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Un día de perros en todo el país

En Capital la temperatura cayó diez grados en una hora en medio de un feroz temporal. El noroeste bonaerense está bajo el agua.

En algunos casos, a los cortes
de calles los aguó el temporal.
En Córdoba les fue peor: enormes bloques de granizo.

Un abrupto descenso de la temperatura –diez grados en una hora– anticipó a un violento temporal que cayó ayer al mediodía sobre los porteños. Mientras Defensa Civil iniciaba un urgente plan de prevención, que incluía retirar macetas de los balcones, sujetar carteles y no sacar la bolsita de basura –los recolectores se sumaron al paro–, el Servicio Meteorológico Nacional lanzaba un alerta para el noroeste, centro, cordillera y litoral del país, ante la probabilidad de que se repitieran fuertes tormentas y granizo. El vendaval que se desató al mediodía impactó en todo el país. Fuera del Litoral, la región más golpeada, Córdoba y especialmente la provincia de Buenos Aires sufrieron las consecuencias agregadas del granizo: enormes bloques de piedra en la primera, mientras que el noroeste bonaerense presentaba más de la mitad de su territorio bajo el agua.
El alerta lanzado por el SMN cubrió una amplia zona del país: fue dispuesto para el este de La Rioja y Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, el norte de La Pampa, Córdoba, norte, centro y sudeste de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, sur de Corrientes, y la ciudad de Buenos Aires. La medida se tomó en prevención de tormentas que el SMN calificó como “de variada intensidad”. También incluyó “fuertes ráfagas de viento y caída de granizo”.
Haciéndose eco del alerta meteorológico, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires pidió lo que ya es un lema y un dilema porteño: “No saque los residuos porque se tapan los sumideros”. Aunque no en forma deseada, el Gobierno tuvo de esa forma que reconocer algunos de los efectos del paro general: los recolectores de basura se adhirieron a la medida. Pero también solicitó que se retiren macetas y chapas de los balcones, recomendó no conducir por calles anegadas y el cuidado con cables caídos y paredes electrificadas.
En Cosquín, Córdoba, cayó una lluvia torrencial y enormes bloques de granizo que obligaron a los automovilistas a cubrir bajo techo los vehículos. En la capital mediterránea, el inicio del paro general estuvo acompañado por un fuerte ascenso de temperatura: el termómetro llegó a los 27 grados. Entre tanto, los rosarinos superaron ayer su propio record: con la lluvia caída ayer alcanzaron los 1407,9 milímetros en el año, superando la marca establecida en 1961, de 1378,6. Según el especialista del SMN, Hugo Hordij, tanta marca en el pluviómetro rosarino tiene que ver con “distintas entradas de aire, la humedad y las aguas frías del Pacífico, en mayor medida que las corrientes de El Niño y La Niña. Por un lado se registró desde el Litoral un ingreso de masa de aire tropical, originaria del Matto Grosso y el Amazonas, que son cálidos y más húmedos de lo normal. Por el otro, las áreas inundadas de las provincias del norte del país son una grave zona de evaporación que influyó sobre la humedad de Rosario”.
De todos modos, según Hordij, en la provincia de Buenos Aires el crecimiento de la media de precipitaciones fue aún mayor. Seis distritos del noroeste bonaerense ayer presentaban más de la mitad de su superficie bajo el agua. El más afectado es el primero, con 180 mil de sus 244 mil hectáreas sumergidas. El próximo sábado, el gobierno bonaerense tiene previsto anunciar una batería de medidas económicas y financieras para los afectados por las inundaciones.

 

En Aeroparque

El efecto meteorológico del paro ayer se sintió en el Aeroparque Jorge Newbery. A la adhesión del gremio de los aeronavegantes y técnicos al paro general de la CGT disidente y la CTA, se sumó el temporal: los vuelos de cabotaje tuvieron demoras que en muchos casos superaron los 30 minutos de demora. A las 14.30, la lluvia y las ráfagas de viento obligaron a la torre de control a suspender las operaciones durante al menos diez minutos. A esto se sumó la reducción de un 30 por ciento de los vuelos programados durante el jueves y viernes, debido a la adhesión de los aeronavegantes y los técnicos a la medida de fuerza de la CGT disidente y la CTA. Hoy, las partidas y arribos se complicarán aún más: el resto de los gremios aeronáuticos adhiere al paro de la CGT oficial.

 

 

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