Por Martin Kettle
*
Desde Washington
La administración Clinton
aceptó brindar una serie de reuniones sobre seguridad nacional
a los dos campos en pugna por la Casa Blanca, después que George
W. Bush renunciara a hacer un esfuerzo de alto perfil para quitar a Al
Gore del camino. Bush permanecía ayer en Austin, Texas, trabajando
en la formación de la administración-en-espera con el hombre
que nombró como su secretario general de la presidencia, Andrew
Card. El equipo de Bush dio varias señales de que decidió
bajar su tono en su avance sobre Washington, por lo menos hasta que la
Corte Suprema de Estados Unidos dé su veredicto sobre la votación
en Florida, la semana que viene.
La atmósfera política en Estados Unidos ayer seguía
asombrosamente tranquila, un día después que Gore apareciera
en televisión para pedir paciencia mientras continúa con
sus demandas judiciales por el resultado declarado en Florida. Los republicanos
creen que la opinión pública se inclina firmemente en su
dirección y que Bush sólo tiene que esperar unos pocos días
para que su victoria adquiera un aire de inevitabilidad. Las últimas
encuestas de opinión parecían apoyar esta afirmación:
un sondeo de Gallup ayer mostraba que sólo el 37 por ciento de
los norteamericanos quiere esperar un poquito más para
que se decida el resultado, comparado con el 62 por ciento que piensa
que la contienda ya duró demasiado. La encuesta determinó
que más de uno de cada tres partidarios de Gore dijeron que debía
conceder la elección, y sólo el 15 por ciento pensaba que
Gore era el verdadero ganador, comparado con el 51 por ciento
para Bush.
La vocera de Bush, Karen Hughes le dijo a los periodistas que él
deseaba que se dirigieran a él como gobernador y no
como presidente electo. Los republicanos más agresivos
no acataron la insinuación. El jefe de la bancada en la Cámara
de Representantes, Tom DeLay, emitió una declaración alabando
al Presidente electo Bush. Ayer, cuando llegó al edificio
del Capitolio en el estado de Texas, Bush restringió sus comentarios
a la prensa que lo esperaba y a la multitud a: Encantado de verlos
a todos. Luego entró en el Capitolio, donde mantuvo tres
horas de reuniones con Card y Clay Johnson, a quien nombró director
ejecutivo de su equipo de transición.
Como parte de esta orientación cautelosa, se cree que Bush postergó
durante unos días el anuncio de otros importantes nombramientos
para su administración de transición. Las designaciones
del ex titular del estado mayor conjunto, general Colin Powell, como secretario
de Estado y Condoleeza Rice como asesora de seguridad nacional probablemente
se hagan la semana que viene, pero se supo que el general Powell le dijo
a Bush que él no quería ser utilizado como instrumento en
la batalla con Gore. Nos podemos mover con bastante rapidez en un
par de áreas, pero Bush tiene que decidir el momento, dijo
ayer el candidato presidencial, Dick Cheney, que preside los trámites
de transición.
Cheney dijo también que había una buena posibilidad
de que el gabinete de Bush incluyera a demócratas. La señal
principal hasta ahora, sin embargo, es que incluirá a muchos republicanos
que trabajaron en el gabinete de su padre en 1989-93. La Casa Blanca acordó
ayer establecer reuniones diarias de seguridad nacional para ambos equipos,
después de que Gore sugiriera el arreglo.
* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère
LA
PELEA FINAL PODRIA DECIDIRSE EN ENERO
La Corte no lo decide todo
Por Javier del
Pino *
Desde Washington
La decisión que tomen
a partir del viernes los jueces de la Corte Suprema de EE.UU. no cerrará
la batalla legal por la presidencia. Aunque su veredicto puede proporcionar
un golpe de imagen a alguna de las dos partes, la revisión de la
Corte afecta sólo a cuestiones de forma con escasa traducción
práctica.
Los equipos de abogados de Bush y Gore presentaron ayer sus escritos de
alegaciones ante el máximo órgano jurídico de EE.UU.
La vista oral del próximo viernes no durará más de
una hora y media y se celebrará, como siempre, con periodistas
en la sala pero sin cámaras ni grabadoras. Los jueces han declinado
varias peticiones en especial de la cadena CNN que habían
solicitado permiso especial para retransmitir la sesión en aras
de su trascendencia histórica.
Sin embargo, la decisión de la Corte Suprema no va alterar el marcador
de votos en Florida. Los magistrados no van a analizar posibles irregularidades
en los recuentos en varios condados sino algo mucho más técnico:
decidirán si la Corte Suprema de Florida actuó incorrectamente
al alterar los plazos de presentación de resultados y al imponer
una fecha arbitraria.
Si la Corte da la razón a los jueces de Florida, los abogados de
Bush perderán el envite pero no la certificación actual
que les otorga un pequeño margen de victoria. Si la Corte arremete
en su sentencia contra los magistrados de Florida, Al Gore sólo
vería erosionada su imagen. La diferencia de votos entre los dos
candidatos seguiría siendo 537 salvo que los abogados republicanos
exijan a la Secretaría de Estado de Florida una nueva certificación
que excluya los pocos recuentos manuales incluidos en el resultado final
del pasado fin de semana.
Incluso en ese caso, la victoria de Bush sobre Gore se mantendría
por debajo de los 1000 votos, es decir, menos de lo que el vicepresidente
espera obtener si se aceptan sus impugnaciones y se recuentan las papeletas
irregulares.
Si ése llega a ser el caso y Gore logra los votos que necesita
para la victoria, comenzaría la auténtica fase decisiva
que, tras los previsibles recursos, acabaría de nuevo en la Corte
Suprema en Washington; es ahí donde los jueces sí pueden
tener la penúltima palabra en el conflicto. La última estará
en el Capitolio en la primera semana de enero.
Al margen de los trámites actuales en la Corte Suprema, prosigue
el rosario de demandas en cortes de todo tipo. A los demócratas
les preocupa especialmente el calendario en los procedimientos que requiere
su impugnación de los resultados. El juez encargado del caso, Sanders
Sauls, elegido por sorteo, es uno de los más conservadores y menos
preferidos por los demócratas. En cualquier caso, el equipo de
abogados de Gore, a la vista de la poca vivacidad que parece mostrar el
magistrado, presentó ayer una propuesta de calendario para tratar
de cerrar el proceso el 6 de diciembre, de manera que el recurso predecible
pueda acabar tramitado ante la Corte Suprema de Florida el 9 de diciembre.
Eso dejaría un margen a la Corte Suprema de Washington para su
pronunciamiento final antes de la votación de los compromisarios
9 días después.
La Corte Suprema de Florida también comenzaba ayer a estudiar la
demanda que pide la celebración de nuevas elecciones en el condado
de Palm Beach para resolver la confusión provocada por las célebres
papeletasmariposa. Por otra parte, siguen pendientes varias
batallas judiciales sobre la inclusión o la exclusión de
votos ausentes.
* De El País de Madrid, especial para Página/12.
FUE
REELECTO EN CANADA CHRETIEN
La tercera no fue la vencida
El primer ministro
canadiense Jean Chrétien sorprendió ayer a propios y ajenos
al lograr una contundente victoria en unas elecciones adelantadas cuya
convocatoria le había costado muchas críticas. Chrétien
logró así un tercer mandato consecutivo, algo que no ocurría
en el país desde la posguerra, y lo hizo con una mayoría
absoluta, que ahora será de 173 escaños en una Cámara
de los Comunes de 301 bancas. La derechista Alianza Canadiense de Stockwell
Day fracasó en su intento de convertirse en una alternativa política,
pero sus resultados confirmaron la división del país entre
el centro y oeste conservadores y la socialdemocracia de las provincias
atlánticas.
Chrétien se jugaba la carrera en estos comicios, convocados a los
tres años y medio de un gobierno de cinco sin que hubiera razones
políticas trascendentes para hacerlo de hecho, a falta de
temas importantes el debate degeneró en un juego sucio de ataques
personales. La decisión fue tomada tres meses atrás
como reacción a la emergencia del conservador Day como alternativa
nacional. El Partido Liberal estaba alto en los sondeos y, aunque lo previsible
era ir a las urnas a mediados del año próximo, Chrétien
prefirió no darle tiempo a Day para prepararse.
Cuando el 20 de enero Bill Clinton deje la presidencia de Estados Unidos,
Chrétien (que llegó al poder en 1993) será el más
veterano de los líderes de los países industrializados gracias
a este tercer mandato consecutivo que no logró ni su gran mentor,
el fallecido Pierre Elliot Trudeau. Por su parte, la Alianza, que pasó
de 58 a 66 diputados, no logró enmascarar su derrota. Day ofreció
al país un programa conservador basado en el recorte fiscal, la
reducción del papel estatal y su criticado fundamentalismo
ante el aborto y la pena de muerte. Se había lanzado a la arena
política nacional con la promesa de convertir a su partido en una
fuerza alternativa de derecha y, sobre todo, con la pretensión
de entrar con vigor en Ontario, el corazón político, económico
y demográfico del país. Pero de los 103 escaños de
Ontario, Chrétien obtuvo 100 y la Alianza dos. De haber perdido
la apuesta, Chrétien habría tenido que ceder ante su popular
ministro de Hacienda Paul Martin. Pero ahora el premier adelantó
que recién dentro de tres años se planteará si sigue
o no en la política.
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