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EL TITULAR DEL BID, ENRIQUE IGLESIAS, VINO A COMPLETAR EL BLINDAJE
“Somos más optimistas que ustedes”

El Banco Interamericano de Desarrollo, una de las instituciones que participará del rescate, dice que ésta �no es la peor crisis�.

t.gif (862 bytes)  El blindaje financiero con el que Argentina tranquilizará a sus acreedores superará los 20 mil millones de dólares. Así lo estimó, de visita en Buenos Aires, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Enrique Iglesias, quien consideró que el reaseguro podría ser anunciado antes de fin de año. En tanto, con la llegada ayer de Tomás Raichmann, dieron comienzo las reuniones de consulta que la delegación del FMI mantendrá con el Gobierno con miras a asegurar las últimas metas antes del desembolso del crédito.
Según indicó a este diario un alto funcionario del Ministerio de Economía, en la reunión mantenida con los veedores del Fondo se analizaron las proyecciones macroeconómicas y, en especial, los gastos de las provincias. El titular del BID declaró que “en este momento hay una excelente predisposición de los organismos internacionales para ayudar a la Argentina”. Aunque el funcionario no lo diga, se teme el efecto contagio de una posible crisis de pagos argentina sobre los países de la región. Además, un default de Argentina mellaría también la credibilidad de los instituciones multilaterales de crédito, las que durante casi una década ensalzaron las reformas estructurales impulsadas en el país. Quizá por ello, Iglesias afirmó que “existe un gran apoyo externo para la Argentina” que se traducirá en que el “blindaje” podría superar los 20 mil millones de dólares. “En la comunidad internacional hay mucha confianza en la Argentina, se conocen los problemas y se sabe que es difícil la situación, pero ustedes tienen todos los elementos para salir”, agregó el banquero.
Sobre los actuales avatares de la economía local, el funcionario del BID consideró que se debe en parte a la existencia de un fuerte componente externo y afirmó que “no es la peor crisis ni mucho menos”, por la que el país ha atravesado. “Nosotros somos mucho más optimistas que ustedes”, matizó. Sobre el destino del “blindaje”, aseveró que “tiene que funcionar como un escudo de reserva y así provocar la caída de la tasa de interés como en todos los procesos de ajuste que ocurrieron en el pasado”. Sobre este punto insistió en que el apoyo internacional permitirá que Argentina recupere “la confianza” de los mercados e inversores mundiales.
El equipo económico también interpreta que la consecución del blindaje aportará a ganar una mayor confianza en los “mercados” financieros y, en consecuencia, podrá en marcha el círculo virtuoso de baja de tasa de interés y crecimiento.
Cuando mañana la demorada misión veedora del FMI se complete con el arribo del jefe de Raichmann, la subdirectora para el Hemisferio Occidental, Teresa Ter Minassian, el equipo de José Luis Machinea intentará mostrarle que todas las exigencias fueron cumplidas. La carta principal, el pacto fiscal que congela los gastos provinciales, ya fue jugada y sólo restan acordar los montos que involucrará el blindaje, así como los plazos de otorgamiento de los desembolsos. Se descuenta que el aumento del déficit presupuestario para el 2001 de los 4800 millones de pesos iniciales a 7000 millones, no afectará la aprobación del FMI, pues la nueva meta fue decidida con el aval previo del organismo.
El equipo del FMI ya está instalado en sus oficinas permanentes en el Banco Central, donde esta semana recibirá a una delegación del justicialismo, a quienes buscar{a convencer de apoyar las reformas que lleva a cabo el gobierno.
Ayer los mercados no mostraron definiciones frente al inminente blindaje ni sobre el aumento del déficit. Algunos operadores estimaron que el buen humor por el apoyo financiero internacional se licuó por el nerviosismo de Wall Street. Al cierre de las cotizaciones el riesgo país descendió 3 puntos básicos, en tanto el Merval terminó sin cambios.

“No resolverá los problemas”

“Creer que el blindaje financiero resolverá todos los problemas es vivir en una aldea”, desafió ayer Martín Redrado, al exponer las perspectivas económicas de la Fundación Capital –de la cual es titular– para 2001. El panorama descripto da poco lugar al optimismo. Redrado proyectó un crecimiento de 1,6 por ciento el próximo año, con una tasa de desempleo en torno al 15,5 por ciento y un crecimiento de las exportaciones reales de sólo 4 puntos. El crédito de 25 a 27 mil millones de dólares del FMI y otros organismos y bancos no solucionará los aspectos de fondo, según la opinión del consultor. “Es útil para convencer a los mercados de que no existe el riesgo de default. Pero el blindaje no alcanza para bajar significativamente el riesgo país”, sentenció.
Los economistas de la Fundación Capital hicieron hincapié “en la falta de convicción de las autoridades para sostener el rumbo económico”. “No está claro cuál es la estrategia. Machinea primero dijo que la solvencia fiscal era imprescindible para lograr el crecimiento. Por eso ajustó el gasto, aumentó impuestos y bajó salarios. Pero ahora el Gobierno anuncia una ampliación del déficit, con el argumento de que mayor gasto aumentará el crecimiento y eso traerá la solvencia fiscal”, cuestionó el economista Carlos Pérez, quien enfatizó que mantener un déficit creciente es “inconsistente con un sistema de tipo de cambio fijo”.
La advertencia de la Fundación Capital es que el blindaje disipará por un tiempo el temor de los inversores al default (cesación de pagos), pero mientras no se elimine el déficit fiscal esa incertidumbre volverá tarde o temprano. En esa línea, también señalaron que Argentina no logrará atraer inversiones si no soluciona problemas estructurales, como los elevados costos del sistema financiero e impositivos. “Pensar que habrá una vuelta de capitales por una baja circunstancial del riesgo país (provocada por el auxilio financiero) es una idea bastante simplista”, añadió Redrado.
El economista apuntó que el contexto internacional tampoco ayuda para generar un aumento sustancial de las inversiones. “Hay que tener en cuenta que hubo un cambio profundo en los flujos de capitales hacia los mercados emergentes”, puntualizó Redrado. “Desde el default ruso –continuó–, los inversores son muy cautelosos y selectivos para destinar los fondos que administran. Argentina en este momento no es una opción que les resulte atractiva.” En conclusión, el crédito de blindaje será insuficiente para cambiar esa situación, por lo que la Fundación Capital estima que la economía mostrará pocas mejoras el próximo año.

 

OPINION

Por Claudio Lozano *

El blindaje posterga la agonía

Las transformaciones de la última década han impuesto una dinámica tal donde el crecimiento del endeudamiento externo (público y privado) supera con creces la evolución de la economía. No es necesario profundizar demasiado el análisis para entender que esta evidencia despierta suspicacias en los acreedores. Ese funcionamiento adquiere particular gravedad a partir de 30 meses de recesión (durante ellos, la deuda se sigue expandiendo y la economía se mantiene estancada) y más aún cuando luego de 11 meses de nuevo gobierno la situación no se ha modificado.
En términos muy concretos, considerando el período ‘91/’99, el endeudamiento crece a una tasa del 11,47 por ciento anual acumulativo mientras el PBI lo hace a apenas el 4,87 por ciento. Las condiciones internacionales que a comienzos de los ‘90 le dieron contexto y viabilidad al régimen de Convertibilidad se han invertido y exhiben un cuadro absolutamente negativo. Precios internacionales menores para nuestros productos (con la excepción del petróleo), menor disponibilidad de fondos para los mercados emergentes y más altas tasas de interés, el dólar se encarece con respecto al resto de las monedas, afectando la competitividad local, y la relación con el Brasil no atraviesa el mejor de sus momentos.
La crisis política adquiere una especial magnitud, evidenciando en sólo 11 meses una espectacular dilapidación de la legitimidad del nuevo gobierno. Crisis asociada a un dato elemental: el gobierno asumió bajo la expectativa social de rectificar la herencia recibida y sin embargo exhibe una evidente continuidad con la gestión anterior.
En este cuadro, el tan mentado “blindaje financiero” sólo otorga garantías de “corto plazo” a los dueños de nuestra deuda. Sin embargo, es adecuado observar que no resuelve en absoluto ninguna de las claves de la crisis que hasta aquí hemos expuesto. El contenido desregulador de la política en vigencia y la afirmación de un cuadro que exhibe una dolarización de hecho con la consecuente renuncia a la política económica definen que no queda instrumento con que encarar tamaña tarea y que nada de esto se encuentra en la agenda oficial. Por último, la crisis política no hace más que agravarse, ya que las definiciones tomadas suponen la concesión de un mayor oxígeno presupuestario a cambio de reformas estructurales que transforman a la sociedad en un costo a ser reducido por vía de una mayor regresividad en la política fiscal, reducción del haber de los futuros jubilados, así como la privatización del sistema de salud.
Como si esto fuese poco, la política económica oficial sigue asociando el crecimiento a una expectativa de ingreso de capitales (ilusión limitada por las escasas actividades rentables que exhibe el país en el contexto de fuerte limitación que la situación internacional le impone al régimen de Convertibilidad) y al dinamismo de un sector exportador que representa sólo el 9 por ciento del PBI y donde apenas 300 empresas concentran el 85 por ciento del total exportado. En estos términos, el blindaje sólo posterga la agonía y termina inmolando en el altar de la solvencia de corto plazo la propia posibilidad de la política económica.
La contundencia del paro nacional de 36 horas revela la existencia de consenso para pensar el futuro de otra manera. ¿No puede Argentina transformar el excedente disponible, hoy bajo la forma de encajes excesivos del sistema financiero, en fondos de garantía para un blindaje con menores costos y menor condicionalidad? ¿No se puede pensar algo similar con los depósitos de argentinos en el exterior? ¿No puede obligarse a las AFJP a bajar la tasa a la cual le prestan al Estado? Si Argentina debe crecer a tasas significativas, ¿esto no exige ampliar la demanda interna? Ampliar la demanda interna, ¿no exige redistribuir progresivamente los ingresos a efectos de que consuman quienes están en situación de infraconsumo? ¿No es imprescindible limitar el ingreso de importados? ¿No se puede pensar de otra manera? Sí, se debe.

* Director del Instituto de Estudios y Formación de la CTA.

 

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