Por Diego Fischerman
El teléfono suena. La voz saluda a Rodolfo. Rodolfo es Rodolfo
García y el que contesta el llamado es Emilio del Guercio. Un pedazo
de historia, podría decirse. O de historia presente. Somos
familia, dice Del Guercio. A Spinetta lo ve menos. Nos encontramos
la vez pasada en el recital de Franzetti... pensar que no nos podíamos
separar, hacíamos todo juntos, recuerda quien fue su compañero
en Almendra. La cara más visible de este músico que eligió
el bajo perfil y funcionar totalmente por afuera de las exigencias
del mercado pasa por el Aquelarre original, por el que funcionó
en el exilio, en España, por Pintada uno de los mejores y
más originales discos argentinos emparentados con el llamado rock
nacional y por el Aquelarre de reciente reunión. La parte
menos conocida se remonta a su trabajo en Música Siempre, una organización
que buscó recrear con la música, durante el Proceso, lo
que había significado Teatro Abierto. Y, antes, con la militancia
política. Su nombramiento como director general de Música
del Gobierno de la Ciudad y los festejos por el Día de la Música
que se llevarán a cabo hoy en Buenos Aires durante todo el día
(ver recuadro), y que lo tienen como cabeza visible, unen ambas pasiones.
La Dirección General de Música es lo que antes era
el Centro de Divulgación Musical. ¿Fue sólo un cambio
de nombre?
El pedido de Jorge Telerman (secretario de Cultura de la Ciudad)
fue precisamente lo que indica el título. Que coordinara toda la
actividad musical de Buenos Aires. Ya no se trata de un lugar, de una
oficina, sino de ocupar todos los espacios posibles. No es sólo
una cuestión de programación sino de estímulo. Queremos
sacar todos los músicos a la calle. El desafío es el de
intentar lograr con la realidad esas transformaciones que en charlas de
café uno siempre pensó que debían hacerse. En estos
casos no se trata de una hoja en blanco. Uno debe jugar con algunas cartas
que ya fueron repartidas. Y esto me estimula muchísimo.
¿El nombramiento funciona como una culminación en
su carrera?
No sé si una culminación, pero sí una manera
de hacer algo con cuestiones que siempre me interesaron. Ya en la época
de Aquelarre teníamos una intención política clara.
La cuestión sigue siendo, para mí, cómo insertarse
desde la cultura en la problemática social. Así como cuando
uno era chico pensaba que el mundo era responsabilidad de los mayores,
desde hace muchos años sé que el mundo lo construyo yo todos
los días. Si no se puede producir un hecho transformador, aunque
tenga escala pequeña, en un grupo de personas con las cuales se
está interactuando, mucho menos se puede pensar en transformaciones
más globales. Además, casi involuntariamente, yo acumulé
mucha experiencia de trabajo en grupo, y ahí ejercité muchísimo
las necesidades de consenso, de discusión, la creación de
ideas, aceptar los liderazgos ajenos y poder ejercerlo cuando es necesario.
Una gran parte de la tarea de hacer cosas en este tipo de ámbitos,
que finalmente son ámbitos políticos, tiene que ver con
la comunicación.
El hecho de haber sido parte de la fundación del rock argentino,
¿lo hace seguir considerándose un músico de rock?
En un sentido, sí. Sobre todo por una cuestión afectiva.
Quiero mucho mi pasado como músico de rock. Y cuando volvimos a
tocar con Aquelarre la experiencia fue maravillosa. Porque además
de todo tocamos bien. La banda sigue sonando compacta, con fuerza. Pero
desde otro punto de vista, tal vez más realista, preferiría
que se me viera como un músico popular, a secas. El tema de los
rótulos no está haciéndole bien a la gente. No es
bueno que los jóvenes estén educados de una manera tan monolítica.
Finalmente no importa demasiado cómo se llama una música.
Importa que a uno le despierte algo. Me acuerdo cuando fuimos con Luis
a escuchar el estreno de María de Buenos Aires de Piazzolla. Eramos
muy chicos, escuchábamos a los Beatles pero también íbamos
ahí, y nos volaba la cabeza. Y después queríamos
usarlo todo. Me parece que en esa época el rock estaba más
abierto a mezclarse, a crecer, a ser distinto. Nosotros admirábamos
a los Beatles pero no queríamos sonar exactamente igual a ellos.
Queríamos ser originales como ellos.
Si se piensa en cuestiones de difusión, de democratización
de la cultura, ¿los tiempos actuales son más difíciles?
Hay más homogeneidad. Demasiada. Almendra nunca fue un grupo
vendedor, nunca como después lo fueron Charly o Calamaro o Fito
Páez. Sin embargo, nos llamaban a los programas populares de la
televisión. Estuvimos con Mancera, estuvimos en Casino Philips,
íbamos a Sótano Beat. Esa posibilidad hoy no
existe. Ningún músico que no haga exactamente lo que la
industria dicta va a ir a un programa de televisión masivo. Hay,
también, más cinismo, menos ingenuidad. Pero eso tiene su
lado bueno. Las cosas se confrontan con la realidad, chocan, todo sucede
rápido. Todo es casi instantáneo y eso tiene su gracia.
¿Sigue componiendo canciones?
Por supuesto. Lentamente, como siempre. No quiero anunciar que estoy
por grabar porque ya lo hice varias veces y no cumplí. Pero voy
a empezar a grabar. Me entusiasma pensar la instrumentación en
términos de color. Y me gusta mezclar instrumentos de distintas
procedencias. Mi formación plástica me lleva a pensar muchas
veces en términos pictóricos pero para mí es efectivamente
así: un acordeón en determinado lugar de una canción
es una pincelada de un color en particular.
Para
pasear por la ciudad
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Estas son algunas de las actividades gratuitas que tendrán
lugar hoy, en celebración del Día de la Música.
7 a 19: Camión de 7UP y Móvil de FM100: Sindicato
Argentino de Hip Hop y La Fortuna del Pato. Barrio de Belgrano.
11 a 14: Grupos Musicales del Conservatorio de Música
de la Ciudad de Buenos Aires-Grupos Corales / Trío de Flauta
Traversa / Conjunto de Saxo / Conjunto de Flauta Dulce. Galerías
Pacífico.
12.30: Coro Kennedy-coro infantil. Plaza de Mayo.
13 a 17: Camión de Rock & Pop, programa Day
Tripper, conducido por Juan Di Natale, Diego de la Sala y Fabio
Alberti, con grupo invitado. Plaza Tribunales.
18.30: Banda Sinfónica de la Ciudad de Buenos Aires.
Obelisco.
Música folklórica: Peña del Colorado,
Eulogia Peña, El Desalmadero. Estación
Constitución, andenes 6 y 7.
Milongas y tango: La Viruta. Estación Retiro, andenes
4 y 5.
Orquesta del Tango de Buenos Aires. Murga de la Escuela Schweitzer,
Coros Cántaro, Centro Gallego, Sociedad Hebraica,
Iglesia Metodista, Popular Melopea. Murga de Niños de la Iglesia
Cristiana Nueva Vida, Exhibición y clase de salsa y merengue
a cargo del profesor César Pompa, Murga Centro Cristiano Nueva
Vida. La Albornoz Band. En Plaza Once.
19/20.30:
Guitarras, coros, percusión y canto comunitario.
Grupo de Rock No muy legal. Boulevard de Riestra.
Coro y Conjunto de Guitarras. Alberdi y M. Leguizamón.
Coral Murguero Los Descontrolados de Barracas.
Montes de Oca y Suárez.
Coro Teatro San Telmo y Coro Colmusik. Plaza Cortázar
(J. L. Borges y Honduras).
Música Etnica Climatizada con poesía-Zapada de Percusión
C.C. Mono Villegas. Plazoleta Mono Villegas (Agüero y Charcas).
Ensamble musical-Canto Comunitario-Danza Afro-Grupo de Guitarras.
Plaza Unión Latinoamericana (El Salvador y Medrano).
Coro Nostro (Marcelo Delgado) y Coro Telefónica. Iglesia
del Pilar, Recoleta.
Coral del Angel Gris. Plaza Flores.
19.30: Folklore en Megafón. El Tierralazo
con el grupo El Tierral-La Sortija-Clase abierta de danzas folklóricas.
Chacabuco 1072.
21.00: Clase abierta y práctica de tango. Centro Cultural
Torcuato Tasso, Defensa 1575.
2 de oro: Damián Nisenson (saxo) y Leandro Hipaucha
(contrabajo). Buller, Pres. R. M. Ortiz 1827.
21.30: Lanzamiento BAM-Buenos Aires Música. Presentación
del CD Leguizamón -Castilla por Liliana Herrero y Juan Falú.
Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551, Sala AB.
22.00: Enzo Rocco (guitarra), jazz desde Italia. Músicos
invitados: Rodrigo Domínguez (saxo), Hernán Mandelman
(batería). Tobago, Alvarez Thomas 1368. |
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