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De la Rúa desreguló y reglamentó
por decreto el mercado de la salud

Anoche, antes de partir a México y Costa Rica, firmó el decreto que reglamenta la libre competencia entre las obras sociales sindicales y las empresas de medicina prepaga. Conflicto con la CGT.

Colombo y De la Rúa pusieron sus firmas, junto a la de Machinea, en el decreto reglamentador.

Por Diego Schurman

Poco antes de emprender su gira por México, Fernando de la Rúa firmó anoche la reglamentación del decreto de desregulación del sistema de salud, que habilita la libre competencia entre las obras sociales sindicales, las de dirección y las empresas de medicina prepagas. El Presidente abrió de esta manera un frente de tormenta con la CGT, que en los próximos días anunciará medidas de fuerza.
De la Rúa recibió el texto de manos del jefe de Gabinete, Chrystian Colombo. La reglamentación se hizo en base a un decreto firmado a mitad de año por el ahora ex vicepresidente, Carlos “Chacho” Alvarez, ya que en ese momento De la Rúa se encontraba en Europa.
La CGT oficial intentó torcer la decisión. Pero fue en vano. Representantes sindicales mantuvieron un encuentro con Colombo y el ministro de Salud, Héctor Lombardo. A la cumbre también fue invitado el superintendente de Servicios de Salud, Rubén Cano.
Los gremialistas no sólo pretenden frenar el decreto sino que además pelean por una deuda que mantiene esa cartera –a través del Fondo de Redistribución Solidaria– por los tratamientos de alta complejidad, y que estiman en 200 millones de pesos. A ese monto le suman 500 mil dólares que el Estado le adeuda al Fondo, y que es dinero perteneciente a las obras sociales y al PAMI.
La discusión por estas deudas proseguirá en los próximos días. En cambio, los funcionarios advirtieron que no habrá marcha atrás en la desregulación del sistema de salud, a pesar de la amenaza de un nuevo paro general que blandieron los sindicalistas.
Los principales aspectos del decreto, que tal como adelantó Página/12 De la Rúa firmó ayer, son:
A partir del 1º de enero de 2001, las empresas de medicina prepaga estarán habilitadas para adherir al sistema de obras sociales y competir con las entidades sindicales y de personal de dirección por un mercado de más de 11 millones de beneficiarios y que mueve 4 mil millones de pesos anuales.
Los beneficiarios del sistema estarán autorizados a traspasar de una prestadora a otra una vez al año como máximo.
El PAMI y las Fuerzas Armadas quedarán al margen del sistema.
Todas las entidades estarán obligadas a aceptar a cualquier trabajador como beneficiario. Y deberán garantizar una prestación básica –denominada Prestación Médica Obligatoria (PMO)– a cambio de un mínimo de 20 pesos per cápita.
Un fondo compensador –el conflictivo Fondo de Redistribución Solidario, y que se financia con el 10 por ciento del aporte de todos los beneficiarios del sistema– se encargará de asegurar ese piso de 20 pesos de aporte, al que muchos trabajadores de sueldos bajos no llegan.
Con un aporte adicional, por afuera de los 9 puntos que se deducen de su sueldo –3 que aporta el trabajador y 5 el empleador–, los beneficiarios podrán obtener prestaciones complementarias.
Del Fondo de Redistribución Solidaria se extraerá 1 peso por cada beneficiario para garantizar las prestaciones de alta complejidad, como los trasplantes y los tratamientos de sida, entre otros. Los sindicalistas aseguran que la AFIP no cuenta todavía con padrones confiables como para saber exactamente el dinero que deberá extractar. Y, además, aseguran que con ese peso no alcanzará para cubrir la demanda de tratamientos de alta complejidad.
Aquellas personas que se incorporen al mercado laboral serán afiliados automáticamente a la obra social afín a la actividad que desarrollarán. Allí deberán estar obligatoriamente durante 6 meses antes de quedar habilitados para optar por otra. La CGT pedía extender esa obligatoriedad a un año.

 


 

RUCKAUF ANUNCIO SU PROPIO PLAN DE OBRAS
“Al Gobierno le falta algo de ritmo”

Por Fernando Almirón

El gobernador Carlos Ruckauf dijo ayer que a la gestión del presidente Fernando de la Rúa “le falta algo de ritmo”. La frase –como todas las que dice en público el bonaerense– no fue inocente: acababa de anunciar un plan de inversión de mil millones de pesos destinados a realizar obras públicas en los próximos tres años. Ruckauf, adepto a las comparaciones, colocó sobre la mesa tres piezas con las que busca diferenciarse del gobierno nacional y posicionar su imagen presidencial. Reivindicó a Nicolás Gallo, el despedido ministro de Infraestructura del gabinete aliancista. Asimiló al abogado Luis Moreno Ocampo al contratar sus servicios como garante de la transparencia en el manejo de los fondos del proyecto. Y se lanzó a pelear, en la interna por la candidatura presidencial con su par José Manuel de la Sota, en el andarivel que mejor difunde el cordobés: el de la gestión y las realizaciones administrativas. Ruckauf dijo que su plan de reactivación generará 200 mil puestos de trabajo de un solo golpe.
Ruckauf necesitaba dotar de contenido a su permanente prédica mediática y dar una muestra efectiva de lo que él denomina como “el plan alternativo de gobierno”, con el que afirma contar. Así puso a su gente a trabajar en un proyecto que reconoce su inspiración en el plan elaborado por Gallo durante su efímera gestión al frente del Ministerio de Infraestructura de la Nación.
Gallo siempre mantuvo una excelente relación con el ministro de Obras Públicas de la provincia, Julián Domínguez, que tuvo a su cargo la elaboración del plan de obras públicas que Ruckauf presentó ayer en el hotel Panamericano ante un centenar de influyentes empresarios y una selección de funcionarios provinciales.
“Sabíamos que había una deuda en la gestión de Ruckauf que debíamos saldar”, confesó un miembro del entorno del bonaerense a Página/12. La misma fuente reconoció el nerviosismo del mandatario provincial ante la difusión que hacía el cordobés De la Sota sobre los resultados de las medidas instrumentadas en su distrito, las que le otorgaban cierta ventaja en su imagen como gobernante respecto de los demás aspirantes a la candidatura presidencial, Ruckauf entre ellos.
Con el anuncio de ayer, el gobernador bonaerense intentará otorgarle color a un mandato que hasta ahora no encendió mayores luces que brillen en la provincia de Buenos Aires. Levantar murallas en los flancos débiles de su gestión mediante un plan que promete trabajo y reactivación de los sectores productivos de la provincia, y contar con un argumento concreto que le permita sostener su permanente presión sobre el gobierno aliancista, ahora de la mano de un ex colaborador de De la Rúa.

 

 

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