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DICTAMEN A FAVOR EN COMISIONES DE CIENCIA Y EDUCACION DE DIPUTADOS
Se viene la primera ley científica

Con el consenso de todas las fuerzas, el proyecto pretende un sistema de Ciencia y Tecnología más articulado, centrado en planes nacionales, y un aumento del 20 por ciento anual del presupuesto.

Conicet: �Hasta ahora la ciencia sólo tenía decretos superpuestos. Va a ser la primera vez que se da carácter legal a organismos fundamentales como el Conicet�.

Por Javier Lorca

Sin rastros del polémico Plan Caputo, la primera ley nacional de Ciencia y Tecnología tiene dictamen favorable en las comisiones de Ciencia y de Educación de Diputados, además de una casi segura sanción en Senadores. El proyecto, que fue consensuado por todas las fuerzas políticas, impulsa una articulación entre los diversos organismos de investigación, incluidas las universidades; prevé el desarrollo de planes nacionales sobre los que girarán las políticas científicas; propone crear un Registro Nacional de Investigadores; pretende jerarquizar a la carrera científica otorgando una “distinción”; y contempla un aumento del 20 por ciento anual de los recursos del sector a partir de 2002. Es justamente esta última cuestión la que encontrará obstáculos en el Congreso.
“Lo más importante es que se trata de una ley. Hasta ahora la ciencia sólo tenía decretos superpuestos. Va a ser la primera vez que se da carácter legal a organismos fundamentales como el Conicet y todos los demás”, celebró, en diálogo con Página/12, la diputada Adriana Puiggrós (Alianza), presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología.
Para confeccionar este proyecto, los diputados tomaron otro que ya había sido aprobado por el Senado y cuya autoría corresponde a Humberto Salum (UCR) y otros senadores. A esa propuesta se le sumaron las de diputados de la Alianza y del PJ, además de los aportes prestados por los propios científicos en dos audiencias públicas. Después del fracaso del Plan Caputo y tras dos meses de discusión, los diputados aprobaron anteanoche, por unanimidad, el proyecto de ley. Como los senadores autores del proyecto original participaron de la discusión, se descuenta que la media sanción del Senado será ratificada.
Así, el único obstáculo que quedaría es la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados, que podrá tratar el proyecto este año o en marzo. La ley propuesta contempla que el Estado, como responsable primario del financiamiento de las actividades de investigación “arbitrará los medios para garantizar incrementos anuales sucesivos y acumulativos no inferiores al 20 por ciento anual para la Función Ciencia y Técnica, a partir del presupuesto correspondiente al año 2002”. Y, a partir de 2006, la inversión “no podrá ser inferior al equivalente al 1 por ciento del PBI”. La norma también contempla que formarán parte del financiamiento las provincias, la Ciudad de Buenos Aires, las empresas privadas, organismos no gubernamentales, y aportes públicos o privados externos. “Todos los bloques defendemos esto porque no contradice el pacto que acaban de firmar el Gobierno y las provincias para congelar el gasto. La ley no pretende que se aumente el presupuesto total, sino que las partidas para aumentarle a la ciencia surjan de una redistribución de los recursos”, se atajó Puiggrós.
Las principales novedades que aporta el proyecto son:
El sistema de Ciencia y Tecnología deberá “estructurarse en forma de red, posibilitando el funcionamiento interactivo, coordinado y flexible” de órganos políticos de asesoramiento, planificación, articulación, ejecución y evaluación; las universidades; entidades públicas y privadas.
Una nueva figura será el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. “Será el instrumento central de la política de ciencia y tecnología y tendrá como bases para su diseño: el establecimiento de líneas estratégicas; la fijación de prioridades; el diseño y desarrollo de programas nacionales, sectoriales, regionales y especiales.” Puiggrós detalló que los planes podrán ser anuales o más prolongados y que “deberán salir por acuerdo del Congreso, no por los caprichos de un funcionario”.
La ley hace hincapié en la evaluación de la actividad científica (programas, laboratorios) y de los propios investigadores por parte del Estado.
Para “cohesionar y jerarquizar” a los científicos, se indica que el Estado deberá “promover la articulación, vinculación, complementación ymovilidad horizontal de los investigadores/as; generar el Registro Nacional de Científicos y Tecnólogos; e instituir la distinción Investigador de la Nación Argentina”.
Se crearán dos nuevos órganos: el Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología (con autoridades del Conicet, la Cnea, el Inta y otros entes; y un rector de universidad nacional de cada región del país) y la Comisión Asesora para el Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (con personalidades destacadas de los diferentes actores del sistema).
Aunque ya existen, algunos órganos cobrarán fuerza al ser reconocidos por ley. Será el caso del Gabinete Científico y Tecnológico (a cargo de la Jefatura de Gabinete); el Consejo Federal de Ciencia, Tecnología e Innovación (con funcionarios de los gobiernos provinciales y porteño); y la Agencia Nacional de Promoción Científica, que deberá conseguir y administrar fondos de distintas fuentes. También seguirá funcionando la Secretaría para la Tecnología, la Ciencia y la Innovación Productiva, hoy a cargo de Dante Caputo.

 

 

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