Nadie va a juzgar a una
cultura por el crecimiento económico, porque no da sentido a la
vida explicó el presbítero Rafael Braun, porque
toda una vida dedicada a la acumulación de bienes materiales que
no me puedo llevar cuando muera, no tiene sentido. No se trataba
de una misa del padre Braun, sino de su intervención ayer en el
seminario organizado por IDEA. Y su público no estaba formado por
familias y beatas, sino por empresarios reunidos para escuchar algunas
dudas sobre la cultura política del país y sus perspectivas,
lo cual abrió una variante en cuanto a las temáticas más
comunes en estos seminarios.
Al referirse al aspecto económico, Braun afirmó que aún
tenía menos sentido cuando esta acumulación no era
equitativa, no tenía un sentido comunitario. El presbítero
aclaró que era partidario de la libertad, en el plano político
y en el de los mercados, pero subrayó que el capitalismo, que surgió
alrededor de la idea del progreso, había perdido su
rumbo luego de las dos guerras mundiales y que también había
caído la utopía comunista con el derrumbe de la URSS en
1989, o sea, concluyó que el mundo moderno no tiene metas trascendentes.
El tema central del seminario organizado por el organismo empresario que
preside el empresario del grupo SOCMA Jorge Aguado fue Pensando
en la Argentina del siglo XXI y se organizó en cuatro paneles.
El primero de ellos, integrado por Enrique Valiente Noailles, colaborador
del diario La Nación, y Miguel Wiñazki, director de la carrera
de Periodismo de la Universidad de Belgrano se refirió a Los
valores de la sociedad. En el segundo panel, sobre La economía
del progreso social, participaron Luisa Montuschi, coordinadora
del master en Dirección de Empresas de la Universidad del CEMA,
y Roberto Cortés Conde, profesor en Historia Económica de
la Universidad de San Andrés. El padre Rafael Braun, del Consejo
de redacción de la revista Criterio y Carlos Floria, profesor de
política internacional en la Universidad de San Andrés y
en la UBA, se refirieron a La importancia de la cultura, en
tanto que Andrew Graham Yooll, editor del Buenos Aires Herald, y Bartolomé
de Vedia, jefe de editoriales de La Nación, reflexionaron sobre
La trascendencia y responsabilidad del periodismo.
Montuschi, experta en macroeconomía, explicó el desempleo
como uno de los problemas emergentes de la transición de
la vieja a la nueva economía y señaló que es
fundamental la educación para la readaptación del trabajador
a las nuevas tecnologías. Cortés Conde, ex jefe de
Gabinete de Juan Llach, discutió el llamado fin de las ideologías
y de los conflictos, para destacar que esto no era tan simple y
que existían problemas como la exclusión social que no se
resuelven solos. Lo cierto apuntó es que no hay
nada en el mundo que garantice la resolución del conflicto entre
equidad y eficiencia.
Floria partió de la idea del Estado como fuerza disciplinadora
de la sociedad, pero se preguntó ¿cuál fuerza?,
para responderse: La que emana de la ley. ¿Pero
cual ley?, repreguntó. La que reposa en el consenso
de la sociedad, esto es la legitimidad. Floria advirtió que
si no se respetan esos pasos, es posible retornar a los estadios anteriores:
la ley sin legitimidad o la fuerza sin ley, porque, consideró,
la democracia no es un hecho de la naturaleza, sino una consecuencia
de la cultura política.
Graham Yooll puntualizó que le resultaba incómodo referirse
a la trascendencia y la responsabilidad del periodismo porque por
su misma esencia, llenar páginas que después de tres horas
servirán para envolver la basura, el periodismo no puede ser trascendente.
Explicó que por su velocidad para captar los cambios que se producen
en la realidad, se crea el espejismo de que es más responsable,
pero en realidad la gente le asigna responsabilidades que dejan vacías
otras instituciones. De Vedia aclaró que en la actualidad,
muchas veces la información se despega del periodista.
El caudal informativo es tan grande y atraviesa tantasintermediaciones
que finalmente tiene poco que ver con el periodista que la redactó.
Una cuestión
de educación
El tema del desempleo fue abordado por la italiana Luis Montuschi,
quien centró su análisis en la necesaria readaptación
de los trabajadores a las nuevas exigencias. En el pasado
recordó, las reasignaciones laborales se producían
sólo en determinados sectores. En la sociedad actual, este
trasvasamiento sectorial no es posible, pues el cambio técnico
se extiende a todos los ámbitos de la producción.
Por ello es fundamental salir de las políticas laborales
pasivas, basadas en subsidios y que convierten al desocupado transitorio
en estructural, con la consecuente pérdida de capacidades
productivas, para pasar a una nueva dimensión de políticas
laborales activas, basada en la readaptación del trabajador
a las nuevas tecnologías y el desarrollo de la capacidad
de aprender con esas nuevas tecnologías. Puntualizó
que necesariamente esta transición demanda una nueva
estructura de la educación, más aún cuando
la Argentina se encuentra en los albores de la sociedad de
la información, proceso facilitado por la desregulación
y las privatizaciones.
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Rebajas en las
tarifas abonado llamante paga
Llamar al móvil es menos caro
Por acuerdo con
las empresas prestadoras, la Secretaría de Comunicaciones estableció
una rebaja del 10 por ciento en el costo de las llamadas que se realizan
a teléfonos celulares. A partir de la puesta en vigencia del servicio
abonado llamante paga (CPP) y la posterior desregulación
de la telefonía móvil (desde el año pasado), las
compañías fijaron un valor de 35 centavos por minuto (más
IVA) en horas pico (de 8 a 20), que mediante el acuerdo mencionado se
reducirá a 31,5 centavos desde el 1º de enero próximo.
Fuera de horario pico, la tarifa será de 20 centavos.
El acuerdo fue suscripto por las prestadoras Personal, Unifon, CTI, Movicom
y Nextel, además de Telefónica y Telecom como licenciatarias
de telefonía fija, que son las que cobran la tarifa a sus clientes
por cuenta de las primeras. A través del mismo se determina, además,
que a partir del 1º de enero del 2002 las llamadas desde teléfonos
públicos a celulares también pagarán la tarifa de
comunicaciones móviles.
El secretario de Comunicaciones, Henoch Aguiar, había tanteado
a las empresas a partir de junio buscando rebajas negociadas, en una tarifa
que se ubica bastante por encima de los valores internacionales. Las negociaciones
se aceleraron en los últimos sesenta días, ya ante la inminencia
de la desregulación total de la telefonía fija. Finalmente,
ayer alumbró el acuerdo.
El plan de reducción de precios quedó reflejado en el siguiente
esquema:
A partir del 1º de enero
de 2001: 31,5 centavos por minuto en horario pico y 20 centavos en no
pico.
A partir del 1º de julio
de 2001: 30 centavos por minuto en horario pico.
A partir del 1º de enero
de 2002, con vigencia hasta el 31 de diciembre: 28 centavos por minuto
en horario pico. En horario no pico, la tarifa se mantendrá hasta
esa última fecha en 20 centavos.
Las empresas firmantes se comprometieron a analizar, durante el segundo
semestre de 2002, la viabilidad de una mejora de precios a
aplicar a partir del año 2003.
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