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Otro acuerdo para que se cumplan
los acuerdos que no se cumplieron

En el marco de un día de violencia en el que murieron dos militares israelíes y un miembro de la organización terrorista islámica Hamas, Israel y la Autoridad Palestina acordaron hacer cumplir el acuerdo de Sharm el Sheij, que nunca se cumplió.

Vista del funeral de los cuatro palestinos que murieron anteayer cerca de un asentamiento judío en Gaza.

Desde el 28 de setiembre, cuando estalló el actual conflicto entre ambos pueblos, el gobierno israelí y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) llegaron a muchos acuerdos de palabra para poner fin a la violencia. Y lo único que siguió es justamente la violencia. Algunos de esos acuerdos incluso contaron con el sostén internacional: el presidente norteamericano Bill Clinton, o el egipcio Hosni Mubarak. Pues bien, ayer nuevamente se llegó a un arreglo para que se cumpla aquel acuerdo, el de Sharm el Sheij. El anuncio llegó bien entrada la noche en Medio Oriente y luego de una jornada que, para variar, dejó cuatro muertos: dos palestinos y dos militares israelíes. Y poco antes de ése, el Ejército israelí había ordenado el cierre de las ocho oficinas de enlace que se habían convertido en el único punto de contacto entre palestinos e israelíes.
Lo paradójico es que el anuncio llegó momentos antes de que el premier israelí, Ehud Barak, terminara una reunión de cuatro horas con su gabinete de seguridad para intentar elaborar una estrategia frente a la acentuación de los ataques palestinos de los últimos días y en especial el atentado del miércoles en Hadera, norte de Tel Aviv, que dejó dos muertos y 55 heridos. En todo caso, la represalia parece haber comenzado. La organización terrorista islámica Hamas se había reivindicado el atentado en Hadera y uno de sus miembros, Ibrahim Bani Odeh, murió cuando explotó una bomba en su automóvil.
El acuerdo para la implementación de los pactos firmados el mes pasado en Sharm el Sheij comprende un inmediato cese del fuego, un repliegue de las tropas israelíes a las posiciones anteriores al estallido de violencia, así como la suspensión de la Intifada palestina y de toda incitación pública a la violencia. Fuentes oficiales en Gaza señalaron que los israelíes también se comprometieron a reabrir el aeropuerto de esa ciudad y levantar las sanciones económicas que pesan sobre la ANP. Todo esto se acordó en una reunión de dos horas entre el viceministro de Defensa israelí, Efraim Sneh, y el jefe del Estado Mayor palestino, Tayeb Abdel Rahim, entre otros funcionarios, en el cruce de Erez, franja de Gaza. Allí mismo, horas antes, un palestino había muerto como consecuencia de un tiroteo y un oficial israelí era asesinado en una emboscada.
Muy cerca de allí, la colonia judía Nevé Dekalim, fue atacada una de las llamadas “oficinas de enlace”, donde murió un soldado israelí. Estas oficinas habían sido establecidas por los acuerdos de Oslo de 1993 sobre la autonomía palestina. Es allí donde se encontraban las patrullas conjuntas del Ejército israelí y de la Policía palestina encargados de resolver los diferendos entre las dos partes. Luego del ataque que atribuyó a los palestinos, el Ejército israelí lo consideró “odioso” e inmediatamente ordenó a los palestinos evacuar las ocho oficinas de enlace, seis en Cisjordania y dos en la franja de Gaza.
La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, propuso ayer que se establezca “zonas tapones” entre Israel y la Autoridad Palestina para evitar el contacto en estos momentos de tensión. El líder palestino Yasser Arafat se reunirá hoy en Moscú con el presidente ruso, Vladimir Putin, para instarlo a que se reanude la ofensiva internacional para terminar con la violencia en la región. Pero seguramente también le planteará lo que muchos dirigentes palestinos piden a gritos: que Estados Unidos deje de ser el patrocinador casi exclusivo del proceso de paz.

 


 

EL PARTIDO DEL SEPARATISMO VASCO ANTE EL ULTIMO CRIMEN
ETA vez lo lamentamos mucho, pero...

Los cada vez más frecuentes (y brutales) atentados etarras parecen haber logrado que todos los sectores políticos de España, incluso los vascos, salgan –por lo menos– a lamentar los asesinatos. Ayer fue el sorpresivo turno de Euskal Herritarrok (EH, frente político de ETA), que expresó su “solidaridad con la familia y los amigos” del ex ministro socialista asesinado el lunes en Barcelona –donde ayer se reunieron 900.000 personas en una manifestación anti-ETA–. Pero las palabras de EH están lejos de ser una suerte de arrepentimiento o quiebre de la organización separatista vasca armada: EH explicó que el último crimen no fue gratuito, sino que “una vez más nos encontramos ante una dura consecuencia del conflicto político que los Estados español y francés imponen al pueblo vasco”.
La continuación del argumento es simple: si Madrid concede la independencia al País Vasco se terminan los crímenes de ETA; si decide mantener en pie su negativa a atender esos reclamos habrá más sangre.
EH hizo ayer en ese sentido un llamado a los partidos políticos españoles para que “permitan conformar libremente la Democracia Vasca, que sin lugar a dudas traerá consigo la solución del conflicto. Es hora de reivindicar una solución real, de reivindicar que la palabra y la decisión del pueblo vasco sean respetadas, ya que ésta es la única manera de superar la situación actual”.
La forma de pararse frente a la cuestión vasca –más precisamente el Partido Nacionalista Vasco (PNV), en el poder del gobierno vasco y acusado de “cómplice” por el gobierno nacional– acentuó en las últimas horas el enfrentamiento político que ya existía entre los dos principales partidos nacionales, el gobernante Partido Popular (PP) y el opositor Partido Socialista (PSOE). El jefe del gobierno español, José María Aznar, y su ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, fueron atacados ayer por el líder del PSOE en Cataluña y ex alcalde de Barcelona, Pasquall Maragall, quien los acusó de concentrarse más en la lucha política contra el nacionalismo vasco que en los atentados.
“Es muy preocupante tener a un ministro que piensa que el terrorismo no es lo más preocupante y que es más importante la ofensiva política”, disparó Maragall. El PSOE subrayó así su postura sobre la necesidad de dialogar con el PNV para frenar la violencia, algo a lo que Aznar se niega abiertamente. Como refuerzo a esa “firme” postura, Aznar encabezó ayer otra manifestación silenciosa contra ETA en Barcelona, donde casi un millón de personas se convocaron bajo el lema “Cataluña por la paz, ETA no”. Allí, tras seis meses de condenar los atentados etarras por separado, Aznar y e Ibarrexte volvieron a coincidir en la primera línea de una marcha.

 

 

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