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EL FREPASO MAS DURO EN SU OPOSICION A LA REFORMA PREVISIONAL
Hasta aquí llegó mi amor

Es una decisión avalada por Chacho Alvarez. Los diputados votarán en contra el proyecto que mañana envía el PEN al Parlamento. Si De la Rúa decide sacar la iniciativa por decreto, los frentistas harán un proyecto para derogar el decreto. Y dicen tener los votos suficientes.

Votos: Con el voto de los 42 frepasistas y de los 99 peronistas, la Cámara baja estaría en condiciones para rechazar la ley enviada por el Gobierno.

Chacho Alvarez avala la decisión del Frepaso de oponerse a rajatabla a la reforma previsional.

Por José Natanson

Fernando de la Rúa enviará mañana al Congreso el proyecto de reforma previsional, que amenaza con convertirse en el centro de un nuevo conflicto entre los socios de la Alianza. Aunque algunos creen que aún hay margen para negociar, el Frepaso se opondrá a la ley a rajatabla. Esto es: en el recinto, los diputados frepasistas votarán en contra. Y si finalmente De la Rúa decide obtener la reforma mediante un decreto, el Frepaso no sólo lo repudiará públicamente, sino que sus diputados elaborarán un proyecto de ley a fin de derogar dicho decreto, para lo cual los frentistas dicen contar con los votos necesarios. Según pudo saber Página/12, esta postura no es la voz aislada de un puñado de rebeldes, sino la posición política de la fuerza, avalada por el mismísimo Carlos “Chacho” Alvarez. Así, por primera vez desde el 10 de diciembre, el Frepaso se opondrá a una decisión de De la Rúa. O, como sintetizó de manera menos elegante un diputado cercano a Alvarez, “va a haber quilombo”.
Los diputados del Frepaso sostienen que hubo en los últimos días dos gestos de concordia por parte de De la Rúa. El primero, un aumento de las partidas sociales en el proyecto de Presupuesto por un total de 600 millones de pesos (ver página 5). El segundo, la decisión de dar marcha atrás con la amenaza inicial del decreto y girar al Congreso la iniciativa de modificación del régimen jubilatorio. “Vamos a reexaminarlo”, aseguró ayer Darío Alessandro, jefe del bloque de Diputados de la Alianza y uno de los hombres que más han trabajado por la supervivencia de la coalición.
A pesar de estos gestos positivos, el panorama asoma bastante complicado. Los diputados del Frepaso objetan los tres ejes del proyecto que giró el Presidente: la eliminación de la PBU (aunque sea en una escala gradual a partir de los 600 o mil pesos); el aumento de la edad jubilatoria de la mujer (aunque sea optativo), y fundamentalmente la desaparición total del régimen de reparto.
El Frepaso intentará derogar estos tres aspectos. Sin embargo, salvo un súbito cambio de rumbo, De la Rúa insistirá en que estos tres puntos, sin los cuales la iniciativa original quedaría reducida a la nada, no sean modificados. El proyecto oficial cuenta con el aval de un número importante de diputados radicales.
Allí aparecería el primer conflicto. Si no consiguen torcerle el brazo al Ejecutivo, los diputados frepasistas votarán en contra (tanto en la Comisión de Previsión como en el recinto), sumando su número a la anunciada oposición de los legisladores del PJ. Con el voto de los 42 frepasistas y de los 99 peronistas, la Cámara baja estaría en condiciones de rechazar la ley enviada por el Gobierno.
De la Rúa deberá optar entre esquivar la confrontación desactivando el proyecto o seguir los consejos del ministro de Economía, José Luis Machinea, quien viene insistiendo en que la reforma previsional es una de las condiciones para que llegue el esperado blindaje del FMI. En ese caso, el Presidente deberá firmar un decreto de necesidad y urgencia.
“Vamos a militar en contra del decreto”, adelantó ayer un diputado frepasista. Pero no será sólo una confrontación argumental. En un escenario de tensión, los diputados del Frepaso cuentan con el visto bueno de Chacho Alvarez para llevar la disputa al límite, sumar sus votos a los del peronismo y rechazar el decreto en la Cámara de Diputados, sancionando una ley con mayoría simple. De la Rúa podrá vetar aquella norma. Y el Congreso podrá insistir, aunque requerirá los dos tercios de los votos. Para esta instancia, en el Frente aseguran que también cuentan con los votos necesarios.
A la hora de la confrontación, el Frepaso no descarta sumar el apoyo del justicialismo, que no desaprovecharía semejante oportunidad para meter una cuña entre los socios de la Alianza. Es más: ya hubo algunos contactos informales entre algunos integrantes del bloque frepasista –que noincluyen a Alessandro– con los legisladores peronistas, cuestión de ir conversando sobre posibles confluencias a futuro (ver aparte).
La Alianza podría quedar en ese caso nuevamente al borde de una ruptura. A diferencia de otras oportunidades, esta vez la oposición del Frepaso no es la voz aislada de unos cuantos diputados díscolos: forma parte de los cálculos de Alvarez que, a pesar de su silencio, avala la decisión de hacer todo lo posible por frenar la reforma previsional. Sería entonces la primera vez que el partido se opone a una decisión de De la Rúa.
Los plazos son más cortos de lo que parecen. El Gobierno girará el proyecto al Congreso mañana. Y ha deslizado que, si no se aprueba antes del 15 de diciembre, recurrirá a un decreto de necesidad y urgencia, que se encuentra redactado y sólo aguarda la firma del Presidente. El horizonte de conflicto es, por lo tanto, cercano y previsible.
En diálogo con este diario, un frepasista de trato cotidiano con Chacho esbozó un argumento sencillo para justificar la postura de su partido. “Cuando se discutía el recorte de los sueldos, nosotros nos tragamos el sapo y salimos a defenderlo. Pero dejamos claro que era la última medida de ajuste sobre los sectores medios que estábamos dispuestos a tolerar. Estaban avisados”, explicó.
Atado a este argumento hay otro más profundo. Según sostiene un importante dirigente frepasista, con la reforma previsional la Alianza continúa distanciándose de su electorado original, atacando la base social que la llevó al poder. En este esquema, el Frepaso redefiniría su lugar dentro de la coalición y consolidaría un rol más crítico e individualizado. Algo que, según dicen los frepasistas, no implicaría necesariamente un quiebre de la sociedad con la UCR. “Es lógico que haya diferencias porque no es un gobierno de partido único. Es una coalición y tenemos que acostumbrarnos a vivir en ese nuevo tipo de tensión”, señaló un integrante de la conducción frentista.
Finalmente, y aunque nadie se anima a decirlo en voz alta, la decisión de llevar a fondo la oposición a la reforma previsional es un mecanismo de contención, una forma de Alvarez para apaciguar el ánimo cada vez más levantisco de su partido.
En conclusión: con el rechazo al proyecto de modificación del régimen jubilatorio el Frepaso marcará –por primera vez– un límite claro hacia adentro de la Alianza y puede llevar a una situación de tensión sólo comparable a la que generó, hace casi dos meses, la renuncia de Alvarez a la vicepresidencia.

 

Claves

El Gobierno enviará mañana al Congreso el proyecto de ley de reforma previsional.
El Frepaso se opondrá orgánicamente. Votará en contra.
Si De la Rúa decide sacar la reforma mediante un decreto, los frentistas elaborarán un proyecto para derogar dicho decreto y votarán junto con el peronismo.
Si el Presidente, a su vez, decide volver a vetar, el Frepaso insistirá, esta vez mediante los dos tercios de los votos de la Cámara baja.
Chacho Alvarez avala toda esta estrategia.
El Frepaso debate cómo será su permanencia en el Gobierno.

�Charlas informales� con el peronismo

Por Fernando Almirón
En el bloque de diputados justicialistas reconocen la existencia de “charlas informales” con un grupo de legisladores del Frepaso con quienes podrían llegar a combinar una acción conjunta en el recinto. Esto es impulsar modificaciones o directamente rechazar proyectos de ley enviados por el Ejecutivo. Específicamente el Presupuesto 2001 y la reforma previsional a la que se oponen tanto peronistas como algunos frepasistas.
“No se trata de un acuerdo entre bloques sino de conversaciones informales con algunos diputados del Frepaso que están hartos de comerse sapos”, señaló una fuente parlamentaria del PJ a Página/12.
Los encuentros reservados entre los referentes de uno y otro bloque comenzaron hace poco más de un mes, cuando los frepasistas comenzaron a quejarse por la suma de leyes de ajuste que tenían que votar. “Hasta ahora todas fueron para la platea, ninguna para la popular”, se lamentó un diputado del Frepaso ante la miradas de comprensión sobreactuadas de los peronistas que de inmediato se pusieron a dibujar números para determinar cuántos legisladores necesitaban restarle al oficialismo para quedarse con el control del recinto a la hora de debatir la ley de presupuesto.
En principio ya habría acuerdo para intentar suprimir los artículos 63 y 58 del Presupuesto por el que se reformulan algunos organismos del Estado. “Ocurre que muchos de estos muchachos –chicaneó un diputado del PJ– se fueron de nuestro partido para no votar las leyes de Carlos Menem, que ahora les piden que voten desde el gobierno de la Alianza”. El legislador consideró que por esto, el pasado peronista de algunos integrantes del bloque frepasista, es posible mantener un diálogo mas fluido entre ellos. “Por la misma razón no se puede considerar que haya una actitud desleal por parte de ellos con la Alianza, simplemente están cansados de servir a un poder con la sensación de que no forman parte de él”, sintetizó un diputado justicialista apelando a su mejor tono seductor pese a que volvió a insistir en que “sólo son charlas informales”.

 

MAÑANA VA EL PROYECTO AL CONGRESO
Carrera de obstáculos

Congelada la idea de impulsar la reforma previsional a través de un decreto de necesidad y urgencia, el Gobierno decidió apostar a la vía parlamentaria. Mañana enviará al Congreso el polémico proyecto, después de que el ministro de Economía, José Luis Machinea, explique los detalles de la iniciativa en una conferencia de prensa. En el Parlamento, el tratamiento de la propuesta oficial no promete ser un trámite sencillo. Además del PJ, el bloque del Frepaso endureció su posición de rechazo a la reforma tal como la plantea el Ejecutivo (ver aparte). Mientras tanto, la delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI), que hoy llega al país para negociar el “blindaje financiero”, seguirá con atención lo que pase en Diputados.
Un día después del paro de 36 horas que paralizó al país, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo explicó desde la quinta de Olivos que la eliminación de la Prestación Básica Universal (PBU) “es algo que ofreció el gobierno argentino” al FMI y los demás organismos financieros internacionales. El Gobierno sabe que la delegación del FMI –a la que sumará el miércoles la negociadora jefa Teresa Ter Minassian– prestará especial atención al tratamiento del proyecto de ley. El Fondo espera la reforma previsional y, en caso de que falle la vía parlamentaria, aceptaría el decreto con la firma del presidente De la Rúa. Pero los deseos y urgencias del Gobierno pueden encontrar un obstáculo en el Parlamento. A pesar de que Colombo dijo que tiene confianza en que el proyecto no sufra modificaciones, la realidad indica que los diputados del PJ y los del Frepaso no dejarán pasar la iniciativa.
El proyecto en cuestión elimina el sistema de reparto y reemplaza la Prestación Básica Universal (PBU) –un subsidio de 200 pesos mensuales a todas las jubilaciones– por la Prestación Suplementaria (PS), que alcanzará los 200 pesos para quienes cobren 100 pesos e irá bajando hasta cero para los que perciban 600 pesos. Además, la reforma previsional impulsada por el Gobierno modifica la edad jubilatoria de la mujer. Si es aprobada en el Congreso, las mujeres podrán jubilarse entre los 60 y 65 años, pero con una rebaja de 10 pesos por cada año menos de edad al jubilarse. Es decir, a una mujer de 65 años le corresponde una jubilación de 500 pesos, a una de 64 le tocarán 490 pesos, y a una de 63 años, 480.

 


 

El Frente, entre la permanencia
en el Gobierno y la disgregación

Por Eduardo Tagliaferro

Acorralado entre amenazas de un nuevo ajuste económico y una situación social explosiva, el Frepaso discute de qué manera su permanencia en el Gobierno, que impulsa políticas cada vez más alejadas de sus definiciones partidarias, no se transforma en una de las causas de su posible disgregación. Acotado por ese sendero cada vez más estrecho, el líder frepasista Carlos “Chacho” Alvarez dedicó gran parte de esta última semana a analizar el Presupuesto 2001, la iniciativa gubernamental de reforma previsional, el escenario que se abre tras el pacto fiscal firmado por el gobierno nacional y las provincias. Por la realización del paro general postergó un nuevo encuentro que tenía previsto con los legisladores nacionales de su agrupación. La ruptura de la democracia cristiana con el Frepaso y con la Alianza, las cada vez mayores críticas al gobierno aliancista dentro del bloque parlamentario, son los primeros síntomas de un malestar interno que lejos de presagiar un cisma puede tomar la forma de una lenta diáspora.
Aunque no alteró las condiciones de su autoimpuesto silencio, Alvarez reunió en las oficinas de la Casa del Frente a los técnicos con los que analiza el futuro presupuesto, al que recomienda votar. “Tenemos que sacarnos de encima el fantasma del default”, dice a Página/12 Darío Alessandro, jefe de la bancada aliancista en diputados y mano derecha del líder frepasista. “Estas son medidas de emergencia”, sostiene Alessandro cuando habla de algunos puntos del futuro presupuesto.
Otra de las actividades de Alvarez fue la ya habitual reunión de los martes con Alessandro y los diputados nacionales Juan Pablo Cafiero, Rodolfo Rodil y José Vitar. De estos encuentros, que en los hechos hace las veces de una “mesa de conducción reducida”, participan también la ministra de Desarrollo Social, Graciela Fernández Meijide, y el jefe de Gobierno porteño y número dos del frente, Aníbal Ibarra.
En el encuentro de la última semana uno de los ausentes fue, precisamente, Ibarra, sobre cuya gestión –los frentistas reconocen– descansa gran parte del futuro de la Alianza. Aunque también observan con cierto recelo algunas críticas que éste, o miembros de su gabinete, realizaron recientemente a Alvarez. “Chacho no es Carlos Menem tratando de destruir a sus funcionarios, en este caso a Aníbal”, dijo a este diario un importante frentista cercano a ambos. Dirigentes allegados a Alvarez le cuestionan a Ibarra la “tercera posición neutralista” que asumió en el momento más duro de las diferencias entre Fernando de la Rúa y su ex vicepresidente. “Aníbal también está en una posición difícil”, opina por su parte la diputada nacional Irma Parentella.
“Puede haber posiciones distintas pero no puede haber enfrentamientos entre Aníbal y Chacho. Tenemos que fortalecer el Gobierno de la Ciudad”, afirma Alessandro a este diario.
Para el funcionario porteño Eduardo Jozami, “el Frente tiene que recostarse más en el Gobierno de la Ciudad”. Jozami es uno de los más críticos a la hora de analizar al Frepaso: “Estamos frente a una de las crisis más profundas, hay que recuperar el espacio del frente y salvarlo de la disgregación”, dice. “¿Cómo puede ser que la mayoría de los militantes del Frepaso estuvo a favor del último paro y la conducción estaba en contra?”, se pregunta Jozami para marcar las distancias entre bases y dirigentes partidarios.
Para la diputada Parentella, la crisis de la agrupación tiene mucho que ver “con que dirigentes importantes tuvieron dificultades en la gestión de gobierno”. El bloque parlamentario es el principal escenario en el que se discuten las diferencias; sin embargo todos extrañan la palabra de Alvarez. “A todos nos incomoda el silencio de Chacho, pero él está en una encrucijada, el Gobierno es un hijo suyo y no puede realizar muchas medidas en su contra”, dice Parentella, para quien el ex vice “pagó uncosto muy alto por acompañar medidas muy duras que no dieron los resultados esperados”.
“Si un dirigente no aparece cuando toda la sociedad está esperando sus definiciones, corre el riesgo de caer en el ostracismo. El silencio de Chacho se está prolongando demasiado”, afirma Jozami.
Al margen del silencio de su líder, o quizá precisamente por eso, los frentistas están siendo acorralados por el discurso cada vez más posibilista de los economistas. “El equipo económico ha cometido muchos errores y debería dejar de amenazarnos con el caos o con la caída del blindaje financiero si no votamos a libro cerrado sus propuestas. No deberían olvidar que a De la Rúa lo votó la gente que el mismo castigó y hay un límite para continuar con esa política”, afirma Parentella.
Aunque la mayoría de los frentistas sostienen que no levantan posiciones rupturistas y que se plantean “recrear y fortalecer la Alianza”, lo cierto es que vienen siendo tironeados por todas las fuerzas políticas, incluidas intensas gestiones que el ex gobernador bonaerense Eduardo Duhalde realizó para sumar algunos disidentes a sus huestes. “Más que el futuro de nuestra fuerza política, me preocupa no defraudar a la gente que esperaba un cambio fuerte a lo que representaba el menemismo”, concluye Parentella.

 


 

LA CRISIS DE IDEAS SEGUN DARIO ALESSANDRO
Quince días para un propuesta

Por S. K.

“Nadie aporta propuestas concretas para salir de la crisis y mejorar la situación. El Frepaso está en la misma situación.” El diagnóstico es de Darío Alessandro, jefe de la bancada aliancista en Diputados y mano derecha del líder frepasista Carlos “Chacho” Alvarez, que ve una verdadera crisis de ideas tanto en el Gobierno como en la oposición. “La falta de respuestas positivas a los problemas del país es de toda la dirigencia política”, especifica Alessandro, “y también del Frepaso. Nosotros integramos el Gobierno y si no encontramos soluciones es también por falta de propuestas nuestras”. ¿Cuándo deberían aparecer estas propuestas? Para el diputado frepasista, la prioridad es el blindaje financiero y evitar el riesgo de default: “Son quince días que resultan esenciales. Las soluciones o son rápidas o no son soluciones”.
–No parece que todos estén de acuerdo en su partido. El Frepaso tiene actitudes cada vez más divididas.
–En el Frepaso, esta falta de resolución de los problemas económicos y sociales, esta situación de un gobierno que no encuentra el camino, es un caldo de cultivo lógico para la discusión política. La solución es encontrar respuestas dentro de la Alianza y del Gobierno. La gente quiere soluciones pero no quiere la Alianza rota porque sabe que eso no arregla los problemas, sino que crea un vacío que ocuparía el partido que gobernó antes y que creó estos problemas.
–¿Es posible que el Frepaso aporte estas soluciones?
–No debe ser apenas algo voluntarista sino un plan político, un aporte de ideas políticas y económicas para salir adelante y no seguir en esta situación. Una vez superada la crisis financiera, hay que hacer propuestas concretas, con protección social, mejor calidad institucional. O sea tratando temas como la financiación de la política, el cambio de una Justicia como la argentina, que todos sabemos que es inoperante, el tema del Senado y las legislaturas provinciales. Además de la mejora económica, hay que mostrar un cambio en las reglas de la política y el funcionamiento de las instituciones. Resolver los problemas del Frepaso pasa por resolver los problemas de la Alianza y el Gobierno.
–Pero, ¿la resolución de todos los problemas del país queda para después de la crisis financiera?
–La solución de la crisis tiene que ser rápida o no es solución. A eso apuntan el blindaje financiero y las medidas del Gobierno. Estamos hablando de quince días. Planteo una agenda para la post-crisis financiera para apuntalar el compromiso con la gente de la Alianza.
–La oposición no parece dispuesta a darles ni ese plazo.
–El paro general no aporta ninguna solución a los problemas del país. Este gobierno no necesita paros para percibir que hay una situación problemática. Argentina está en una crisis coyuntural, financiera, externa que hay que pasar y superar. Lo que hay que hacer es aportar para pasarla y poder volver a crecer. Más que un diagnóstico, que es lo que hacen con un paro, necesitamos aportes. Los sindicalistas testimonian con el paro una insatisfacción que existe, que es real. Pero por otro lado hay un sector del justicialismo que juega a favor del paro, que le da un lado político. Tratan de debilitar al Gobierno, y en esta coyuntura llena de negociaciones difíciles con el sector externo esto es debilitar a Argentina no al gobierno de la Alianza.

 

 

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