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NOVENTA ARGENTINOS PARTICIPAN EN LA PRUEBA DE UN NUEVO VIAGRA
Para levantar el honor nacional

El nuevo fármaco, en las últimas fases de investigación, ofrece expectativas de mayor eficacia y menos efectos secundarios que el actual. Sus resultados fueron presentados en un congreso internacional en Australia tras las pruebas clínicas sobre 601 hombres, 92 de los cuales son argentinos. Las ventas del Viagra en el país siguen creciendo.

Por Pedro Lipcovich

“Viagra II: la nueva generación”: así podrá llamarse la película que refleje el avance de la ciencia, infatigable en su lucha por no dejar pito sin parar. Entró en las últimas fases de investigación un fármaco que, en la misma línea de acción que el ya famoso Sildenafil, ofrece expectativas de mayor eficacia y menos efectos secundarios. La Argentina participa en un estudio multicéntrico internacional sobre este medicamento, donde 92 compatriotas están haciendo honor a la mejor tradición nacional. Actualmente, siete de cada diez casos de impotencia se remedian con este tipo de medicación oral, que de todos modos –puntualizó un especialista– “no resuelve las causas de la disfunción, pero da una respuesta rápida a lo que más angustia a los pacientes”.
El nuevo fármaco se llama Vardenafil y fue presentado el martes en la reunión de la Sociedad Internacional para el Estudio de la Impotencia (ISIR) que se realiza en Perth, Australia: un ensayo sobre 601 hombres con disfunción eréctil, a lo largo de 12 semanas, estableció que “los scores de penetración y mantenimiento de la erección eran significativamente superiores” a los obtenidos por los pacientes a quienes se administró placebos (pastillas sin efecto terapéutico utilizadas para control). “La proporción de intercursos sexuales exitosos, dureza de la erección y satisfacción general de los pacientes mejoró significativamente”, aseguró Liliana Leme, directora médica del laboratorio Bayer, que desarrolla el fármaco, cuya aparición en el mercado se prevé para 2002.
Al igual que el Sildenafil, el producto actúa inhibiendo una enzima llamada fosfodiesterasa 5, presente en los cuerpos cavernosos del pene. Esta enzima tiene la función biológica de hacer cesar la erección, de modo que su inhibición por estos fármacos no provoca de por sí la erección –que en todo caso depende del deseo sexual del sujeto–, pero contribuye a mantenerla. Sucede que hay varios tipos distintos de fosfodiesterasas, en diversos lugares del organismo y, según experimentos de laboratorio (no todavía con humanos), el Vardenafil tendría una acción más específica sobre la que está presente en el pene. “Esto permitiría obtener los mismos efectos terapéuticos con dosis menores, o emplear las mismas dosis con menos efectos colaterales”, señaló para este diario Osvaldo Mazza, jefe de la División Urología del Hospital de Clínicas, si bien destacó que “todavía faltan estudios clínicos como para establecerlo”.
Los efectos secundarios del Sildenafil son: rubor facial (por vasodilatación); dolor de cabeza (por el mismo motivo); obstrucción nasal (por congestión de la mucosa); acidez estomacal (por imperfección del cierre de la válvula que separa el estómago del esófago). “Son efectos generalmente leves, transitorios, aunque pueden obligar a limitar las dosis”, explicó el urólogo.
Mazza coordina en el Hospital de Clínicas un ensayo de Vardenafil sobre 92 pacientes, que comenzó en mayo y finalizará a mediados del año próximo: “Es un estudio de la llamada fase 3, inmediatamente anterior al pedido de aprobación por las autoridades sanitarias para su uso por el público”, señaló Mazza y anticipó que “aunque todavía no hay resultados definitivos, ya podemos decir que en los pacientes hay un alto índice de conformidad: ninguno abandonó, aunque, por las características del ensayo, las dosis que reciben pueden ser inferiores a las que necesitarían. En este tipo de tratamientos, los pacientes mismos abandonan cuando los resultados no los satisfacen”.
Los inhibidores de la fosfodiesterasa –de los cuales el único aprobado hasta ahora para su venta es el Sildenafil– son efectivos “en más del 70 por ciento de los pacientes”, precisó Mazza y observó que esta proporción varía según las causas de la impotencia: “La efectividad es mucho mayor en pacientes con disfunción de origen psicológico, y baja en disfunciones con causas orgánicas como la diabetes”. Aunque los nuevos medicamentos no fuesen en sí mismos mejores que el Sildenafil, “enriquecerán las posibilidades para pacientes cuya idiosincrasia sea más adecuada para uno u otro, así como algunos hipertensos se normalizan sólo con determinado fármaco”.
El Viagra, desde hace más de dos años, “revolucionó las posibilidades terapéuticas –afirmó Mazza–: antes se utilizaban drogas que debían inyectarse en el pene mismo. La medicación oral puede ser recetada por un médico generalista, y la derivación al especialista responde a una pregunta: ‘¿Hasta cuándo la tengo que tomar?’”.
Para responder a esa pregunta, hay que avanzar hacia las causas de la disfunción: “Si se trata de una diabetes, la no llegada de sangre a los cuerpos cavernosos del pene puede obedecer a problemas neurológicos; puede haber también factores hormonales o aspectos psicológicos que debieran resolverse”. Entretanto, el Viagra y sus perfeccionamientos “cumplen la función de restaurar la función eréctil perdida, que es la primera demanda del paciente y lo que más lo angustia”.
El Sildenafil se vende bajo receta archivada; “Requiere control médico porque no se puede tomar junto con determinados remedios para el corazón, que dieron lugar a efectos adversos a veces graves”, previno Mazza.

 

El test para saberlo

Por P.L.
Página/12 ofrece un test para que los lectores cuantifiquen su nivel de potencia sexual. Puede autoadministrarse o aplicarse en pareja, a condición de que la partenaire sepa tomar en su mano y usar ese objeto duro y largo capaz de dejar huellas imborrables: el bolígrafo.
Las preguntas se refieren a las últimas cuatro semanas; hay que sumar los puntajes de las respuestas.
A: ¿Cómo califica usted su confianza en poder lograr o mantener una erección? 1) Muy baja. 2) Baja. 3) Moderada. 4) Elevada. 5) Muy elevada. B: Cuando usted tuvo erecciones con estimulación sexual, ¿con qué frecuencia fueron suficientemente firmes para lograr la penetración? 0) Nunca tuve actividad sexual. 1) Casi nunca o nunca. 2) A veces. 3) La mayoría de las veces. 4) Casi siempre. 5) Siempre. C: Durante la relación, ¿con qué frecuencia fue capaz de mantener su erección después de penetrar a su pareja? 0) No intenté mantener relaciones sexuales. (Las demás respuestas, ídem que en B). D: ¿Cuán difícil fue mantener su erección hasta el final de la relación? 0) No intenté mantener relaciones sexuales. 1) Extremadamente difícil. 2) Muy difícil. 3) Difícil. 4) Ligeramente difícil. 5) No tuve dificultades. E: Cuando intentó tener una relación sexual, ¿con qué frecuencia fue satisfactoria para usted? (Respuestas, ídem que en C.)
Si el puntaje es 21 o menos, “puede ser señal de disfunción eréctil”, explicó Amado Bechara, a cargo del área respectiva en el Hospital Durand. El cuestionario, homologado en 30 países para autoevaluar la función sexual, “es para que lo use el médico y no tiene valor absoluto: hay gente que no tiene dificultades aunque su puntuación esté en el límite”.

El riesgo del Sildenafil

Un nuevo estudio ratificó que el Sildenafil, principio activo del Viagra, cuando se toma en combinación con nitratos (un grupo de fármacos utilizados para tratar o prevenir la cardiopatía isquémica), puede dar lugar a un cóctel potencialmente mortal. De acuerdo con una investigación publicada en el último número de la revista Circulation, esta combinación de fármacos puede causar una grave y prolongada disminución del flujo sanguíneo a través de algunas arterias coronarias ya de por sí estrechadas por la ateroesclerosis.
“La buena noticia es que el Viagra solo no disminuye significativamente el flujo sanguíneo a través de las arterias estrechadas. En los vasos normales incluso aumenta el flujo sanguíneo. El efecto negativo se produce sólo cuando se combina con nitratos”, asegura Bijoy Khandheria, cardiólogo de la Clínica Mayo y uno de los autores de la investigación. La impotencia es más frecuente entre los enfermos del corazón que están en tratamiento. “Muchos enfermos del corazón necesitan tomar nitratos y muchos de ellos quieren usar Viagra. Pero nunca deben tomarse juntos”, afirma Khandheria.

 

EN EL 2000 LAS VENTAS CRECIERON UN 70 POR CIENTO
Los extraños nuevos usuarios

Por Mariana Carbajal

Las ventas de Viagra, la famosa píldora azul contra la impotencia, no se detienen en la Argentina. A lo largo del 2000 crecieron un 70 por ciento en relación con 1999, según datos del laboratorio que importa la droga estadounidense. Sus cálculos indican que un promedio mensual de 16.000 pacientes han vuelto a sus andanzas sexuales gracias a la pastilla, a razón de una tableta por semana. Pero no sólo varones con problemas de erección estarían consumiendo la revolucionaria droga: como nuevo fenómeno se está observando entre sus compradores a hombres sin problemas de impotencia que buscan mejorar su performance en la cama.
“En el ambiente médico se sabe que hay varones que, aunque no tienen dificultades en su erección, la están tomando para mejorar su respuesta eréctil o sentirse más seguros”, señaló a Página/12 Amado Bechara, a cargo del área de Disfunciones Eréctiles del Servicio de Urología del Hospital Durand. Un fenómeno similar se está dando en los Estados Unidos, donde incluso directores de cine porno la utilizan para convertir a cualquier actor en una estrella.
“En los varones sanos, el Viagra acortaría el período refractario, es decir, el tiempo entre una eyaculación y otra”, explicó el urólogo Adolfo Casabé, director del Instituto Médico Especializado. Uno de los cambios que observó Casabé en el último año es que los pacientes “aceptan el Viagra con muchos menos temores que antes”. “Alguno que otro pregunta si trae problemas cardíacos, pero diversos estudios han demostrado que se trata de un medicamento eficaz y seguro”, destacó.
Al llegar al mercado, el Viagra revolucionó la oferta de tratamientos contra la disfunción eréctil, por ser la primera droga de vía oral con resultados efectivos para la impotencia. En la Argentina comenzó a venderse el 3 de julio de 1998 bajo el nombre comercial de Sildefil, del Laboratorio Pfizer, y poco después Bagó salió con Lumix. Aunque su desembarco en las farmacias locales generó gran expectativa, aquí no se reprodujo el record de ventas que hubo en los Estados Unidos.
Entre el Sildefil y el Lumix se venden hoy unas 64.000 píldoras mensuales, por un valor de 700.000 pesos. En esta cuenta no entran las copias de la píldora que comercializan laboratorios nacionales. “Antes del lanzamiento del Viagra, en la Argentina el mercado de productos para tratar la impotencia era de 100.000 dólares al mes. Hoy es de 1.200.000”, comparó Enrique Comesaña, médico del Laboratorio Pfizer.
El principio activo de la droga es el sildenafil, que actúa en el interior del órgano viril masculino bloqueando temporalmente una enzima que el hombre produce naturalmente y que provoca la disminución de la erección o la impotencia. La píldora no despierta el deseo y debe tomarse una hora antes de la relación sexual. No más de una por día. A diferencia de otros tratamientos, no causa erección a menos que haya estimulación sexual. Tiene una sola contraindicación absoluta: el uso concomitante con nitratos, nitritos y otros dadores de óxido nítrico.

 

 

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