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DOS PALESTINOS Y UN ISRAELI MUERTOS EN EL CICLO DE VENGANZAS
Un día más cerca de la guerra total

Los palestinos de Cisjordania y Gaza intentan echar a los colonos judíos, e Israel responde con ataques desde aire, mar y tierra.

Un oficial palestino posa con su arma y un retrato de Yasser Arafat en la sede de Fuerza 17.

Por Suzanne Goldenberg y Peter Capella *
Desde Gaza y Ginebra

Un día de bombas y de disparos de ametralladora azotó ayer los puestos judíos estilo fortaleza de Cisjordania, mientras los militantes palestinos redoblaban sus ataques para echar a los colonos. A la mañana después de que buques armados y helicópteros israelíes atacaran la ciudad de Gaza como represalia por el bombardeo de un ómnibus escolar de colonos judíos, el ciclo mortal de venganza recomenzó. Desde sus cuarteles en Ginebra, la Cruz Roja advirtió que el conflicto había llegado a una encrucijada y llamó a israelíes y palestinos a que dejen de apuntar a los civiles y a tomar represalias contra ellos.
Angelo Gnaedinger, el delegado de la Cruz Roja para Medio Oriente, dijo: “Estamos, tanto en términos políticos como humanitarios, en una encrucijada”. Advirtió que el uso de “armas extremas y pesadas”, tales como helicópteros de ataque, estaba llevando los hechos al “borde de una guerra”. Mientras la gente de la ciudad de Gaza se abría camino entre los escombros y los vidrios para calcular los daños ocasionados la noche anterior, militantes armados desataron su furia contra los grupos aislados de colonos judíos.
“Es la manera árabe, si matan a uno de nosotros, debemos matar a 10 de ellos”, decía un automovilista palestino mientras se esforzaba por escuchar la radio de un taxi vecino. A la tarde, dos palestinos habían muerto por disparos cerca del asentamiento judío de Gush Katif: uno había estado tratando de detonar una bomba en un importante cruce de caminos; el otro, un policía, abrió fuego contra tropas israelíes en Kfar Darom, el asentamiento judío donde el lunes ocurrió el bombardeo del ómnibus. Horas más tarde, mientras el primer ministro israelí, Ehud Barak, estaba visitando una base del ejército en el área de Gaza, un hombre israelí, de 18 años, recibió un disparo en la cabeza de unos palestinos que abrieron fuego contra un convoy de colonos. Otro israelí resultó herido anoche en dos explosiones en la misma zona.
Los ataques de ayer pueden no cambiar la decisión de los 6500 colonos judíos determinados a quedarse en Gaza, a pesar del amargo resentimiento de más de un millón de árabes en este arenoso territorio palestino. Los colonos, que controlan los escasos recursos de agua y las mejores tierras de Gaza, disfrutan de una lucrativa industria agrícola, pero para Israel su presencia se está convirtiendo en una realidad cada vez más costosa. Aunque Gaza era el foco de la violencia ayer, en Cisjordania no hubo un cese del derramamiento de sangre, que mató a casi 250 personas en las últimas ocho semanas. Un adolescente palestino murió de un disparo en el pecho por soldados israelíes en Tulkarm. Otro palestino murió en Jenin. El potencial para un mayor derramamiento de sangre aumentó después de que ciertas figuras líderes palestinas proclamaron que el proceso de paz estaba “clínicamente muerto”. En Ramalá, la Autoridad Palestina anunció que, en áreas donde tiene jurisdicción, sus 40.000 policías tenían orden de proteger a los manifestantes del fuego israelí. Hubo docenas de instancias donde la policía palestina disparó sobre soldados israelíes o los emboscó, pero la directiva de ayer añadió un nuevo elemento peligroso. “Estamos en la misma trinchera con nuestra gente en un frente contra los israelíes –declaró Ahmed Abdel-Rahman, secretario general de la Autoridad–. Nuestros policías usarán ahora sus armas en defensa propia en áreas bajo nuestra total soberanía. Tienen el derecho a responder.” Para los ciudadanos de Gaza, que pasaron una noche aterradora en la oscuridad total, esperando que desapareciera el ruido de los helicópteros, el día les trajo la certidumbre que el castigo de Israel podría haber sido aún más mortal. Sólo un hombre murió, y entre los 60 heridos la mayoría sufrió heridas menores.
En la mezcolanza de casas de cemento que componen el densamente poblado campo de refugiados de Jabaliya, los misiles agujerearon cada una de lasbarracas de la escuela de entrenamiento para los guardias de Fuerza 17 de Yasser Arafat, y en el caserío de refugiados varios niños fueron heridos.

* De The Guardian de Gran Bretaña Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère

 


 

EGIPTO RETIRO A SU EMBAJADOR EN ISRAEL
Cuando un amigo (árabe) se va...

Por Khaled Dawoud*
Desde El Cairo

Egipto retiró ayer a su embajador en Tel Aviv en señal de protesta por el bombardeo israelí de Gaza. El canciller egipcio Amr Moussa dijo que la decisión era el resultado de la “agresión israelí contra el pueblo palestino, y su uso excesivo e intencional de la fuerza”. Fuentes de la cancillería egipcia dijeron que no se había tomado ninguna decisión sobre cuánto tiempo el embajador, Mohammed Bassyouni, permanecerá en El Cairo. Las mismas fuentes sostuvieron que el retiro era sólo el primer paso, “ya que ahora Egipto está realizando una reevaluación de toda la situación en vista de la política violenta de Israel y su escalada en el uso de la fuerza”.
En 1979 Egipto había sido el primer país árabe en firmar un tratado de paz con Israel, lo que le acarreó acusaciones de sus vecinos de que había pensado en sus intereses antes que en la solidaridad regional. Los pasados dos meses de violencia entre israelíes y palestinos lo expusieron otra vez a esas críticas. “Se está haciendo más y más incómodo que Egipto mantenga relaciones diplomáticas plenas con Israel”, explicó ayer Hussein Amin, un ex embajador egipcio en Argelia. Mientras tanto, dos asaltos a bancos por grupos islamistas que dejaron 12 muertos en la zona del Alto Egipto daban una pauta del creciente desafío fundamentalista.
El presidente Hosni Mubarak se había resistido a las presiones desde los países árabes más duros, como Siria y Irak, de romper relaciones con Israel luego de que comenzara la nueva Intifada palestina hace más de siete semanas. Poco antes de ser el anfitrión de una cumbre árabe el 21 de octubre, Mubarak recalcó que se oponía a romper relaciones porque las comunicaciones con Israel debían mantenerse abiertas. Cuando El Cairo rompió relaciones en 1982 como protesta por la invasión del Líbano –describió–, el diálogo con funcionarios israelíes se hizo muy difícil. En ese momento el embajador egipcio permaneció en El Cairo por ocho meses. Ayer el ministro de Relaciones Exteriores israelí, Shlomo Ben-Ami, aseguró que no estaba considerando retirar a su embajador en Egipto como represalia.
Jordania, el único otro país árabe que firmó la paz con Israel, mantiene relaciones con Tel Aviv aduciendo que sus contactos buscan beneficiar a los palestinos en eventuales negociaciones de paz. Pero Jordania ya ha dado muestras de su malestar al suspender el traslado de su nuevo embajador a Israel. El domingo, un diplomático israelí en la capital jordana de Amman fue baleado y ligeramente herido.
Los participantes de la cumbre árabe en El Cairo el mes pasado habían amenazado con intensificar gradualmente sus medidas contra Israel si la violencia no cesaba. Los gobiernos de Omán, Marruecos, Tunisia y Qatar ya han decidido clausurar sus representaciones en Tel Aviv y las oficinas similares que Israel mantenía en sus capitales. Mauritania es ahora el único país árabe que mantiene relaciones diplomáticas normales con Israel. Mustafá Kamel el Sayed, un cientista político en la Universidad de El Cairo, consideró ayer en una entrevista que era improbable que la decisión de Egipto alterara la política de Israel hacia los palestinos. “Esta decisión complacerá primordialmente a la opinión pública egipcia y árabe, que ha estado llamando a que se dé ese paso”, explicó.
El premier israelí Ehud Barak dijo ayer en una visita a Gaza que, “por supuesto, no estoy satisfecho con el hecho que Egipto decidiera retirar a su embajador y deseo expresar mi deseo de que sólo sea por un corto período”. Egipto –agregó– “tiene un papel en el proceso de paz, un papel positivo, y no creo que el retiro de su embajador contribuya a la continuación de este papel positivo”.

* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.

 

 

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