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EL NUEVO GOBIERNO DEBE DESMONTAR EL APARATO DE MONTESINOS
Esto sí que es una “pesada herencia”

En Perú pedirían el levantamiento del secreto bancario de altos oficiales del Ejército ligados al hoy fugitivo �monje negro� de Fujimori, el ex jefe de Inteligencia Vladimiro Montesinos. Es sólo el comienzo de la tarea de limpieza de unas instituciones distorsionadas por diez años de corrupción.
Valentín Paniagua recibe el saludo de los militares después de asumir, anteayer. Las FF.AA. estaban al servicio de la mafia montesinista, y se viene un período delicado.

Por Carlos Noriega
Desde Lima

El ex presidente Alberto Fujimori ha sido destituido y está refugiado en Japón, el fujimorismo se ha desplomado y hay un nuevo gobierno en el país, pero del hombre que desencadenó este derrumbe del régimen fujimorista no se sabe nada. La procuraduría que dirige el abogado José Ugaz está investigando detenidamente las actividades y movimientos bancarios de los cuatro hermanos y otros parientes cercanos de Montesinos, entre ellos su cuñado el general Luis Cubas, sospechosos de ser socios y testaferros del ex asesor de Fujimori.
Según el diario La República, que cita fuentes de la procuraduría, se pedirá el levantamiento del secreto bancario de varios de los generales que pertenecen a la promoción del ex capitán de Montesinos y que eran el núcleo de su poder en el Ejército. Entre los investigados figuraría, según esta versión, el actual comandante general del Ejército y presidente del comando conjunto de las Fuerzas Armadas, general Walter Chacón. Ayer fue detenido e interrogado en Lima el falso fiscal que estuvo en el allanamiento a la casa de Montesinos. Todo lo incautado en el lugar, incluidos documentos y videos, fue llevado a Palacio de Gobierno. Recién después de la selección que hizo el propio Fujimori se entregaron las pruebas (las que quedaban) a la Justicia. El falso fiscal ha resultado ser un empleado de la Casa Militar que trabaja en Palacio de Gobierno.
El fugado ex presidente Alberto Fujimori ha dejado, después de una década de gobierno autoritario, un país devastado. Una aguda recesión económica, los índices de desempleo y pobreza en imparable alza (cerca del 80 por ciento de desempleo y subempleo, y más del 50 por ciento de la población en pobreza, 30 por ciento de los cuales viven bajo la línea de extrema pobreza); las instituciones constitucionales destrozadas; una corrupción generalizada; unas Fuerzas Armadas puestas al servicio de la mafia que organizó Vladimiro Montesinos, de la misma forma como lo estuvo el aparato judicial; la amenaza, el chantaje y el soborno como cotidianas prácticas políticas, son parte de la pesada herencia que deja el fujimorismo. Con la designación del constitucionalista Valentín Paniagua como reemplazante de Fujimori, el Perú ingresa a una etapa de transición redemocratizadora y de limpieza moral. Pero la reconstrucción de las instituciones y el desmontaje del aparato corrupto construido por el fujimontesinismo no será una tarea sencilla. Todavía sobreviven en sus cargos altos mandos militares que han sido parte del aparato montado por Montesinos, jueces y fiscales que tenían como tarea encubrir la corrupción gubernamental, e importantes funcionarios de los organismos electorales que llevaron adelante las fraudulentas elecciones con las que Fujimori pretendió prolongar su mandato presidencial a 15 años.
Ayer Paniagua mantuvo una serie de reuniones para ir esbozando el equipo de trabajo que lo acompañará en los próximos ocho meses. Se ha voceado con insistencia al economista Javier Silva Ruete, quien ayer se reunió con Paniagua, como futuro ministro de Economía. Silva Ruete ya estuvo al frente de esa cartera al final de la década de los setenta, durante los últimos dos años del régimen militar que encabezó el general Francisco Morales Bermúdez, quien en 1980 convocó a elecciones y entregó el poder a los civiles. En su discurso inaugural, Paniagua anunció una reestructuración del gasto público para lograr el equilibrio fiscal y una renegociación del pago de la deuda externa.
El nuevo presidente también mantuvo una larga reunión con el defensor del Pueblo, Jorge Santistevan. En la misma se habría acordado otorgarle una amnistía al comandante Ollanta Humala, que hace cerca de un mes se levantó en armas para exigir la destitución de Fujimori. También se habríadecidido reactivar la Comisión de Indultos para analizar el caso de unos 600 presos inocentes que permanecen encarcelados acusados de terrorismo por la draconiana legislación antiterrorista que implantó el anterior gobierno. Asimismo, ambos habrían coincidido en la necesidad de formar una Comisión de la Verdad que investigue las violaciones a los derechos humanos. Según un informe de la Defensoría del Pueblo, en el marco de la guerra sucia contra la subversión armada iniciada en 1980 existen algo más de cuatro mil detenidos desaparecidos, en su mayoría campesinos.

 


 

UNA MOVIDA QUE IMPIDIO LA CONTINUIDAD FUJIMORISTA
Cómo EE.UU. bajó el pulgar

Por Francesc Relea *
Desde Lima

La presión de la Administración de Estados Unidos fue de vital importancia para impedir en Perú la continuidad del fujimorismo sin Fujimori. Fuentes consultadas por este diario confirman que la delegación norteamericana que llegó a Lima el lunes pasado, tras la dimisión de Fujimori anunciada en Tokio, envió una señal inequívoca a los seguidores del ex mandatario de que Washington no apoyaría en ningún caso a un presidente que no fuera de consenso.
Peter Romero, secretario de Estado adjunto para América latina, y Arturo Valenzuela, asistente especial del presidente Clinton y director de Asuntos Interamericanos, no perdieron el tiempo las 24 horas que estuvieron en la capital peruana. En las entrevistas que mantuvieron con el vicepresidente Ricardo Márquez, a quien por línea de sucesión constitucional le correspondía asumir la jefatura del Estado, con varios ministros y con dirigentes opositores, los emisarios de Clinton plantearon las tres prioridades de Washington: un presidente provisional hasta las elecciones de abril que cuente con el respaldo de la oposición, suspensión de los ascensos de una treintena de generales y almirantes promovidos a última hora por la cúpula militar y mantenimiento de la Mesa de Diálogo que auspicia la Organización de Estados Americanos (OEA). Este último punto persigue mejorar la imagen del organismo hemisférico, que quedó seriamente maltrecha en las elecciones fraudulentas de este año que significaron la segunda reelección de Fujimori.
La firmeza norteamericana frustró las expectativas de Márquez de convertirse en el presidente de la transición, que, sin duda, era la apuesta de Fujimori en Tokio y de sus seguidores en Perú. Varios intentos frustrados de convocar un Consejo de Ministros dieron paso al mensaje de tres páginas que Márquez leyó antes las cámaras de televisión el lunes por la noche, cuando la misión norteamericana todavía no había emprendido vuelo de regreso a Washington. El vicepresidente anunció la dimisión irrevocable “pensando en el Perú”. El camino quedaba despejado para el recientemente elegido presidente del Congreso Valentín Paniagua, quien sí tenía el respaldo de la oposición en su conjunto.
El nuevo presidente ha recibido total apoyo de EE.UU. para que observe con detenimiento los ascensos militares firmados la semana pasada por Ricardo Márquez, como presidente en funciones. El general retirado Rodolfo Robles afirmó que la lista de ascensos fue confeccionada por oficiales de la promoción de Vladimiro Montesinos, el ex asesor presidencial sobre quien pesa una orden de busca y captura.
Paniagua se dispone, no sólo a dejar sin efecto tales ascensos, sino que en las próximas semanas procederá a una minuciosa revisión de la escala de ascensos y algunos pases a retiro de oficiales que fueron apartados por mantener una línea institucionalista. “Tendremos que actuar con justicia para poner en primera línea a quienes mantuvieron el valor y la moral, porque el hecho que algunos generales no tuvieran una actitud ética no niega que haya habido quienes sí la mantuvieron”, ha declarado el nuevo primer ministro, Javier Pérez de Cuéllar.
La cúpula militar observa con recelo los tiempos venideros. Las prebendas que Montesinos otorgó a un generalato fiel llegan a su fin. El Comando Conjunto rompió el domingo el significativo silencio mantenido durante un mes desde el regreso de Montesinos para respaldar, en un escueto comunicado, el orden constitucional. El miércoles los máximos jefes militares, encabezados por el general Walter Chacón, jefe del Comando Conjunto, acudieron al palacio de Gobierno para saludar, con semblante imperturbable, al presidente Paniagua. El poder militar respalda al nuevo mandatario. No tiene otra opción. Ayer, el jefe de Estado discutía con su primer ministro, recién llegado de París, la composicióndel gabinete, que, según todos los indicios, será de unidad y reconciliación nacional.

* De El País de Madrid, especial para Página/12.

 

 

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