Por R. C.
El sol, la arena dorada de
una playa californiana, los cuerpos bien torneados de bañeras y
bañeros exhibidos hasta el voyeurismo, problemas a solucionar...
Antes de que la mente del lector haga la rápida asociación
con Baywatch, hay que hacer la aclaración: se habla
de Hijo de la playa, el nuevo sitcom que emite Canal Fox a
partir de hoy a las 23. Claro que no se aclaró que la playa californiana
no es Malibú sino Las adyacencias de Malibú,
los cuerpos de los bañeros parecen contener menos cerebro que el
promedio del género humano y los problemas se solucionan... por
casualidad. Esta parodia de Baywatch, producida por el irreverente
conductor radial Howard Stern, muestra un gusto por el absurdo ligado
a ¿Dónde está el piloto? y La pistola desnuda, más
algunos toques de humor negro al estilo de Loco por Mary.
Belleza y poco cerebro es lo que demuestran B. J. Cummings (encarnada
por Lisa Banes), una especie de Barbie que poco tiene que envidiarle a
Pamela Anderson, especialmente en lo referido a sus implantes; Jamaica
St. Croix (Leila Arcieri), una afroamericana bellísima que repasa
todos los lugares comunes de la negritud televisiva; Kimberlee
Clark (Kim Oja), que llega a la playa como espía y se queda como
bañera, y el musculoso Chip Rommel (Roland Kickinger), un alemán
tan poco dúctil como Arnold Schwarzenegger. Pero el que tiene menos
luces que todos juntos, y cero sex appeal es el protagonista, Notch Johnson
(Tim Stack, también cocreador del programa), héroe de niños
y grandes además de un auténtico estúpido. El personaje
tiene mucho del detective que Leslie Nielsen encarnó en La pistola
desnuda, aunque aparenta incluso menos materia gris.
Además de luchar contra asesinos, traficantes de prostitutas asiáticas
o dealers la clase de gente que cualquiera se cruza en una playa,
los cinco bañeros deben resistir el acoso de la intendente Anita
Massengil, una némesis tan torpe como sus atacados. En el primer
capítulo, Con el sexo usted recibe una porción de
comida china, la funcionaria con aspiraciones de congresista envía
a una espía para atrapar a Johnson en algo raro. Casualmente, el
bañero rescata del mar a una asiática que había llegado
engañada a los Estados Unidos: a ella y sus hermanas las explotaban
como prostitutas, cuando les habían prometido... ser explotadas
en fábricas. Johnson va al rescate de las chicas casi al mismo
tiempo en que debe organizar un festival para niños enfermos (que
llegan a la playa en un colectivo con la inscripción Niños
enfermos). La intendente quiere aprovechar la ocasión de
la visita del bañero al prostíbulo para desacreditarlo y
anotarse unos puntos en su carrera parlamentaria, pero mientras da un
discurso vituperándolo, Johnson llega a la playa en jet ski, persiguiendo
al líder de la gavilla oriental que raptó a las chicas camboyanas,
justo a tiempo para llevarse todos los aplausos.
Como suele suceder con los sitcoms estadounidenses, varios de los gags
hablados se pierden en el subtitulado, pero siempre es mejor que los doblajes.
La mejor prueba del lavado de la traducción es el propio título
del programa: Hijo de la playa no parece demasiado irónico.
Pero en inglés Son of the beach suena muy parecido
a son of a bitch, hijo de puta. ¿Hace falta agregar
algo?
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