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EL JEFE DE GABINETE, CHRYSTIAN COLOMBO,
HABLA DE LA ALIANZA Y EL PERONISMO. Y DISPARA CONTRA EL PARO
“Meter miedo, volver a la violencia me parece increíble”

El paro no sirve para nada. Los sindicalistas están desacreditados. Los políticos también. Lo importante es la gestión, algo que Terragno olvidó. El oficialismo no tiene defensores porque los aliancistas están habituados a ser oposición. El hombre fuerte del Gobierno habla, de Alfonsín, de Cavallo, de Chacho...

Por Mario Wainfeld y Sergio Moreno

Chrystian Colombo recibe a Página/12 en el décimo piso del edificio desbordante de metal y vidrio que alguna vez albergó a Somisa y hoy es sede de la Jefatura de Gabinete. Sonríe al saludar y al despedirse, se ocupa de que haya café para los cronistas. Habla alineando sus ojos azul claro con los de interlocutores, moviendo las manos sin levantar, jamás la voz. Acepta de bastante buen grado las interrupciones, ríe con las bromas, se engancha. Repite una y otra vez los argumentos, todo el estilo de alguien que está convencido y aspira a convencer.
Más allá de eventuales coincidencias o disidencias, es estimulante dialogar con alguien así. Pero no es difícil imaginar, si se lo mira con atención, que esas manos se pueden crispar, que el tono rojizo de su cuello y su rostro puede subir fácilmente en la escala cromática si se enfada o apasiona, que esa voz pausada debe subir de registro con asiduidad. Hay algo más que buenos modales en ese funcionario que se ha convertido en la niña bonita del gobierno. Hay una línea de pensamiento en sus constantes críticas a “la política” y sus recurrentes elogios a la “gestión”. Colombo dice a menudo “creo” o “me parece” pero todos sus gestos y sus frases rezuman certezas. Se hablarán con calma, dando la espalda a una Diagonal Sur soleada de todo sol y solitaria de toda soledad (es la tarde de ayer). O se hablará o gritará si así cuadra, en otras ocasiones que Página/12 no presencia pero que es dable imaginar.
–La ministra de Trabajo Patricia Bullrich dijo que el país no paró.
–Yo creo que el paro en sí mismo no sirve para nada. La metodología empleada para este paro por algunos dirigentes ha sido absolutamente increíble. Esto de intimidar, de volver a la violencia, de propiciar cortes de ruta, me parece una vuelta al pasado realmente mala. Pero por es cierto que el paro se ha hecho sentir.
–¿No cree, que como dicen los sindicalistas, este paro expresa el repudio al rumbo económico del Gobierno?
–No creo eso en absoluto. La sociedad repudia en general a toda la clase dirigente porque no le estamos ofreciendo soluciones. Estamos podridos de escuchar dirigentes que se quieren poner al frente de algo y no proponen soluciones. Argentina lleva muchos años en este terreno, es decir, no encontrando una estrategia para insertarse y crecer. Los límites en el mundo están mucho más acotados, las restricciones que tenemos y arrastramos son muy importantes. No sólo la deuda externa, sino la deuda interna. Lo que pretende la gente es ver a la clase dirigente sentarse en una mesa, y discutir seriamente los puntos, ver qué se puede hacer, y a partir de allí salir. ¿Qué quiere decir “la gente se opone al modelo económico”? Pregúntenle a mi viejo que es jubilado qué quiere decir eso. Pregúnteselo a sus viejos, a su mamá. La Argentina tiene toda la potencialidad para ser un país que cumpla y honre la deuda interna, que como la viene haciendo. Es el desencuentro de los dirigentes por mezquindades, por egoísmo personal, lo que hace que muchas veces no se puedan tomar las medidas que se tienen que tomar.
–¿Le parece que los sindicalistas salen fortalecidos con esta huelga?
–Sinceramente, no.
–¿Por qué?
–Porque la gente cada vez más piensa por sí misma. En este caso, la gente actuó por intimidación.
–Se le achaca en general al sindicalismo no tener propuestas, pero la CTA y el MTA han arrimado algunas...
–Invitaría a que hagamos una lectura sobre si eso es posible o no. hasta ahora no he escuchado de nadie una propuesta alternativa. Escuché gente que se queja, que dice “cambiemos el modelo”, pero cuando miro al mundo no veo tantos modelos diferentes, veo gestiones diferentes.
–Parecería que este gobierno tiene pocos funcionarios que salen a defenderlo. Y usted es uno de ellos. ¿No es un problema?
–Probablemente haya poco convencimiento de alguna gente. Esto se dio mucho con el tema de la Alianza. Creo en la Alianza, en gran parte de las medidas que llevó adelante el Gobierno y que debemos defender. Hay que dar el debate público, porque aunque el resultado no haya sido bueno, uno sí tomó las mejores decisiones en cada momento. Yo quiero debatir y dialogar sobre nuestras medidas. Me sorprende que muchas veces cuando disentimos se deduzca que hay ruptura. Creo que hay disensos pero no debe haber ruptura.
–¿Quiénes son los que no están muy convencidos?
–Los que no están muy acostumbrados a ser el oficialismo. Hay una especie de acostumbramiento a ser oposición.
–Su definición le cuadra al Frepaso. ¿También al radicalismo?
–Sí. Si tenemos que hacer una autocrítica en términos de funcionamiento, les cuadra a todos. Muchas veces nos falta presencia para discutir las políticas que llevamos adelante. Encuentro pocos gobiernos que han logrado a través del Congreso la sanción de todas las leyes que el Poder Ejecutivo necesitó. Sin embargo, a veces no las defendemos con el mismo convencimiento en el terreno de la opinión, de la discusión.
–¿Eso se debe a que no hay suficiente nivel de discusión interna, o a que las medidas que tomó el gobierno no concuerdan con las propuestas de campaña de la Alianza?
–No sé por qué viene esa actitud. Pero yo estoy en el Poder Ejecutivo, entonces defiendo lo que llevamos adelante.
–¿El gobierno no plantea las negociaciones con el discurso de que está “con el agua al cuello” que lo pone en una situación débil para negociar? Por caso, la reciente negociación con el Fondo Monetario Internacional.
–La visión de los organismos internacionales ha ido cambiando y en parte por la presión de este gobierno. Al principio del año nos decían que era indispensable una política para la disminución total del déficit y a mitad del año nos empezaron a decir que lo importante era crecer. Porque fuimos a plantearle en determinado momento que era una forma más rápida de bajar el déficit. Y como fuimos creíbles logramos un apoyo que implica no hacer ajustes en el presente.
–Con el PJ, cuando fueron a plantear el tema del Pacto Fiscal, el gobierno planteó: “estamos en una situación desesperada, terminal...”
–El Presidente hizo un llamado porque la situación era de gravedad. Se estaba poniendo en cuestión el crédito público. Y esto es un hecho lo suficientemente grave para ponerlo en esos términos. Lo cierto es que si no hubiésemos reaccionado y tenido una relación con el mundo como la que tenemos, no hubiéramos encontrado apoyo. Decir las cosas como no son no es una muestra de debilidad. Lo que se firmó no es una muestra de debilidad. Este es el compromiso federal más duro que se ha firmado entre las Nación y las provincias, desde que se sigue esta metodología. Hay ciertos temas que deben aislarse de la mezquindad política.
–Usted fue uno de los principales negociadores en estos diez días. ¿Qué le quedó de la actitud de algunos de los gobernadores, en especial de más importantes?
–Dije desde el primer día que no iba a manifestarme sobre las actitudes de los gobernadores. Algunos de ellos tuvieron contradicciones entre lo que decían a los medios y lo que estaban haciendo en las negociaciones. No quiero interpretar esto más allá de lo que a mí me tocó como rol. La habilidad y la experiencia en este tipo de negociaciones de los gobernadores es muy grande, porque han venido firmando pactos fiscales y compromisos federales desde el año 1992 o 1993.
–Pero algunos gobernadores son noveles y esta fue su primera negociación con el gobierno nacional. Son los casos de Carlos Ruckauf y de José Manuel de la Sota...
–Es la primera vez que se sientan como gobernadores, no la primera vez que se sientan en una discusión de éstas. Porque Ruckauf no estuvo en la década pasada en Disneylandia. Fue vicepresidente, ministro de Interior y presidente del Senado.
–Stanley Fischer dijo que si el Gobierno no saca con rapidez todas las medidas que anunció, no va a haber blindaje. ¿Qué plazos maneja el Gobierno para concretarlas?
–Más allá de las declaraciones de Fischer, es lo que dijimos nosotros: si no nos ayudábamos es bastante difícil que nos ayudaran de afuera. Nuestra experiencia actual es única con los organismos internacionales. Normalmente estos apoyos financieros vienen después de producida la crisis. Y nosotros estamos proponiendo que esta ayude llegue antes. Y algo más: que las medidas no recaigan sobre la gente ahora. La reforma previsional es definitiva es sacarle una terrible carga a la población económicamente activa que tiene la Argentina. Y transferirla, y que toda esta deuda que tiene la Argentina por malos manejos del pasado, de desfalcos en la Caja de Previsión, que vienen de la época de mi abuelito, no sea pagada por esta generación. Y estamos volviendo más solidario el sistema previsional.
–¿Qué pasa si a fines de diciembre no está sancionada la Reforma?
–Podemos tener problemas con la ayuda financiera.
–¿Cree posible que la ley se apruebe en es lapso?
–Espero que salga. No puedo decir cuál va a ser el tránsito. La reforma hay que leerla, con detenimiento. No es una cosa nueva. Hay un proyecto presentado en el Parlamento hace seis meses.
–Que en ese momento el bloque de diputados a través de su presidente Darío Alessandro planteó que no lo iba a votar...
–Está bien, pero acá vamos a discutir es si podemos mantener algo insostenible económicamente, y vamos a poner en duda el crédito de la Nación. Puede sonar muy duro, pero la solución Cavallo al sistema previsional, es una solución que hizo cargar a la actual generación todos los costos de los malos manejos que hubo en el pasado. Han puesto un yugo a esta generación, que se ha tenido que hacer cargo de todas las deudas del pasado. Tenemos la deuda externa, la deuda previsional, la deuda social. Esto es lo que nos está cargando como generación, más allá de quién es gobierno y quién es oposición.
–Supongamos que salen las medidas, por la vía que fuere, que se hace todo lo que el gobierno dijo; eso no garantiza que vaya a haber crecimiento.
–No hay garantía absoluta de nada, pero sí hay es una probabilidad muy alta que la Argentina vuelva a crecer. Porque con este “blindaje” baja la tasa del riesgo país, porque estamos trabajando con un nivel de déficit mayor en los primeros años, porque esto es demanda y porque estamos generando una red de gasto social.
–¿Cómo ve la gestión de este gobierno en política social?
–Nos falta avanzar no sólo en el gobierno nacional, sino en los provinciales. El 70 por ciento del gasto social lo realizan la provincias, no el Ministerio de Acción Social. Y de ese 30 por ciento, un gran componente ha sido o son pensiones no contributivas. En Argentina han fallado en instrumentar una política social que llegue a la gente. Hemos avanzado, pero no hemos alcanzado un nivel de eficiencia muy importante. Cada vez que hay un conflicto social lo que aparecía era ver que entre el gobierno nacional y las provincias se echaban la culpa. Tenemos a la clase política culpándose mutuamente. Hay que abandonar prácticas que en el pasado han estado metidas acá. Que es todo el clientelismo político que ha estado metido en la cuestión social y laboral. Hay mucho para hacer, y en general tiene que ver con que la gestión supere a la política.
–¿Cómo evalúa la gestión del gobierno nacional con todos esos condicionantes?
–Mucho mejor de lo que parece. Esta es una discusión que tuve con los gobernadores, porque una parte de sus propuestas tenía que ver con la eliminación de los ministerios o la sustitución de las personas que están a cargo. Y no debe ser así Una cosa es generar una autocrítica para decir lo que tenemos que mejorar. Y otra cosa es generar una interna. Yo he sidoclaro y se lo puse por escrito a los gobernadores, cuando les mandé el famoso fax.
–¿Cómo evalúa las acciones de Chacho Alvarez?
–Me meten en un terreno que está bastante fuera de mi discusión. No me considero capacitado para evaluar a “Chacho” políticamente. El ha tomado una decisión personal, no sé cuál es la decisión política porque realmente no lo conozco, no he hablado con él desde que renunció. Me parece que las cosas que se hacen en política, mientras más públicas y más claras sean mejor. Lo digo como norma general. No conozco a Alvarez, no le puedo decir qué me gustaría. Me parece que Chacho tenía una propuesta económica que era muy moderna, progresista y actual, que está muy de acuerdo con muchas cosas que está llevando adelante el gobierno, y de hecho defendió muchas cosas. Pero corresponde más a la gente del Frepaso contestar. A mí me gustaría que Chacho lleve adelante lo que dijo iba a hacer, que la Alianza crezca.
–¿Cómo evalúa la gestión de su antecesor, Rodolfo Terragno?
–Creo que la principal diferencia es que él es una personalidad política y yo no. Y él me dijo que en realidad no creía que este fuera el lugar para que él estuviera. Ahí ya hay una definición. Terragno estaba pensando en el 2007, en el 2010, o en el 2003, y yo me tengo que ocupar... del miércoles que viene. Esto marca un cambio en la gestión y una vocación para gestionar las cosas. Creo que en el fondo Terragno se hubiese soñado como un presidente como es De la Rúa. No le niego esa ambición a nadie, menos a una personalidad como Terragno, pero creo que él pensaba en eso y no en la gestión de todos los días. Yo no tengo más aspiraciones que hacer las cosas de todos los días y llevar adelante la política del Presidente dentro del Gabinete. Estamos trabajando como Gabinete mucho más unidos, más cerca, con mayor nivel de discusión junto al bloque de la Alianza.

 

Directorios en extinción

Por M.W. y S.M.
–¿Quiere cerrar dos organismos por semana?
–La reforma del Estado tiene que continuar y esto no significa en todos los casos reducciones de personal ni de gastos. En algunos casos debe ser incremento de gastos para lograr un Estado más eficiente y eficaz, como en la AFIP. En otros casos, significa la absorción por parte de áreas del Estado de organismos descentralizados que o están duplicados o tienen directorios absolutamente innecesarios. El Estado gasta en sueldos de directorios unos 25 millones de pesos. Si le sumamos secretarias y autos, esta suma sube al doble. Y en muchos casos, esto no ayuda a una mejor eficiencia del Estado. En muchos casos reducimos directorios para generar ahorros en el Estado que nos permitan aplicarlos en otras áreas. Y el criterio no es de bajar gastos, sino evitar duplicaciones y directorios que demoran las decisiones. Por ejemplo, hemos sacado el directorio de la Anses, que debe hacer operaciones ejecutivas, por lo que tiene que haber una sola persona que rinda cuentas y, si no rinde, hay que cambiarla por otra. No estamos sacando funciones. Hay entes que son absolutamente necesarios. Hay entes creados por ley, porque controlan una privatización.
–¿Cuáles son los organismos en la mira?
–Hay organismos que tienen que ver con el control que hace el Senasa y Salud. Estoy revisando todos los entes descentralizados, todas las áreas del Estado para evitar duplicaciones. No pienso anunciar cuáles son todos, porque me meto en una situación que no quiero tener. Me reservo como jefe de Gabinete ir y plantearle al Presidente hacer la reforma del Estado de esta manera. Yo quiero saber por qué tiene que haber un directorio tan amplio en determinado lugar. Lo voy a analizar, lo voy a proponer y, si no se justifica, le voy a proponer al Presidente que ese directorio no esté más. Que estén los cargos que realmente se necesitan. Hay toda una serie de superposiciones en el Estado que queremos solucionar. Esto es lo que estamos estudiando y son productos de estudios de mucho tiempo, que estaban antes bajo la órbita del vicepresidente. Queremos implementar la reforma del Estado y llevarla a cabo.

 

36 horas

Las cifras del paro

36 horas de parálisis nacional.
98 por ciento de adhesión, según Hugo Moyano.
15,4 por ciento es la cifra del desempleo en Argentina.
40 por ciento de empleo en negro.
34 personas detenidas en todo el país.
Un muerto, un herido de bala.
200 colectivos atacados.
5 empleados del ex Casino Central de Salta en huelga de hambre.
Un record de 4000 personas marcharon en Mar del Plata.
32 casamientos en el Registro Civil de Uruguay 747, en Capital.

A las piñas en bondi. Terminal de la línea 68 de colectivos en Loria al 700, Boedo. Un grupo de choferes intentaba poner los motores en marcha y salir a trabajar, cuando ocho gremialistas de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) se lanzaron sobre ellos y terminaron a las trompadas. Piña tras piña, en medio de la riña llegó un patrullero de la comisaría 8ª, donde terminaron demorados los gremialistas. “Atentados a los medios de transporte público”, resumió el subcomisario Enrique Contreras. “Suficiente para iniciar una causa”, gruñó el policía. No fue, sin embargo, la única agresión sufrida por esa línea. Dos hombres atacaron a pedradas, en Juan José Paso y Bartolomé Mitre, a uno de los colectivos que logró salir, pero terminaron presos.

Atrapados en el súper. El supermercado Carrefour de la ciudad de Córdoba cerró de emergencia sus puertas con candado a pesar de que había varias decenas de clientes adentro. No era una estrategia de venta. Fue una decisión de los directivos, alarmados por la presencia de un grupo de integrantes de la CGT-Chacabuco que reclamaban la salida de los empleados. Encabezados por su titular, Omar Dragún, los sindicalistas denunciaron que los empleados habían ido a trabajar obligados por la empresa. Los compradores atrapados recién pudieron salir al cabo de una hora.

Miguelitos frustrados. El Fiat 128 blanco había dado varias vueltas alrededor de la terminal de la empresa de colectivos de la línea 50, en la avenida Eva Perón al 7400, Mataderos. Eran las 5.30 de la mañana. Los dos muchachos a bordo estaban esperando la oportunidad de tirar a la salida de la estación los miguelitos (clavos de tres puntas) que llevaban en una caja con el objetivo de pinchar las gomas de los ómnibus. Tanto merodearon que la policía los agarró sin demasiado esfuerzo. Terminaron en la comisaría 42ª por “averiguación de presunta tentativa de atentado a medios de transporte”.

 

 

KIOSCO12

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