No temo a las elecciones
anticipadas, aseguró ayer el premier israelí Ehud
Barak durante una tormentosa sesión de su Knesset (Parlamento).
Es afortunado que así sea, porque las elecciones anticipadas fueron
exactamente lo que se aprobó por mayoría abrumadora. El
gobierno laborista del premier había entrado en una crisis terminal
luego del estallido de la Intifada en Cisjordania y Gaza, que ayer se
cobró otros tres muertos palestinos. El premier intentó
desesperadamente formar un gobierno de unidad nacional con la derecha
del Likud, y aún ayer había rumores sobre un acuerdo. Pero
a la noche, durante el debate legislativo, Barak admitió finalmente
que no soy ciego, veo que el Knesset quiere elecciones. Su
partido se abstuvo entonces de votar, lo que resultó en que solamente
tres legisladores respaldaran el no. Ahora todavía
faltan dos nuevas lecturas para aprobar definitivamente las elecciones
anticipadas. La fecha será fijada en los próximos días,
pero parece que faltan todavía varios meses.
Esta demora significa que los malabares que Barak realizó en las
últimas semanas con el proceso de paz son más importantes
de lo que parecen. El lunes propuso llegar a un acuerdo interino para
poner fin a la violencia. En la mañana de ayer, durante una entrevista
con la radio militar, Barak recalcó que si es imposible llegar
a un acuerdo final, debemos buscar otro camino y trabajamos actualmente
sobre la posibilidad de un acuerdo final gradual. Como muestra de
su buena fe, Barak ordenó el lunes un aligeramiento del bloqueo
económico a Cisjordania y Gaza. Una fuente militar informó
ayer que una columna de 200 camiones cargados con alimentos, medicamentos
y combustible ingresó ayer en Gaza desde Israel. Sin embargo, el
gobierno israelí se rehusó a levantar la medida que más
enfurece a los palestinos: la prohibición del movimiento de personas
entre Israel y los territorios. Y, mientras tanto, la cifra de muertos
y heridos sigue aumentando.
Ayer las víctimas incluían una alta proporción de
menores de edad. Los dos muertos del día, en realidad, eran ambos
adolescentes, de 14 y 16 años. Otro joven, de trece años,
fue declarado clínicamente muerto luego de ser herido durante un
enfrentamiento con tanques israelíes. Al menos 13 palestinos fueron
heridos durante los choques, tres de ellos de gravedad. Durante el debate
ayer en el Knesset, Barak citó la violencia como el argumento definitivo
en contra de convocar elecciones anticipadas. Más temprano había
declarado que los diputados que voten a favor de elecciones anticipadas,
en una situación de emergencia con los palestinos, en la frontera
libanesa y en toda la región, darán una muestra de falta
de responsabilidad nacional. Pero nada de esto no convenció
a los legisladores de la oposición. El partido de Barak cuenta
con solamente 30 de los 120 escaños del Parlamento. Y la mayoría
de los pequeños partidos bisagra le son hostiles. Por lo tanto,
cuando el Likud se mostró decidido a forzar las elecciones, Barak
desistió. Adoptando la actitud combativa que tradicionalmente asume
ante situaciones de debilidad, disparó a sus adversarios: ¿Quieren
elecciones? Estoy dispuesto a elecciones para primer ministro y para el
Knesset. No tengo miedo, yo siempre he ganado. Había nada
menos que cinco proyectos de ley para elecciones anticipadas, y todos
fueron aprobados por mayoría absoluta: 75, 79, 70, 75 y 66 votos
respectivamente, precisó una portavoz parlamentaria.
La caída de la casa Barak no se producirá instantáneamente,
sin embargo. El premier aseguró ayer que la fecha de las elecciones
se decidiría en los próximos días en coordinación
con los otros partidos, pero la mayoría de los pronósticos
afirman que esta fecha será recién el año que viene.
El drama parlamentario de ayer representó apenas la primera de
tres votaciones necesarias para ratificar las nuevas elecciones, y las
siguientes lecturas requerirán meses más de tiempo. Un legislador
oficialista estimó que los comicios serían en julio del
año que viene, mientras que el canciller, Shlomo Ben Ami, consideró
que podría ser en abril o mayo. Un columnista resumió que
el paciente está clínicamente muerto, lo que falta
es decidir cuándo se entierra al cadáver.
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