Por Duncan Campbell
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Desde Tallahassee
Con los ánimos cada
vez más irritados, los políticos republicanos en Florida
tomaron ayer medidas para asegurarse que George W. Bush sea presidente
sin importar lo que suceda con las demandas legales contra su declarada
elección. Mientras el tictac del reloj sonaba cada vez más
fuerte marcando el paso de los minutos hacia la fecha final del 12 de
diciembre, los abogados demócratas tienen sus esperanzas puestas
en los jueces de Florida y la Corte Suprema de Estados Unidos. Mañana,
unas 14.000 boletas en discusión deben ser entregadas por la policía
en un camión de seguridad al juez que atiende la causa en Tallahassee.
Los demócratas quieren que estos votos sean contados y se incluyan
en el total. Pero los políticos de la Legislatura del Estado comenzaron
a flexionar sus músculos, insinuando que, sea lo que sea lo que
la corte decida, les indicarán a los miembros del Colegio Electoral
de Florida que emitan sus 25 votos por Bush.
Un comité controlado por los republicanos pasó ayer un segundo
día discutiendo si debía hacer entrar al proceso en cortocircuito
por la vía de llamar a una sesión especial de la Legislatura
del estado para que nombre a los electores que votarán a Bush.
Tanto el Senado como el Congreso del estado están controlados por
los republicanos. Los llorosos votantes del condado de Palm Beach le dijeron
al comité de su horror al darse cuenta que habían votado
por el candidato de derecha del Partido Reformista, Pat Buchanan, en lugar
de por Al Gore debido a la confusa boleta mariposa usada en
el condado. Uno por uno instaron al comité a considerar que muchos
votantes habían sido privados de sus derechos civiles, y que no
se apresuraran a nombrar a Bush. Esta resultó una evidencia más
de que la elección de Florida en muchos aspectos ha sido ineficiente
y caótica, o posiblemente peor. Muchos espectadores aplaudían
mientras los enojados votantes discutían con los 14 miembros del
comité por considerar darle a los electores del estado la autoridad
para votar por Bush. Por cierto espero que no estemos aquí
simplemente porque la campaña de Bush necesita un plan de salida
por si nuestras cortes efectivamente requieren que cada voto en Florida
sea contado, dijo el líder de los demócratas en el
Senado, Tom Rossin, haciéndose eco del temor en el campo de Gore
que Bush sea catapultado a la presidencia por los asesores de opinión
y los operadores políticos.
Uno de los republicanos del comité, Johnnie Byrd, dijo: Creo
que hay un proverbio que dice el que duda pierde. Byrd
y otros ocho republicanos del comité dijeron que si no actuaban
existía el peligro de que los votantes de Florida no fueran escuchados.
Un miembro del público, el reverendo Richard Harris, le dijo al
comité: Escuchen la voz del pueblo, agregando que si
nombraran electores para darle a Bush la presidencia, se estarían
portando como ladrones.
Los republicanos parecían cada vez más incómodos
a medida que crecían las evidencias de que a miles de votantes
de Gore no se les había contado el voto. Los votantes advirtieron
que, cuando llegaran las elecciones estatales, ellos recordarían
si los miembros del comité habían actuado apuradamente
y optado por la forma política y no la legal para elegir al presidente.
El dilema que enfrentan los políticos de Florida es que lo normal
es que el gobernador confirme a los electores estatales, y el gobernador
en este caso es Jeb, el hermano de George W. Bush.
También surgió la cuestión de la acusación
de intimidación a los votantes afro-norteamericanos. El reverendo
Jesse Jackson estuvo esta semana en Tallahassee declarando que muchos
votantes fueron intimidados por los oficiales de la policía que
estaban a cargo de los bloqueos de los caminos el día de la elección
y pedían a los votantes que se identificaran.
De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
Claves
Un juez de Florida
ordenó ayer que le envíen a Tallahassee, capital del
Estado, más de un millón de votos de los condados
de MiamiDade y Palm Beach para considerar su posible recuento
en una audiencia el sábado. Inicialmente iban a ser sólo
unos 14.000. El recuento puede dilatar aún más los
tiempos de la elección norteamericana.
Los republicanos del
Estado consideraban la posibilidad de convocar a la Legislatura
para que designe los electores que darán la victoria a su
candidato, George W. Bush. Las dos cámaras de la Legislatura
estadual tienen mayorías republicanas.
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