| Por F.C.
 Cerrada la complicadísima negociación del Gobierno con los gobernadores del PJ para que acepten congelar sus gastos por cinco años, ahora los ojos de los enviados del FMI estarán atentos a lo que suceda en Diputados con la reforma previsional para dar vía libre al esperado blindaje financiero. Pero las perspectivas para el Gobierno no son nada alentadoras. El PJ ya adelantó su negativa. Los aliados del Frepaso �como reveló ayer Página/12� se opondrán a los principales ejes de la ley, por expresa instrucción del ex vice Carlos �Chacho� Alvarez. Y la sorpresa: el jefe del bloque radical, Horacio Pernasetti, declaró ayer que está en contra de la abolición del sistema de reparto, punto medular de la iniciativa oficial. Con todo, Economía ratificó que el proyecto hoy llegará a la Cámara baja sin modificaciones. �Tarde o temprano va a prosperar�, se esperanzó el viceministro de Economía, Mario Vicens.
Ahora el problema no son sólo los opositores, como sucedía en el caso del acuerdo con los gobernadores. El proyecto de reforma previsional que el presidente Fernando de la Rúa colocó entre los principales anuncios como condición al otorgamiento del blindaje por parte de los organismos internacionales de crédito generó toda una gama de variados rechazos. Con el gobernador Carlos Ruckauf a la cabeza, el justicialismo anticipó que varios de los ítem de la reforma le resultan indigeribles. Por ejemplo, el aumento a la edad jubilatoria de las mujeres.
Pero el hecho de que los opositores se opongan no deja de circular por los carriles de la normalidad. En cambio, bastante más complicado para la Rosada es que también se encabriten los legisladores del oficialismo, como es el caso del Frepaso. Y no sólo de los doce rebeldes que suelen mostrar posturas diferenciadas con respecto a varias iniciativas del Ejecutivo sino que sería la pose oficial del bloque.
Los frepasistas ya consideran un triunfo propio haber conseguido que De la Rúa preparara un proyecto de ley y no firmara un decreto, como se lo pedía el ministro José Luis Machinea. Pero los seguidores de Chacho Alvarez quieren ir por más. Básicamente, no aceptan tres puntos de la reforma: la eliminación del sistema de reparto y del PBU, el aumento de la edad jubilatoria de las mujeres y la quita progresiva de 10 pesos por año anticipado para las mujeres que decidan pasarse al sector pasivo. Decir eso y decir que se está en contra del proyecto que el Gobierno enviará hoy al Congreso es más o menos lo mismo.
�En función de la emergencia del país no se puede legislar en forma irresponsable sobre el futuro de la gente�, explicó ayer el diputado José Vitar la posición del Frepaso. En la fuerza de Alvarez entienden que sus objeciones no pondrán en peligro el millonario blindaje, vital según el Gobierno para dejar atrás la crisis económica. �En una economía globalizada, el Fondo de ninguna manera puede dejar caer a la Argentina. El blindaje sale de cualquier forma�, sostenía un dirigente cercano al ex vicepresidente quien, con la reforma, planteará su primera divergencia de importancia con De la Rúa desde su salida del Ejecutivo.
Pero en el Frepaso les cuesta admitir que se oponen de lleno a la iniciativa, para no cerrar las puertas de una negociación. �De inmediato vamos a discutir el proyecto en comisión y no tenemos problema en impulsar una rápida aprobación si nos ponemos de acuerdo�, decían en el Frepaso. El partido de Alvarez ya se anotó un poroto el fin de semana cuando consiguió que Machinea introduzca varias modificaciones al Presupuesto 2001. Entre otras cosas, 500 millones de aumento para ayuda social.
Lo que no queda claro es hasta qué punto Economía aceptará ceder ante las pretensiones frepasistas, so riesgo de desnaturalizar la reforma que le prometieron al FMI. Por ejemplo, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, admitió que la eliminación del PBU fue una promesa expresa a los organismos de crédito. Sin esa condición, la reforma ya no sería la misma. Sin embargo, para algunos hombres del oficialismo muchas de las medidas planteadas en el proyecto tienen un efecto más simbólico que efectivo paralas cuentas. Uno de ellos, por ejemplo, el de la eliminación del sistema de reparto. �La verdad es que el 95 por ciento de la gente opta por la jubilación privada�, explicaba ayer un diputado radical especialista en temas económicos. Igual llamó la atención que el catamarqueño Pernasetti saliera a mostrar su disconformidad con la desaparición del sistema público, simbólico o no. �No desaparecerá�, pronosticó el jefe de los diputados radicales, y pidió �una discusión a fondo� en la Cámara baja sobre el proyecto que lleva la firma del Presidente. Habrá que ver qué piensan los enviados del Fondo sobre tanto debate.
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