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LA CORTE SUPREMA ESTADUAL DILATO SU FALLO SOBRE EL CONTEO
Gore y Bush ya buscan cómo zafar

En Tallahassee, la Corte de Florida dijo que no tiene fecha para el fallo. Aquí, las estrategias de los dos partidos, por si pierden.

El vocero de la Corte Suprema de Florida anuncia que el tribunal dará el fallo a su debido momento.

Por Javier Valenzuela*
Desde Washington

Al Gore y George Bush no ligaban ayer su destino al resultado de las deliberaciones de la Corte Suprema de Florida. Aunque eran muy conscientes de la gran importancia de la palabra de ese organismo judicial, los dos campos se reservaban el derecho a posteriores gestiones judiciales y políticas en caso de derrota. Parecían dispuestos a prolongar el pulso hasta las dos próximas fechas límite: el 12 de diciembre, cuando Florida debe atribuir sus 25 compromisarios en el Colegio Electoral, y el 18 de diciembre, cuando se reúna en Washington el Colegio Electoral para designar presidente. Y ningún bando descartaba que el contencioso termine, el 5 de enero, en manos del Congreso de EE.UU.
Si en algo están de acuerdo los congresistas republicanos y demócratas es en no desear convertirse en árbitros de la pelea entre Gore y Bush. Eso, de lo que sólo hay el precedente de 1876, podría ocurrir si el Colegio Electoral se reúne el 18 de diciembre en condiciones que no le permiten proclamar un vencedor o el vencedor que proclaman es discutido. “Si el ‘impeachment’ de Bill Clinton fue difícil, esto sería todavía peor”, señala el senador demócrata John Breaux. El pronunciamiento del Congreso de EE.UU. es el último cartucho en manos de Bush. Los republicanos cuentan con una escasa minoría de los escaños de la Cámara de Representantes y una mayoría más amplia si ese organismo debe votar por delegaciones estatales, como dice la Constitución en el caso hipotético de que tenga que designar presidente por incapacidad del Colegio Electoral. En cambio, las fuerzas estarían empatadas en el Senado. Pero Bush no desea llegar a ese extremo, que amplificaría las dudas sobre la legitimidad de su presidencia. Tiene otro cartucho anterior: el legislativo de Florida, de mayoría republicana. Los republicanos sugieren estos días que si el 12 de diciembre persiste la confusión actual o hay un enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo de Florida, encarnado por la secretaria de Estado, Katherine Harris, y el Judicial, encarnado por la Corte Suprema, el legislativo tomaría riendas en el asunto y designaría a los 25 compromisarios.
Gore tenía ayer cartas distintas. Confiaba, en primer lugar, en que la Corte Suprema de Florida, con 6 de sus 7 jueces nombrados por gobernadores demócratas, autorice la inclusión en los resultados oficiales de los recuentos manuales en curso en Palm Beach, Miami-Dade y Broward. Aunque sea dando un plazo –probablemente comienzos de diciembre– para que estén ultimados los recuentos manuales. Pero si no es así, Joseph Lieberman, su candidato a la vicepresidencia, no descartaba apelar la decisión de ese organismo y llevar el caso hacia arriba, en la dirección de la Corte Suprema de EE.UU. Bush también mantenía abiertas las puertas a esa vía.
Los partidarios de Gore no ocultaban cierta decepción por el hecho de que, hasta ayer, los recuentos a mano en esos 3 condados no hubieran producido resultados que indicaran una poderosa tendencia para contrarrestar la ventaja oficial de Bush en Florida, que asciende a 930 votos (ver nota aparte). La decisión de la Corte Suprema de Florida es muy importante, aunque las partes dispongan de alternativas. Su gran peso es el eco en la opinión pública, el tribunal definitivo de la batalla por la Casa Blanca. EE.UU. se preparaba ayer para celebrar mañana su principal festividad nacional, el Día de Acción de Gracias. Esos preparativos dominaban a cualquier inquietud por el futuro de la presidencia. Pero el lunes los norteamericanos regresarán al trabajo y se preguntarán cuándo va a acabar la pelea entre Gore y Bush. Lo que diga la Corte de Florida puede ser, para una gran mayoría, lo último que quieran escuchar sobre esta larga noche electoral.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

 

Cruela Devil a Latinoamérica

Katherine Harris (foto) podría ser la cara que la administración Bush dirija hacia América latina. Secretaria de Estado de Florida y bestia negra del campo demócrata, está siendo sondeada por el equipo de George W. Bush sobre si estaría dispuesta a aceptar el cargo de asesora presidencial sobre asuntos latinoamericanos. Harris, de 43 años, es una amiga de Bush y de su hermano Jeb, el gobernador de Florida. Saltó a la fama nacional e internacional la semana pasada al negarse a certificar los votos que no llegaran antes de la fecha límite del martes. La Corte Suprema debe decidir si hizo bien, u obligarla a certificar también el recuento manual.

 

VOTOS EMBARAZADOS, CLAVE DE LA ELECCION
¿Quién preñó a esta boleta?

Por Julian Borger *
Desde Washington

Mientras la Corte Suprema del estado de Florida pugnaba por hallar una adecuada solución jurídica a los problemas de los recuentos manuales, en tres condados en disputa se libraba una batalla campal sobre la cuestión misteriosa pero crucial del chad “embarazado” o “preñado”. Los recuentos manuales en los condados de Miami-Dade, Palm Beach y Browards están revelando unos resultados que favorecen a Al Gore mucho menos de lo que esperaban los demócratas. Pero varios miles de boletas fueron dejadas de lado como “cuestionadas” porque los votantes no las perforaron sino que dejaron el papel desgarrado, pero no debidamente agujereado. El rectángulo del troquelado (que en los 50 fue bautizado en inglés chad), sigue unido, y por eso se lo define como preñado (pregnant chad).
Los demócratas sostienen que, si lo que hay que medir es la intención del votante, estos votos indentados deben ser contados como votos. Y creen que la mayoría de ellos serían votos para el vicepresidente Gore. Tal como vienen adelantándose los recuentos manuales, ésta sería la única forma en la que Gore superaría los 930 votos de ventaja que lleva George W. Bush.
También es posible que Bush aumente sus votos, especialmente después de que el ministro de Justicia de Florida, Bob Butterworth, decidió que cientos de votos postales de militares de ultramar debían ser incluidos en el conteo aun si el sello postal no demostraba que habían sido enviados antes de la jornada electoral del pasado 7 de noviembre. Y se espera que estos votos favorezcan al gobernador de Texas.
Qué hacer con los chads preñados es causa de un acalorado debate en cada centro de votación, donde los comités electorales locales están sometidos a un intenso lobby de demócratas y republicanos. A la Corte Suprema del estado de Florida también se le pidió que estableciera principios claros y generales acerca de qué se debe considerar un voto válido, pero es posible que deje la decisión final a los condados. En el día de ayer, Miami-Dade estaba contando los chads preñados como votos, Broward no, y Palm Beach estaba en una posición intermedia, contando algunos sí y otros no. En el condado de Palm Beach, el recuento manual había arrojado una ganancia neta para Gore de sólo tres votos, pero Dennis Newman, un abogado demócrata, dijo que varios cientos de boletas con chads preñados fueron dejadas de lado. Newman dijo que 276 de ellas, si se contaban, sería un voto para Gore y 73 para Bush.
Charles Burton, el presidente de la comisión electoral de tres miembros de Palm Beach, explicó su doctrina: los chads preñados serían considerados a la luz de la boleta en su totalidad. Si un votante mostraba tendencia a indentar, para mostrar su preferencia, en vez de agujerearlas como corresponde con el estilete con que se los proveía en el cuarto oscuro, entonces, y sólo entonces, un chad preñado sería considerado como un voto. En el condado de Broward, Gore había logrado una ganancia neta de 117 votos gracias al recuento manual, después de contar 554 de 609 centros de votación. Dos mil boletas cuestionadas fueron puestas a un lado. En cuanto a Miami-Dade, Gore había ganado 46 nuevos votos, contando a aquellos con chads preñados, y con un diez por ciento de los precintos contados.
En Broward, la única republicana en el triunvirato que compone la comisión electoral anunció ayer que renunciaba. “Siento como si estuviera en prisión, cuando me traen el almuerzo y la cena y seis abogados me vigilan todo el día”, se quejó Jane Carroll. El gobernador de Florida Jeb Bush, hermano del candidato republicano, nombró al juez Robert Rosenberg como su reemplazo.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12

 

 

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