Cuando Tibor Balog, un regular volante húngaro, decidió que no quería jugar más en el Sporting de Charleroi, en Bélgica, hace tres años, no imaginó que esta decisión tan pedestre podría revolucionar las estructuras del fútbol mundial y desencadenar un golpe funesto a la cada vez más ambiciosa cadena de comercialización en que se ha transformado el fútbol. La negativa del Charleroi de darle el pase o venderlo podrían acabar para siempre con el sistema de pases que impera en el fútbol profesional y que, de extenderse a todo el mundo del fútbol, pondría en peligro la principal fuente de recursos de los clubes argentinos: las ventas de sus futbolistas más cotizados.
La FIFA y la Unión Europea están enfrentadas por el tema, y la vista preliminar en el Tribunal de Justicia de la UE sobre lo que ya se conoce como “el caso Balog” terminó con un duro enfrentamiento. Tanto la comisión de la UE como el abogado del jugador, Jean Louis Dupont, quien se hizo célebre con su triunfo en el caso del belga Jean Luc Bosman (que revolucionó el mundo del fútbol a fines de 1995), sostuvieron que el sistema actual de traspaso vulnera las reglas europeas de libre competencia. Dupont admitió que una sentencia favorable al jugador húngaro terminaría dando la puntada final al sistema actual de transferencias. Si un nuevo esquema se impone en Europa, considerando al jugador como agente libre, y la FIFA se ve obligada a adoptarlo, podría repercutir en el ámbito mundial.
Los abogados de la FIFA adujeron que, por el contrario, esas reglas no tienen que aplicarse al fútbol, por tratarse de una materia demasiado “específica” y argumentaron que la FIFA no es una asociación de empresas guiada por intereses económicos. Sin embargo, ya existen negociaciones entre la FIFA y la UE para establecer un nuevo sistema, que sea compatible con los principios de libre circulación de los trabajadores y libre prestación de servicios.
Cuando Balog decidió dejar el Sporting, tras cuatro años de actuación, las negociaciones con dos clubes franceses, Laval y Nancy; uno noruego, Skeid, y dos austríacos, Salzburgo y Hartberg, no prosperaron debido a las elevadas compensaciones que exigía el club belga por su traspaso, unos 5 millones de francos belgas.
Más tarde, el Sporting de Charleroi renunció a la compensación y Balog pudo incorporarse al club Ironi Ashdod de Israel, pero no sin antes denunciar su caso ante el tribunal de primera instancia de Charleroi. El juez remitió una pregunta al Tribunal de Justicia de la UE y el caso tomó relevancia. La FIFA aseguró que el caso Balog se habría solucionado fácilmente si el jugador hubiera solicitado a la Federación belga “un certificado internacional de transferencia”, en vez de recurrir a los tribunales.

GANARON 44-7, HUELGA INGLESA
Pumas, no tienen rival

El seleccionado argentino de rugby, Los Pumas, logró una contundente victoria 44-7 ante el Combinado de las Fuerzas Armadas Inglesas, en el inicio de la gira por las Islas Británicas. El próximo sábado en Twickenham está previsto que Los Pumas se enfrenten al seleccionado de Inglaterra, que viene de ganarle 22-19 al campeón del mundo. Sin embargo, los jugadores ingleses iniciaron ayer una huelga por motivos salariales, y el entrenador Clive Woodward aseguró que no contará con ellos para el amistoso con Los Pumas, si no vuelven hoy a los entrenamientos. Las negociaciones entabladas entre una representación de los jugadores, compuesta por el capitán Martin Johnson y sus compañeros Lawrence Dallaglio y Matt Dawson, y un comité de la Unión de Rugby encabezado por el director ejecutivo Francis Baron, quedaron rotas el lunes por la noche.
Woodward se molestó cuando se ratificó la huelga de los jugadores hasta que no se resuelva el conflicto del dinero. El seleccionador convocó a una sesión preparatoria para hoy en Sandhurst y todos los que no acudan, según afirmó, no jugarán durante los tres próximos amistosos. Además aseguró que puede formar un equipo para medirse con Argentina, sin contar con ninguno de los considerados titulares.

Lauda quedó en el aire

Niki Lauda renunció a la presidencia de Lauda Air, la compañía aérea que fundó, tras meses de agrias discusiones con los demás accionistas a causa de las pérdidas de la aerolínea, unos 68 millones de dólares en 1999, y un fulminante informe de una consultora económica sobre los negocios con divisas extranjeras de la compañía.
El ex-tricampeón mundial de Fórmula 1 se cansó de pelear con la aerolínea semiestatal Austrian Airlines, dueña del 36 por ciento de la Lauda Air, que quería comprar el 20 por ciento en poder de Lufthansa y forzar la renuncia de Lauda.

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