulos que tiene el ojo puesto sobre un comisario inspector de la Federal, en actividad, que está sospechado de cobrar coimas para facilitar la continuidad sin sobresaltos del negocio. El caso comenzó a partir de un seguimiento realizado por la Superintendencia de Asuntos Internos que terminó con allanamientos en cuatro hoteles de la zona de Flores y uno del barrio de Congreso que formaban parte de la red utilizada por la organización. Unas 130 personas, entre prostitutas, travestis y propietarios o empleados de los hoteles prestaron declaración en Asuntos Internos y abonaron una causa en la que podrían estar involucrados otros funcionarios policiales.
La investigación realizada por Asuntos Internos es derivación de una causa, abierta desde fines de 1998, que estaba a cargo del juez Pablo Bruno (ver nota aparte), que ayer presentó su renuncia al cargo y que recién a fines del mes pasado había ordenado el procesamiento de dos oficiales inspectores de la Federal, Norberto Pol (de Seguridad Personal) y Juan Palacio (de la comisaría 38ª, ubicada en Esteban Bonorino 258, en pleno barrio de Flores) y del subcomisario Horacio Hourcade, quien se desempeñaba en la comisaría 15ª.
En la misma causa fueron sobreseídos por falta de mérito otros cinco policías de la Federal. En julio, la Sala I de la Cámara del Crimen, integrada por los camaristas Edgardo Donna y Guillermo Rivarola, le habían ordenado a Bruno que profundizara la investigación relacionada con la pista policial en torno de las actividades ilegales que tenía como centro de operaciones un local nocturno llamado Sheik, ubicado en Flores, uno de cuyos encargados era en ese momento un oficial retirado de la Federal.
Con ese hilo conductor, Asuntos Internos apeló a la intervención de teléfonos y a las cámaras ocultas para establecer ahora una nueva red, en Flores, integrada en este caso presuntamente por los hoteles Casa Grande (Aranguren 2500), Arenas (Yerbal 2800), Casino (Cayetano Rodríguez al 400) y Fénix (Bacacay al 2800”), a los que se sumó el apart hotel Plaza, ubicado en Rivadavia al 1600, en Congreso. En esta causa intervienen el juez Luis Altieri y el fiscal Rodolfo Cudicio.
Los responsables de la red de prostitución tenían un catálogo de ofertas sexuales que incluían a unas 90 mujeres y 20 travestis. “Había para todos los gustos”, concluyó una fuente policial consultada que participó en los operativos realizados durante la semana pasada. En los allanamientos fueron detenidas unas 130 personas que fueron llevadas a las oficinas de Asuntos Internos, en Rivadavia al 1300.
Allí se les tomó declaración, incluso a muchos clientes, y todos quedaron en libertad en menos de 24 horas. Ahora la pista se está cerrando sobre un comisario inspector cuyo nombre es mantenido en reserva “para no entorpecer la pesquisa”. A comienzos de 1998 se había descubierto otra red de prostitución, que incluía al barrio de Flores, en la que estuvo involucrado el ex agente de la SIDE Raúl Luis Martins.

 

 

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