Por Cledis Candelaresi
Esta madrugada Diputados se
aprestaba a dar media sanción al proyecto de Presupuesto, cuya
transformación en ley es una de las condiciones para acceder al
blindaje financiero. El proyecto, que aún debe pasar el filtro
del Senado, intenta a través de uno de sus últimos artículos
sincerar las dificultades fiscales que afronta el Gobierno, modificando
la ley de Convertibilidad Fiscal. Antes de considerar este añadido,
los legisladores protagonizaron dos acalorados debates: uno terminó
impidiendo que el Poder Ejecutivo limitara a 1 peso por voto el financiamiento
a los partidos políticos; el otro bloqueó la posibilidad
de que el Estado haga el año próximo algún pago al
concesionario nacional de los aeropuertos, grupo presidido por Eduardo
Eurnekian.
En la madrugada del miércoles Diputados aprobó en general
el proyecto, que a primera hora de la tarde comenzó a analizar
en particular, votando a favor de muchas de las modificaciones ya previstas
por el Gobierno. Entre ellas, la que prevé un déficit de
casi 7000 millones de pesos para el ejercicio 2001, superior al que José
Luis Machinea había estimado originalmente. Para no violar la ley
de Convertibilidad Fiscal, el oficialismo llevó al recinto un artículo
que admite una brecha de hasta 7 mil millones para el año próximo
y que decrece gradualmente hasta desaparecer en el 2005.
Producto del acuerdo con los gobernadores, Economía accedió
a mantener los subsidios a los combustibles patagónicos y al tabaco,
cambios que también avaló la oposición. La primera
subvención convalidada fue la que beneficiará al consumo
del gas: para el año próximo el Estado pagará a la
distribuidora sureña 100 millones de pesos como complemento del
precio. La subvención a las tabacaleras, que José Luis Machinea
admitió mantener en 186 millones de pesos, terminó trabando
la sesión tras un planteo de Marcelo López Arias. El justicialista
salteño se resistió a que la recaudación por encima
de esa cifra quede indisponible, tal como propuso Economía, por
temor a que ese dinero adicional (se estima que el año próximo
estarían en juego unos 20 millones) nunca llegue a los productores.
El temor se disipó con un añadido: ese dinero no podrá
ser tocado por Machinea y se sumará a la partida del año
próximo.
Entre los primeros puntos que encendieron el debate estuvo el que otorga
a la Jefatura de Gabinete sólidas atribuciones para modificar el
presupuesto, sin tener que sujetarse a las disposiciones de la ley de
Administración Financiera. Esta norma establece una serie de restricciones
para los administradores públicos, entre otras, la que impide deshacerse
de bienes de capital para pagar gastos corrientes. Pero, finalmente, tanto
ésta como otras facultades por ejemplo, la que le permitirá
a ese funcionario reestructurar a voluntad el Estado nacional fueron
convalidadas, de modo tal que Chrystian Colombo quedará con las
manos libres para una reorganización amplia, que incluya la prometida
eliminación de organismos públicos. Esta posible poda de
reparticiones públicas y la consiguiente razzia de empleados, sin
embargo, no se puso sobre la mesa de debate.
Lo que sí movió a discusión fue la propuesta oficial
de que el jefe de Gabinete pueda realizar modificaciones presupuestarias
para un eventual pago al concesionario de Aeropuertos Argentina
2000. Este fragmento del artículo 31 finalmente fue anulado,
a instancias de la frepasista Alicia Castro, quien detalló en el
recinto una serie de irregularidades en las que habría incurrido
el grupo adjudicatario, recordando que éste exige al Estado una
compensación superior a los 200 millones por conceptos de dudosa
validez. Su compañero de sub-bloque Ricardo Vago, el socialista
Alfredo Bravo y la justicialista Cristina Kirchner, entre otros, la secundaron
en la demanda que finalmente Baglini atendió, eliminando las líneas
que habrían permitido a Eurnekian cobrar el año próximo
algún dinero del Estado. Más acalorado aún fue el
debate sobre el artículo que fijaba en 1 peso por voto el aporte
estatal a los partidos políticos, a diferencia del presupuesto
en ejecución, que elevó esa cifra a 2,95 pesos por cada
sufragio. El presidente de la bancada oficialista, Darío Alessandro,
fue uno de los más firmes defensores de esta propuesta, argumentando
que las campañas electorales del año próximo deben
ser más cortas y modestas. El también frepasista
Rubén Guistiniani apoyó el criterio oficial recordando que,
además del Fondo Partidario Permanente, los partidos tienen respaldo
económico estatal para la impresión de boletas y la organización
de un congreso al año. Fuera de la Alianza, el apoyo vino del cavallismo,
aunque con la aclaración, a través de Alfredo Castagnón,
de que es el Estado y no las empresas privadas el que debe financiar la
política.
La posición contraria estuvo a cargo del justicialismo y de algunos
propios como Elisa Carrió, quien cuestionó el cinismo
político de buscar la subvención oficial pero, al mismo
tiempo, aceptar el aporte privado, y los compromisos que éste
genera en los funcionarios, por ejemplo, a favor de las empresas
privatizadas, admitiendo altas tarifas. La votación suprimió
ese artículo con 126 negativos y 84 a favor, y ahora la definición
del aporte estatal depende de la ley de reforma política que está
en el Senado.
El proyecto de Presupuesto, que al cierre de esta edición Diputados
continuaba discutiendo en particular, será debatido en los próximos
días por el Senado, donde el justicialismo amaga introducirle modificaciones.
Pero a pesar de esta advertencia y de que los diputados de este signo
votaron en contra tanto en general como en particular, el PJ no hará
nada que bloquee la sanción de la ley.
Pedidos del Ejecutivo
Las modificaciones a la ley de Presupuesto 2001 que propuso el
Ejecutivo son:
La meta de déficit
fiscal para el año 2001 se fija en 7000 millones de pesos,
en 5450 millones para el 2002, 3650 millones para el 2003 y en 2350
millones en el 2004, asegurándose un resultado equilibrado
en el 2005.
Incremento de 569,5 millones
de pesos en diversos programas sociales (el más favorecido
es el Programa de Empleos de Provincias, con 225 millones).
Se establece que la tasa
real de incremento del gasto público primario no podrá
superar la tasa de aumento real del PBI; y cuando esta última
resulte negativa, podrá permanecer a lo sumo constante en
moneda corriente.
El jefe de Gabinete podrá
comprometer créditos presupuestarios de ejercicios futuros
para obras a construirse mediante el sistema llave en mano,
financiadas por los constructores.
Se incrementa en 2175,9
millones de pesos el déficit del presupuesto anual (antes,
de 4819,7 millones de pesos).
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MEDIA
SANCION DEL PACTO FISCAL
El Senado hizo su aporte
El Senado aprobó
el Pacto Fiscal acordado entre la Nación y las provincias y envió
el proyecto a Diputados. La norma que congela el gasto primario de las
provincias durante 5 años y altera los anteriores montos de coparticipación
recibió el voto afirmativo de la totalidad del bloque oficialista
y la mayoría de la oposición justicialista, a excepción
de los representantes de la díscola Santa Cruz.
La norma, que todavía debe pasar por la aprobación de Diputados,
donde la mayoría oficialista permite presumir un voto favorable,
era una de las demandas del FMI para la aprobación del blindaje
financiero. La media sanción del Senado corona la negociación
del Gobierno por extender el ajuste a las provincias.
A cambio del congelamiento de los gastos provinciales, el Gobierno garantizó
a las provincias una suma fija mensual por coparticipación federal
de 1364 millones de pesos mensuales para el 2001 y 2002. Para los años
2003, 2004 y 2005 se prevé que los montos serán el promedio
de lo recaudado coparticipable en los tres años anteriores a cada
uno, garantizando la Nación un piso mínimo mensual que alcanzará
a 1400 millones en el 2003, 1440 millones en el 2004 y 1480 millones en
el 2005. El pacto, que fue firmado por 22 de los 23 gobernadores no
lo hizo el santacruceño Néstor Kirchner y por el jefe
de Gobierno porteño, tuvo un acelerado tratamiento debido a que
el acuerdo cuenta con el visto bueno del justicialismo y de la Alianza.
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