Por
Hilda Cabrera
No
fue únicamente la conmemoración del centenario de la muerte
de Oscar Wilde lo que llevó a la actriz, dramaturgista y directora
teatral Andrea Chacón a montar este año una versión
de la célebre Salomé, obra clave del simbolismo británico,
y acaso la de mayor ruptura formal del poeta, narrador y dramaturgo irlandés,
que murió pobremente a los 46 años, el 30 de noviembre de
1900. Esta pieza de 1891, prohibida en Londres y estrenada por Sarah Bernhardt
en París en 1894, atrapó a Chacón bastante tiempo
atrás, después de haber leído el Herodias
de Gustave Flaubert, y sobre todo la correspondencia del autor de Madame
Bovary con la poeta Louise Colet. Fue así que, luego de unos primeros
trabajos experimentales, decidió un año atrás montar
otra Salomé, su tercera puesta, si se tienen en cuenta las anteriores
Nonsense y Camino de cardos.
De la Salomé que Chacón y el grupo Luba estrenaron este
año en El Excéntrico de la 18º podrán verse
ahora sólo algunas escenas hoy, a las 19.30, en el Meson das Pedras,
de San Martín 687. Aquí, el grupo Quattro Quartos viene
ofreciendo un ciclo de teatro leído, que en este caso será
semimontado, en homenaje a Wilde. Ya se ofrecieron allí lecturas
de cuentos, poemas, ensayos y fragmentos de El fantasma de Canterville,
Un marido ideal y La importancia de llamarse Ernesto.
A punto de finalizar la carrera de régie en el Instituto de Arte
del Teatro Colón, Chacón mostrará en diciembre otros
trabajos en el Centro de Experimentación: La mano de Bridge (ópera
corta con música de Barber) y Ariadna en Naxos (una cantata con
música de Haydn). Esta es su faceta operística, en la que,
en cierta medida, sigue los pasos de algunos de sus maestros, entre ellos
Vivi Tellas. La historia de Salomé la princesa judía
sobre la cual los Evangelios cuentan que con el hechizo de su danza obtuvo
de Herodes Antipas, su tío, la cabeza de San Juan Bautista
inspiró a artistas e intelectuales y quedó plasmada en pinturas,
como la de Sebastiano del Piombo, y en ilustraciones como las célebres
de Beardsley. También en la ópera por Richard Strauss, y
en el ballet por Les Ballets Russes, entre otros.
Esta y otras circunstancias incidieron en la puesta de Chacón,
quien, ante tanta vida agitada, pensó en un comienzo realizar un
collage, pero después el trabajo se fue haciendo más
académico. Salomé es tan bella que no necesitaba más.
Hubo una adaptación, de modo que los personajes de voz popular,
como judíos y esclavos, aparecen a través de la narración
hecha por el paje (compuesto por Tamara Till). En el Meson das Pedras,
Chacón y el grupo Luba harán un ensayo a la italiana,
como se hace en ópera, pero con utilería de mano.
La puesta, austera, es en todo caso resultado de aquella primera comparación
que hizo Chacón de la Salomé ideada por el creador de Bouvard
y Pécuchet y la del irlandés de El retrato de Dorian Gray:
La Salomé de Wilde pide la cabeza de Juan Bautista para su
propio placer; en cambio la de Flaubert lo hace instigada por su madre,
destaca la directora. Una diferencia que no le impide descubrir un mundo
nocturno semejante en uno y otro texto: Un mundo poético,
plagado de presagios, y muy evidente en la Salomé de Wilde, donde
el tiempo parece detenido. De ahí la necesidad de imprimirles
acción a los personajes. Para ello, Chacón se auxilia con
elementos propios de la tradición oral: Pensé en los
contadores de cuentos callejeros y en las puestas circulares, que dan
idea de comunión entre artistas y público, que es para mí
la finalidad del teatro. En una primera lectura imaginé a Salomé
como la descripción de un poder en decadencia que cae preso de
su propia voracidad, pero después me di cuenta de que ahí
había mucho más. Salomé representa la belleza, la
pureza del instinto frente a la pureza de la palabra de Juan Bautista
y la imposibilidad de comprender las palabras dichas por alguien que tiene
otra visión del mundo. Ahí había una búsqueda
de ese otro Wilde que seconvierte al catolicismo poco antes de morir,
quizá porque, como escribió la poeta chilena Gabriela Mistral,
no hay arte ateo, o porque Wilde está tanto en Salomé como
en Bautista.
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