Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
ESPACIO PUBLICITARIO

“EJERCICIOS”, DE RICARDO CARREIRA (1942-1993)
Antología de un precursor

 

Un conceptualista �avant la lettre� de la década del sesenta es rescatado por la artista e investigadora Margarita Paksa y el Museo de Arte Moderno porteño, en una muestra que el MAMba exhibe con el auspicio de Página/12. Un texto del propio Carreira.

“La mercancía que se paga por la culpa es el dolor”
R. C.

Por Ricardo Carreira *

t.gif (862 bytes)  Ya no es momento de hablar de arte comprometido o de artista comprometido como exigencia moral, porque un artista con experiencias vitales y pensamientos enajenados no puede dar a nadie nada salvo una experiencia desarticulada y de baja conciencia. Supongamos por consiguiente el prototipo contrario.
El problema aparece cuando tratamos de describir los grados de efectividad de ese arte.
Es necesario aclarar antes para trabajar algunos supuestos: la especificidad del arte como estructura institucional y como función social.
La especificidad como institución es su ambigüedad institucional. En la mayor parte de las otras estructuras institucionales, las relaciones de los objetos con los objetos y de las personas con los objetos, son totalmente claras, mientras que en el ámbito del arte nos encontramos con la vida (con las otras estructuras institucionales), pero sin ser la vida misma, es decir, el arte aparecería como suprainstitucional, “lo otro”, que como medio inmaterial es capaz de transcribir deshabituando a todos los otros medios, permitiendo su recorte.
La muerte muere, pero no muere o, en los casos extremos, muere realmente el protagonista (por ejemplo, el gladiador), pero no muere el espectador ni lo concreto real, cotidiano (verbigracia, su madre), es decir, el arte conflictuante, pero no –y se me escapa la palabra– comprometedor.
Porque justamente, una de las funciones del arte en la sociedad es la creación de estructuras simétricas (pero cuyo objeto no aparece enajenado) a la vida, más como una llave de entrada y salida del conflicto. El conflicto durará lo que dura la película y luego, recordando, me iré a comer pizza y entraré a mi cotidianidad, iré a mi jefe o a mi negocio. Ni temporalmente el arte es lo cotidiano y habré aguantado mi conciencia extendida y acorralada durante la obra de arte. Noté que hay conciencias que se pueden aguantar más que un dolor de muelas.
¿Qué hay que hacer entonces? Más conciencia, que no esa eludible y que no se pueda aguantar esa conciencia. Cuanto más masiva y cotidiana, mejor.
Cotidiano como mis zapatos, pero que me vaya uno muy grande y el otro, muy chico.
El pensamiento y el arte, a pesar de tener siempre su materialidad, son “de” X, pensamiento “de”. No quiero decir que sean simples signos que significan siempre igual, sino que la pared es menos importante que la pared real presente, pero cuando el objeto nombrado o la situación nombrada son revolucionarios, las palabras crecen con su objeto. Gandhi, cuando hace hambre por su voluntad, nombra a lo que todos huyen: lo acorralante e ineludible en la India.
Con arte no se hace la revolución total. El arte puede acompañar. A mayor enajenación más efectivo es el arte no enajenado. A menor libertad, el arte de la libertad es adorable. A mayor cantidad de hombres y mujeres que mueren o están dispuestos a morir, mejor el arte de la vida, la culpa y la victoria. No propongo frente a la culpa el sufrimiento de Narciso, sino la lucha solidaria.
El surrealismo se dirigió a la vida y trabajó fundamentalmente la libertad; el psicoanálisis, la culpa sexual.
Los hipase que se parecen más a los surrealistas que a los beatniks hacen aparentemente desde la vida, pero dentro de la sociedad siguen siendo “lo otro”, una simetría superestructural, reflejo de profundas necesidades enmascaradas en lo cotidiano ahogado y apresado.
Me pregunto ¿ha aparecido una nueva moralidad total con el psicoanálisis? Todavía no. Por ejemplo, existe el matrimonio. ¿Hemos llegado a la libertad? No. Por ejemplo, no hablamos en los colectivos.
Pero sin embargo el psicoanálisis y el surrealismo ayudaron a desarticular el capitalismo.
Cuando dije antes que la conciencia es más fácil de aguantar que un dolor de muelas, no siempre es así. El sexo se lo vive con culpa, a la libertad no se la vive y comer, se come con vergüenza.
El capitalismo es violación, posesión, sexualidad desenfrenada y traición de Caín y Abel. Robo al hermano, traición y culpa gregaria.
Necesita pagar. Y me pregunto: a pesar de todas las instituciones simétricas que crea, jurídicas, políticas, militares, tranquilizan, justifican, ordenan, pero no pagan, adonde va a parar esa culpa.
Hay datos patológicos importantes de la culpa en el sexo y la represión de todo tipo de libertad (pues el hombre enajenado solo vive todos sus gestos ya institucionalizados) o vale la pena nombrarlos.
Pero ¿qué me dicen de comer? No podemos admitir a un hombre elegantemente vestido comiendo pizza por la calle. Y con respecto al arte, aclaro que pienso que es importantísima la investigación llamada formal.
(La muestra “Ejercicios”, de Carreira, sigue en el Museo de Arte Moderno –avenida San Juan 350– hasta fines de enero de 2001.)

* Este texto de 1968, “Compromiso y arte”, integra el CD Rom Ricardo Carreira, vida y obra (recientemente editado), de Margarita Paksa, que forma parte de una investigación más extensa –codirigida por Paksa y Enrique Oteiza– sobre los inicios del arte conceptual en la Argentina, radicada en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de La Plata, Secretaría de Ciencia y Técnica.

Breves datos biográficos
Ricardo Carreira nació en Buenos Aires el 23 de diciembre de 1942. Se lo suele definir como artista, trotskista, anarquista, alquimista, libertario, hereje, poeta y loco. Salió al ruedo en 1966, con varias exposiciones, de un tipo especial de obra que años después dio en llamarse “arte conceptual”, y estuvo relacionado con el Di Tella. Avanzó hacia la politización del arte y ese mismo año es invitado al Premio Ver y Estimar en el Museo de Arte Moderno. También participa en la exposición “Plástica con plásticos”, organizada por la Cámara de la Industria Plástica. Allí presenta la obra de la foto. En 1967 participa de las Experiencias Visuales del Di Tella. Exhibe en el Premio Braque. Al año siguiente participa de la destrucción del retrato de Kennedy en el Salón Ver y Estimar. Participa también de los incidentes del Premio Braque en el Museo Nacional de Bellas Artes, que terminaron con la cárcel para él y otros nueve artistas. Forma parte del grupo inicial de “Tucumán Arde”. Integró el grupo de artistas que exhibió en el CAYC a fines de los setenta y comienzos de los ochenta. En 1989 participa en el libro No al indulto, la obediencia debida y el punto final, organizado por León Ferrari, Fernando Bedoya y Emei. En 1990 forma parte de la muestra “Los coleccionistas”, organizada por Mónica Guariglio en el Centro Cultural Recoleta. Murió de septicemia el 27 de agosto de 1993.

 

Inauguran en la semana

Nora Iniesta, objetos y bordados, hoy, en Elsi del Río, Arévalo 1748.
Liliana Infanzón, Raúl Herrera, Beatriz Palmieri, Verónica Saucedo, hoy, en la galería de la Asociación Estímulo de Bellas Artes, Córdoba 701.
Marina de Caro, dibujos, mañana, en el Centro Cultural Borges, Viamonte y San Martín.
Haby Bonomo, “Paisajes de nuestro río”, pinturas, mañana, en el Centro Recoleta, Junín 1930.
Daniel Sivak, fotos, el jueves 30, en la Sociedad Hebraica Argentina, Sarmiento 2233.
Isaac Lerer, “Recordando y hoy”, obra reciente, curada por Fabiana Barreda; el jueves 30, en Espacio de Arte, Santa Fe 2647, 1 C.
Martin Naylor, pintor inglés, y Marianne Strom, fotógrafa e historiadora sueca, el jueves 30, en el Centro Recoleta.
“El arte ilustra a la ciencia”, las tapas del suplemento Futuro de Página/12, diseñadas por Alberto Otamendi, el sábado 2 de diciembre, en el Planetario, Avenida Belisario y Figueroa Alcorta.

Un Benedit ecológico

Mañana, en la galería Ruth Benzacar (Florida 1000) se muestra “Fitotrón II”, obra clave en la trayectoria de Luis F. Benedit. La obra, que tiene sus antecedentes en el primer “Fitotrón” de 1972, es la recreación de un sistema de hidroponia, que provee a las plantas del alimento que necesitan mediante la disolución de sales minerales y otras sustancias en el agua. En este caso, la estructura de vidrio tiene mayores dimensiones y la tecnología es más avanzada con respecto a la primera versión. Luis F. Benedit realizó en 1968 su primer hábitat animal en la muestra “Tuttovetro y los pescados”, que consistía en objetos de vidrio con agua y pescados vivos, en la exposición “Materiales, Nuevas Técnicas, Nuevas Expresiones”, exhibida en el Museo Nacional de Bellas Artes. Ese mismo año expuso sus “Microzoo”, en donde intervenían insectos, peces y reptiles vivos. Luego fue invitado a la XXXV Bienal de Venecia. El “Fitotrón” fue consecuencia de estos trabajos artístico biológicos y se exhibió en el MoMA de Nueva York en 1972. Simultáneamente, se inaugura “Variaciones “, intervenciones de los rosarinos Dolores Zinny y Juan Maidagan, quienes residen en Nueva York.

 

KIOSCO12

PRINCIPAL